Montmeló.- Enfadado, triste y decepcionado. Así se quedó Aleix Espargaró cuando el motor de su Aprilia decía basta. La moto de Noale se rompía en las primeras vueltas cuando el de Granollers rodaba con los primeros.

Espargaró hizo una sesión de clasificación brillante, metiéndose en segunda fila y con ritmo para haber peleado por la primera, pero el de Gresini era aún más optimista de cara a la carrera por el ritmo que tenía. “Estábamos para pelear con los de delante”.

El catalán confiaba en poder hacer un gran final de carrera favorecido por los problemas de gomas de los demás este fin de semana y el buen trato que la Aprilia da a los Michelin.

“Antes de la carrera estaba nervioso porque aspiraba a lo máximo. Al principio todo el mundo estaba impaciente, atacando. Incluso en la vuelta cinco la gente ya le patinaban mucho las ruedas. Yo estaba tranquilo porque sabía que tenía buen ritmo con gomas usadas. Con el tiempo que se ha hecho en las últimas vueltas habría luchado seguro por el top 5, y quizás el podio, pero da igual porque el motor no habría aguantado. No tenía nada que perder y lo habría dado todo”, aseguró.

Ese nerviosismo inicial se convirtió en decepción pasadas unas pocas vueltas. “Estoy muy triste y enfadado a la vez. Es difícil con Aprilia estar tan delante en todas las sesiones. Llevamos cuatro motores en tres fines de semana y tenemos que entender por qué”.

Los de Noale están padeciendo graves problemas de fiabilidad en lo que va de temporada. Espargaró acumula tres abandonos consecutivos y sólo puntuó en Qatar (6º) y Jerez (9º). "Desde el principio me di cuenta que la moto no iba bien. Hice una buena salida, pero luego iba mucho más lento que en el warm up. No aceleraba y sabía que el motor se iba a romper porque es la misma situación de otras veces. Pasó igual en el FP3. He seguido lo que he podido hasta que el motor ha explotado por completo”, explicó.