Análisis: Ferrari F1 decepciona en Miami pero aprende una lección
Ferrari volvió a ser la cuarta fuerza en el GP de Miami 2023 de F1 y las mejoras no funcionaron. Sin embargo, la situación todavía no es tan caótica.
Ferrari debe pasar página rápidamente y borrar el recuerdo de un fin de semana que podría tener efectos dañinos si no se estudia adecuadamente. La imagen que dejaron en Miami es desastrosa: Leclerc, equipado con las primeras mejoras importantes del equipo, fue totalmente incapaz de aguantar el ritmo del Haas de Kevin Magnussen.
Si nos detenemos en la imagen de la primera tanda antes de la parada en boxes, las consideraciones a extraer son sombrías: habría que tirar a la basura todas las novedades y, en lugar de intentar desarrollar el SF-23, mejor coger una hoja en blanco y empezar a dibujar las primeras líneas del monoplaza de 2024.
La realidad, afortunadamente, no es tan apocalíptica, porque a Ferrari le pilló desprevenido el nuevo asfalto del Miami International Autodrome y en Maranello no entendieron nada de nada.
El trabajo en el simulador para una carrera en específico se hace teniendo en cuenta los datos del asfalto que la FIA envía a los equipos. Sin embargo, los organizadores tomaron la decisión de reasfaltar la pista al margen del reglamento y los que, como Ferrari, llegaron al circuito con actualizaciones, perdieron el hilo del desarrollo.
Red Bull, Aston Martin y Mercedes no introdujeron cambios (a excepción de una mejor refrigeración de la unidad de potencia Mercedes), mientras que los italianos apostaron por empezar a descubrir las tan esperadas novedades que irán llegando en las próximas citas.
Con la ventaja que otorga el tiempo, dicha decisión fue un error, pero es fácil decirlo ahora: Ferrari no quería arriesgarse a introducir demasiados cambios a la misma vez en Imola, por miedo a que fuese muy complicado distinguir lo que realmente funcionaba y lo que no.
Sergio Pérez, el autor de la pole el sábado, al término de la FP3 admitió que aún no había entendido nada de la puesta a punto de su RB19. En Milton Keynes racionalizaron los datos igual que Aston Martin y Mercedes. En concreto, los alemanes fueron capaces de extraer el máximo del W14, que está a punto de ser 'desguazado' y entre la clasificación y la carrera pasaron de estar casi un segundo por detrás de Ferrari a rodar unas pocas décimas más rápido.
En definitiva, el equipo italiano perdió el control. El quinto puesto de Carlos Sainz y el séptimo de Charles Leclerc no reflejan el potencial del SF-23, que, siguiendo su senda de desarrollo, debería haberse confirmado como el gran rival de Red Bull, pero no fue así.
Está claro que Miami no ha servido para nada en Maranello: el coche prometió un gran potencial en el simulador que nunca se encontró en la pista. Fred Vasseur también admitió que no sólo había un problema con el desgaste de los neumáticos, sino que había que tener en cuenta una variación en cuanto al comportamiento del coche de una vuelta a otra.
Sainz se defendió con neumáticos medios en su primer stint y sufrió con los duros, justo lo contrario de lo que le ocurrió a Leclerc. El monegasco trató de llevar la configuración al extremo para buscar rendimiento al menos a una vuelta en seco y la estabilidad del coche le traicionó dos veces, pero desde el punto de vista del español, más conservador, las cosas fueron un poco mejor.
El Gran Premio de Miami 2023 fue una gran lección para el Cavallino, porque puso de manifiesto carencias no sólo técnicas, sino también en la organización del trabajo entre la fábrica y la pista de carreras, concretamente en la gestión del fin de semana de carreras.
Los monoplazas de este año están demostrando ser muy complejos en términos de puesta a punto y son difíciles de entender: Ferrari no parece estar en su mejor momento a la hora de extraer todo el potencial del SF-23, un coche con un comportamiento muy extraño que está volviendo locos a quienes trabajan en él.
La ventana de funcionamiento del monoplaza de color rojo, parece demasiado estrecha: el Ferrari es muy sensible y pierde mucha carga aerodinámica a medida que cambia la altura del suelo. Para cambiar radicalmente esa situación, habría que buscar reglajes muy rígidos, pero entonces el problema sería el porpoising y los pianos, sobre todo en los cambios de dirección.
El problema no es sólo aerodinámico: no es una casualidad que en Imola estrenen una suspensión trasera completamente revisada, en busca de más opciones a la hora de configurar el SF-23.
Un hecho está claro: este Ferrari aún no ha encontrado el punto cero a partir del cual empezar con el desarrollo. Y el desastre de Miami ha contribuido aún más al caos. Ahora hace falta sangre fría y lucidez con los progresos que se espera que cambien la cara del equipo en las próximas citas.
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