La batalla por el título de la temporada 2008 pasó a la historia como una de las más emocionantes, con un duelo entre Lewis Hamilton, en aquel momento piloto de McLaren, y Felipe Massa, de Ferrari, que se resolvió en el último segundo. El paulista fue campeón virtual durante 38 segundos tras cruzar la línea de meta en primer lugar, pero todo acabó cuando el inglés terminó la carrera quinto, después de haber logrado adelantar a Timo Glock en la última curva.
El ingeniero de Felipe Massa durante su etapa en Ferrari y Williams, Rob Smedley, aún recuerda los momentos en que pasaron juntos, especialmente en 2008. El brasileño y los del Cavallino Rampante llegaron a Brasil siete puntos por detrás del de McLaren, cuando al ganador se le daban tan solo diez.
"Recuerdo que nos sacaban muchos puntos, tenían un gran coche y el campeonato estaba en sus manos", dijo Smedley en un directo en Instagram en mayo de 2020. "Recuerdo haber llevado a mecánicos e ingenieros a cenar cuando aún estábamos en Italia, y les dije que teníamos que ir a Interlagos y divertirnos. Fue una forma de aliviar la presión, relajarnos y hacer la mejor carrera posible, ya que, de principio a fin, el monoplaza estuvo perfecto desde el viernes".
La locura de la última vuelta en Interlagos afectó a todos los involucrados, excepto a Massa y Smedley.
"Era completamente consciente de lo que estaba sucediendo. Nuestro ingeniero de rendimiento, Giuliano, me estaba hablando en todo momento, diciéndome dónde estaba Lewis [Hamilton], era una conversación normal, sin emociones ni nada, porque todavía estábamos trabajando".
"Estaba mirando y el GPS no era muy preciso. Entonces, tú [Felipe] cruzaste la línea de meta y los otros coches todavía estaban en la curva 12, antes de la última curva, y vi venir a Lewis. Todos comenzaron a saltar de alegría sobre mí, gritando '¡Lo logramos! ¡Lo hicimos! ¡Campeones del mundo!'. Pero vi al McLaren cruzando por delante y la gente seguía saltando sobre mí y yo diciéndoles 'no, no, no lo logramos'. Todavía estaba trabajando, tuve que lidiar con eso. Fue en ese momento cuando hablé contigo".
Smedley admitió que en cuanto se sentó, se desmoronó: "Después de eso, cuando terminó, tuve tiempo para mí, me fui a un lugar tranquilo y lloré durante aproximadamente una hora. Estuve conmigo mismo, no había nadie más allí. Recuerdo haber llamado a mi esposa, Lucy, y fue muy difícil hablar con ella porque estaba muy triste. Ese fue el momento más devastador de mi carrera hasta ahora".
10 derrotas que rompieron el corazón en la historia de la Fórmula 1
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El Gran Premio de Italia de 1967 produjo uno de los finales más igualados de la historia. Pero ese duelo al milímetro entre John Surtees y Jack Brabham ensombreció una actuación formidable de Jim Clark. El escocés lideró hasta que perdió una vuelta con una rueda pinchada en su Lotus.
Clark logró seguir y volver al liderato. Sin embargo, en la última vuelta, verá escaparse una sensacional victoria cuando tuvo que reducir la velocidad con un problema en la bomba de combustible.
En la F1 antigua, quedarse sin combustible en la última vuelta no era muy raro. Jackie Stewart perdió el Gran Premio de Bélgica de 1968 en el circuito original de Spa-Francorchamps cuando su Matra se detuvo, totalmente 'seco'.
Bruce McLaren se llevó la victoria. Stewart aun así fue cuarto, por delante de algunos coches que terminaron dos vueltas por detrás.
Jack Brabham lideraba cómodamente el Gran Premio de Gran Bretaña de 1970 en Brands Hatch en su propio coche, el Brabham BT33 azul y amarillo, hasta que también se quedó sin combustible. En Stirling's Bend, la penúltima curva, su Brabham comenzó a detenerse, y Brabham intentó llegar como fuera a la bandera a cuadros.
Brabham lo logró, pero le adelantó en el último suspiro el piloto de Lotus, Jochen Rindt.
Sería el último podio de Brabham en la F1 y la penúltima victoria de Rindt. Rindt fue originalmente descalificado por un alerón trasero supuestamente ilegal, pero después de una espera de tres horas se le devolvió el triunfo.
Después de un problema de motor para el líder Riccardo Patrese, Patrick Depailler parecía listo para ganar el Gran Premio de Sudáfrica de 1978 en Kyalami. Desgraciadamente para él, su motor Ford Tyrrell también parecía tener problemas.
Eso dio a Ronnie Peterson la oportunidad de arrebatarle la victoria. Después de un brillante duelo en la última vuelta, Peterson se puso primero y ganó.
Parecía que nadie quería ganar el Gran Premio de Mónaco de 1982. El escenario que se desarrolló en el puerto de Montecarlo no lo habría escenificado ni un niño jugando con coches de juguete.
Alain Prost lideraba hasta que comenzó a llover en la Costa Azul. Prost perdió el control de su Renault entre la chicane y Tabac, dejando toda la ventaja a Riccardo Patrese. El piloto de Brabham trompeó en la horquilla, y entregó el liderato al Ferrari de Didier Pironi, seguido de Andrea de Cesaris con el Alfa Romeo.
