Las consecuencias y miedos de la F1 por el accidente de Stroll

Lance Stroll volverá a la pista y participará sin ningún problema en el Gran Premio de Japón 2023 de Fórmula 1, aunque su monoplaza deberá ser reconstruido a partir del chasis de repuesto después de que quedase destrozado por su fuerte impacto en el Gran Premio de Singapur.

El canadiense acabó impactando tras pasar por encima del piano exterior de la última curva del circuito de Marina Bay a unos 240 km/h, y perdió el control del coche, estrellándose contra las barreras, y el impacto fue tan violento que finalmente chocó a más de 210 km/h.

La célula de supervivencia del Aston Martin resistió perfectamente con una deceleración estimada de 40 G. El piloto salió ileso del accidente, logró salir del cockpit sin ayuda, y solo tuvo que ser trasladado al centro médico para seguir las indicaciones de la FIA, y aunque allí recibió el 'apto' para competir ese fin de semana, tras una reunión con el equipo, decidieron abandonar la prueba porque Lance Stroll estaba dolorido por todo el cuerpo [al parecer con moratones por los cinturones].

El accidente, por espectacular que fuera, no habría dejado más secuelas que en el límite de presupuesto, con unas posibles pérdidas de 1,2 millones de dólares. Sin embargo, la dinámica de ese accidente está bajo la investigación de los técnicos de la federación internacional y será estudiada por unos comisarios especiales.

En ese impacto, que podría haber tenido consecuencias dramáticas, se produjeron dos hechos que elevaron la alarma de seguridad. Puede parecer un contrasentido, dado que Lance Stroll salió del coche por su propio pie y no se encontraba más que en un evidente estado de shock, pero los restos del AMR23 revelaron dos señales de peligro.

La rueda delantera izquierda se salió del chasis y salió volando de manera muy peligrosa, puesto que podría haber acabado en la grada, en el pitlane o contra otro monoplaza muy cercano, como el de Oscar Piastri. El australiano evitó el golpe, aunque a partir de 2018, la FIA introdujo una norma obligatoria en la que necesitaban hasta tres cables metálicos de retención en cada neumático para garantizar la seguridad y que se queden unidos en caso de que se rompan todos los brazos de suspensión.

La rotura se habría producido en los anclajes de los cables del lado del chasis, lo que confirmaría todavía más la energía que se habría liberado en el impacto, demostrando que tal vez, las velocidades de paso eran demasiado elevadas para ciertos circuitos urbanos con escapatorias limitadas.

El segundo elemento de preocupación se refiere al cono de intrusión lateral, y aunque el componente compuesto hizo perfectamente su trabajo, pero algunas fotografías tomadas de los restos del AMR23 muestran que el cono no se habría comprimido, sin absorber la violenta carga, y se habría incrustado en la barrera TecPro y en la rotación del monoplaza durante el choque se habría roto. Los técnicos de la FIA están muy atentos y preparados para estudiar los datos del accidente de Lance Stroll [recordemos que desde 2016 a raíz del halo también hay una microcámara Marelli que graba imágenes HD a 200 fotogramas por segundo todo lo que sucede en el cockpit y sus alrededores], muy conscientes de que la investigación en materia de seguridad nunca debe detenerse.

El canadiense no sufrió ninguna consecuencia del impacto de Singapur, así que los sistemas de protección del piloto funcionaron todos, pero un par de elementos llamaron la atención de los comisarios, y estamos seguros de que serán estudiados con atención.

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