Bagnaia: "No quiero volver a acabar el último, así que empujo, y me caigo"

El italiano ya no sabe qué estrategia aplicar para salir más o menos contento de un gran premio. La última vez que lo hizo fue en Japón, donde firmó su único doblete de una temporada que para él parece no terminar nunca. Desde aquella machada en Motegi, un oasis en el desierto, han transcurrido cuatro grandes premios, un total de 148 puntos, de los que Bagnaia solo ha sumado 14, todos ellos en sábado. Los domingos los ha contado por roscos el bicampeón del mundo, que en Portimão encadenó el cuarto consecutivo, el séptimo del total del curso.

En el trazado del Algarve, Pecco Bagnaia se fue al suelo en la undécima vuelta y cuando circulaba el cuarto, el techo que tenía marcado para esta carrera, en la que no se sintió tan mal como, por ejemplo, en Indonesia o Australia; pero tampoco tan bien como en Motegi.  

"Estos resultados no son a los que queremos aspirar, pero el máximo para esta carrera era la cuarta plaza, y estaba tratando terminar allí cuando se me cruzó el tren delantero. Cuando empujas, es algo que puede pasar", resumió el piloto de Ducati, que ya tiene prácticamente asumida la pérdida de la tercera plaza del Mundial, en posesión de Marco Bezzecchi, ganador en Portimão, que dispone de una renta sobre él de 35 puntos cuando solo quedan 37 en juego. De hecho, la amenaza es Pedro Acosta, al que tiene solo dos puntos por detrás: "Bezzecchi se merece más que yo esa tercera plaza".

La tendencia generalizada de cualquier campeonato; ocurre en MotoGP, en Fórmula 1 y casi en cualquier deporte, pasa por alargar la actividad tanto como se pueda. Este año, el Mundial llegará a los 22 eventos, una cifra que se puede hacer bola para quienes lo están pasando mal, como es el caso del turinés.

"Se hace muy largo, pero, más que tener ganas de terminar, lo que me gustaría es poderlo comenzar de nuevo, trabajando de la forma en que lo estamos haciendo últimamente", reflexionó Bagnaia, quien, puestos a sufrir, ya ha llegado al punto de preferir caerse a terminar el último, como le ocurrió en la sprint disputada en Lombok: "Ya no quiero volver a terminar el último, así que empujo, y me caigo".