En la última vuelta, tanto Pironi como De Cesaris se quedaron sin combustible. Eso podría haberle dado una victoria poco probable a Derek Daly, con el Williams. Pero Daly, a quien le faltaba un alerón trasero y medio alerón delantero después de un accidente anterior, tuvo que detener su coche con problemas de caja de cambios.
Al final, Patrese logró que su Brabham volviera a funcionar después de su trompo y se llevó a casa su primera victoria en F1, una increíble.
Pironi y De Cesaris acabaron en segundo y tercer lugar, porque los cuatro coches restantes estuvieron a una vuelta o más.
¿Qué es peor que un desamor? Quizás un ridículo en el que te pones tú mismo. En la última vuelta del Gran Premio de Canadá de 1991, Mansell pilotaba tranquilamente por el Circuito Gilles Villeneuve, seguro de que la carrera estaba ganada.
Cuando comenzó a saludar a la multitud, su Williams se detuvo antes de la horquilla. Williams aseguró que Mansell había sufrido problemas eléctricos, pero después de la carrera el coche parecía funcionar bien.
Lo que pasó fue que Mansell había permitido que las revoluciones bajaran demasiado en su vuelta final y eso detuvo el monoplaza. Nelson Piquet se llevó así su última victoria en F1.
El antiguo compañero de equipo de Mansell, Damon Hill, sufrió varios sinsabores en su etapa en F1, pero ninguno fue más cruel que el del Gran Premio de Hungría de 1997. Pilotando para el modesto equipo Arrows tras salir de Williams, el vigente campeón del mundo logró acercarse a un triunfo que parecía poco probable en Hungaroring.
Hill se clasificó tercero y superó a Jacques Villeneuve al comienzo. Unas vueltas más tarde, superó al líder Michael Schumacher y comenzó a crear una ventaja, ya que sus neumáticos Bridgestone claramente funcionaban mejor ante las condiciones calientes que los Goodyear de Ferrari.
Nadie lamentaría una victoria de cuento de hadas para Hill después que tuviera que dejar Williams, pero lo que se suponía que sería una alegría histórica se convirtió en otra angustia para Arrows. Cuando faltaban tres vueltas, Hill comenzó a informar de problemas de aceleración, que empeoraron gradualmente. Hill tuvo que frenar tanto que Villeneuve logró reducir la diferencia y pasarle en la última vuelta.
Hill acabó con un segundo puesto que sabía a poco, pero a su vez logró el mejor resultado de la historia de Arrows.
Después de ser derrotado por Michael Schumacher en 2000, Mika Hakkinen y McLaren esperaban recuperarse en 2001 con el nuevo MP4-16. Sin embargo, la temporada de Hakkinen tuvo un mal comienzo, y solo logró 4 puntos en las primeras cuatro carreras.
En España, Hakkinen volvió a dejar una actuación genial. Todo parecía listo para su primera victoria de la temporada, superando a Michael Schumacher por 40 segundos, hasta que su motor se averió en la última vuelta de la carrera.
Un abatido Hakkinen volvió al pitlane montado en el coche de su compañero de equipo David Coulthard. Schumacher conseguiría su tercera victoria en cinco carreras, consolidando el camino para revalidar el título.
Cuatro años después, McLaren volvió a sufrir un drama en la última vuelta. Kimi Raikkonen lideraba el Gran Premio de Europa de 2005 en Nurburgring, pero Fernando Alonso se estaba acercando rápidamente al finlandés con el Renault.
Anteriormente, Raikkonen había sufrido un pinchazo lento en su neumático delantero derecho mientras doblaba a Jacques Villeneuve. Debido a las reglas de 2005, que obligaban a los pilotos a hacer la clasificación y la carrera con el mismo juego de neumáticos, Raikkonen no pudo cambiar el neumático dañado. Tuvo que continuar durante media carrera con vibraciones y las gomas cada vez peor, lo que costó mucho tiempo al piloto de McLaren.
Alonso se acercó en la última vuelta de la carrera, pero ni siquiera necesitó hacer un adelantamiento sobre Raikkonen. Al frenar en la primera curva, la suspensión delantera de Raikkonen finalmente se rompió después de soportar 30 vueltas de vibraciones.
Como consecuencia del cruel abandono de Raikkonen, la FIA modificó las reglas para que los pilotos pudieran cambiar un neumático dañado en carrera.
La derrota de Felipe Massa en el Gran Premio de Brasil de 2008 es la más reciente de esta lista. Y podría decirse que también es la más icónica.
En un duelo por el título inolvidable en Sao Paulo, Massa no falló en todo el fin de semana, a pesar de la presión y las expectativas del público local. El piloto de Ferrari lideró desde la pole hasta la bandera a cuadros, mientras que su rival por el título, Lewis Hamilton, tuvo una dura carrera desde el cuarto lugar de la parrilla.
Con Hamilton en sexta posición tras el aguacero que había caído, Massa parecía listo para dar a los aficionados brasileños muchos años después un mundial que celebrar, pero en la última curva de la última vuelta, Hamilton superó a Timo Glock, que sufría con neumáticos de seco en una pista mojada, para alcanar el quinto lugar y ganar su primer campeonato del mundo por un solo punto.
El corazón roto de Massa quedó a la vista de todos, pero se mantuvo digno en la derrota, lo que le valió ganarse el respeto de todo el paddock.
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