Carlos Sainz vivió en Interlagos una de esas sesiones que un piloto preferiría borrar del calendario. En la clasificación sprint del Gran Premio de Brasil, el madrileño se quedó fuera a las primeras de cambio, último en la SQ1, sin siquiera poder completar una vuelta limpia.

Una mezcla de tráfico, mala sincronización y ejecución desastrosa por parte de Williams le condenaron antes de empezar.

"No hemos hecho una buena quali", resumía Sainz con gesto serio al bajarse del coche. "La primera tanda ha sido complicada con tráfico, no hemos conseguido temperaturas de los neumáticos, y en la segunda tanda nos hemos complicado la vida aún más, ni siquiera hemos conseguido hacer dos vueltas".

La frustración era evidente. En la radio, nada más terminar, ya lo había dicho todo con una frase que dolía tanto como resumía la situación: "La peor ejecución posible que podíamos hacer". Y razón no le faltaba.

En una sesión tan corta como la sprint quali, donde todo se decide en pocos minutos, el español salió siempre en los momentos equivocados, atrapado en grupos de coches o sin margen para preparar sus neumáticos. Cuando por fin tuvo aire limpio, un bloqueo en la primera curva tiró por tierra su último intento.

El resultado: vigésimo, último, y sin saber realmente qué tenía entre manos. "Salgo de la quali sin saber cuál era el rendimiento o el límite del coche, porque no hemos hecho ni dos vueltas", lamentó.

"Físicamente no estoy al 100%"

Y eso que las sensaciones el viernes habían sido todo lo contrario. En los Libres 1, Sainz se había colado en el top 10, dejando entrever que el Williams podía tener ritmo para más. Pero la realidad del sábado fue muy distinta. "Basado en los Libres 1 he demostrado que podía haber hecho una buena vuelta, una vuelta rápida hoy, pero nos hemos metido en una posición en la que no hemos podido completar una vuelta rápida, así que imposible saber qué podríamos haber hecho" reconoció resignado.

A todo ello se sumaba el desgaste físico. Sainz llegó tocado a Brasil, ausentándose incluso del Media Day del jueves por indisposición, y aunque se subió al coche para los entrenamientos, admitió no estar al cien por cien. "Físicamente no he estado al 100%", confesó. Y en un circuito tan exigente como Interlagos, con curvas enlazadas y cambios de ritmo constantes, cualquier debilidad se paga cara.

El madrileño saldrá último en una carrera sprint que podría disputarse en condiciones cambiantes, con previsión de lluvia durante la mañana. Un pequeño rayo de esperanza, quizá, en un sábado que no ha podido empezar peor. Porque si algo caracteriza a Sainz es su capacidad para aprovechar el caos. Pero para hacerlo, primero necesita una oportunidad. Y en Brasil, simplemente, no la tuvo.