Ericsson temió lo peor en las últimas vueltas de la Indy 500 2022
Ericsson, ganador de la 106ª edición de las 500 Millas de Indianápolis, explicó que no podía creerse que la carrera se detuviese a falta de dos vueltas cuando tenía una gran ventaja.
Tras la última ronda de paradas de boxes en la que su compañero de equipo en Chip Ganassi Racing-Honda, Scott Dixon, que había liderado 95 vueltas, fue sancionado por exceso de velocidad en el pitlane, Marcus Ericsson salió tercero por detrás de los dos Arrow McLaren SP-Chevrolet de Felix Rosenqvist y Patricio O'Ward, pero consiguió adelantar a los dos hasta colocarse líder y abrir una ventaja de tres segundos, la mayor de toda la carrera.
En ese momento, en la vuelta 194, su compañero de equipo, Jimmie Johnson, que debutaba en la Indy 500, sufrió un accidente contra el muro en la curva 2, provocando primero la bandera amarilla y luego una bandera roja.
En el reinicio solo quedaban dos vueltas y Ericsson intentó romper el rebufo en la recta principal, mientras que O'Ward no estaba lo suficientemente cerca como para intentar el adelantamiento.
La situación fue la misma en la recta de atrás, pero el mexicano pareció pasar más cerca en las curvas 3 y 4 y en la recta principal, con un Ericsson que no podía quitárselo de encima. Cuando se acercó al pitwall para proteger el interior, O'Ward se colocó en paralelo en la primera curva.
Pero cuando el sueco giró a la derecha para coger la línea de carrera de la curva 1, el mexicano, que iba por el exterior, tuvo que soltar el acelerador para permitir que Ericsson se mantuviera por el interior.
Esa pérdida de impulso para el piloto del AMSP bastó para que Ericsson se alejara en la recta de atrás, además, antes de que llegar a la curva 3 se desplegó una nueva bandera amarilla por el accidente de Sage Karam en la curva 2.
De esta forma, Ericsson se convirtió en el segundo ganador nacido en Suecia de las 500 Millas de Indianápolis, después de Kenny Brack, y consiguió para Chip Ganassi Racing su quinto triunfo 10 años después de la cuarta victoria.
Un Ericsson eufórico y con cara de asombro explicó que no podía creerse la penúltima bandera amarilla que interrumpió la carrera: "No podía creerlo. Sentí que nunca puedes dar nada por hecho, y obviamente aún faltaban dos vueltas. Estaba rezando mucho para que no hubiera otra bandera amarilla, pero sabía que probablemente iba a haber una".
"Fue difícil volver a concentrarme, pero sabía que el coche era muy bueno, todos en el equipo #8 y Chip Ganassi Racing-Honda han hecho un gran trabajo, así que sabía que el monoplaza era lo suficientemente rápido. Pero aún así, fue difícil. Tuve que darlo todo para mantenerlos detrás".
"No puedo creerlo. Estoy muy feliz", dijo sonriente.
"Mi familia está aquí, mi madre y mi padre, mi hermano, mi novia, y Vin, que me ha apoyado toda mi carrera, y mi mánager y Alex... Todos están aquí".
"Y... no puedo creerlo", concluyó Ericsson.
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