No habrá una revolución pronto en Ferrari F1, pero llegarán refuerzos

Hace un año, Ferrari consiguió un rotundo doblete en Austin: Charles Leclerc fue primero por delante de su compañero Carlos Sainz y la Scuderia mantuvo abiertas sus esperanzas de luchar con McLaren por el título de constructores hasta Abu Dhabi, pero finalmente terminó 14 puntos por detrás.

Ahora la música ha cambiado: en doce meses el mundo del Cavallino Rampante ha dado un vuelco. Los puntos que separan a los de Woking y a Ferrari han pasado a ser 352 y el equipo de Maranello ni tan siquiera es segundo, sino que también está por detrás de Mercedes.

Tras la debacle de Singapur, han surgido puntos débiles y grandes encontronazos en el equipo, que ponen de manifiesto lo que son algo más que algunas estrías en el sistema construido por Fred Vasseur. El equipo no sufrirá sacudidas de aquí a final de temporada, pero no cabe duda de que se están estudiando importantes medidas correctoras para reequilibrar la relación entre los que trabajan en casa y los que, en cambio, operan en la pista, que no es idílica.  

La sensación es que hay dos almas en Ferrari que últimamente no han encontrado una sintonía correcta en las elecciones técnicas que pueden llevar a elecciones de puesta a punto extremas que no han permitido extraer el verdadero potencial del decepcionante SF-25. 

Hasta ahora la relación de fuerzas ha favorecido a los que estaban en la pista, pero de cara al futuro corresponderá al director técnico, Loic Serra, encontrar la mejor cooperación entre las partes: para Singapur las simulaciones daban esperanzas de un fin de semana positivo tras la decepción de Monza y Bakú, mientras que bastaba una sesión de entrenamientos libres para comprender que la distancia del coche respecto provocaba un desgaste excesivo de las planchas y corrían el riesgo de acabar el gran premio con un monoplaza ilegal como ya sucedió en China, donde los pilotos fueron descalificados.

A partir de ahí se decidieron soluciones cada vez más extremas que radicalizaron el comportamiento del Ferrari. De hecho, Lewis Hamilton terminó el GP casi sin frenos porque el sistema de refrigeración de las pinzas y los discos no era el adecuado para las exigencias del circuito urbano de Marina Bay. 

Matteo Togninalli, Jefe de Ingeniería de Pista de Ferrari

Fotos de: Ferrari

Hay quien ha acusado a Matteo Togninalli, el Jefe de Ingeniería en Pista, pero si bien es un técnico con mal carácter, también es muy competente. No debe sorprender, por tanto, que sus ideas puedan llegar a chocar en ocasiones con las de otros técnicos, pero es bastante seguro que su posición en el muro de carrera del Cavallino no está en duda. 

Ferrari, tras los nefastos efectos de la bolsa en el Capital Markets Day, donde surgieron previsiones para un crecimiento más gradual de la marca en los próximos cinco años, prefirió cerrarse en banda. En un momento en que el Cavallino se ve sometido a un auténtico bombardeo mediático, puede que sea un poco mejor jugar a la defensiva.

Quienes esperen acciones y decisiones sin escrúpulos por parte del presidente John Elkann se sentirán decepcionados. El equipo no va a cambia por ahora. En Maranello además se está creando el tan esperado 678 y se va a dar a Frederic Vasseur la oportunidad de demostrar lo que su personal puede hacer para cambiar e incluso revolucionar las reglas técnicas. En teoría, los valores se reajustarán y los que han trabajado bien podrían tener su gran oportunidad en 2026.

Un hecho es cierto: Ferrari ha puesto de manifiesto carencias organizativas más que estructurales y busca figuras de enjundia capaces de apuntalar con refuerzos a corto plazo esas carencias que han quedado claras para todos. Así pues, hace falta un poco de paciencia...