El italiano pasa por la etapa más inestable de su trayectoria deportiva, hasta el extremo de que todo puede pasar del blanco al negro en cosa de una semana. De ganar en Japón, donde muchos pensaron que finalmente había encontrado la clave que le permitiría salir del agujero en el que estaba, a completar un gran premio horrible en Mandalika, siete días después donde se fue al suelo mientras circulaba el último, a más de cuatro segundos del penúltimo. Sobre el papel, y según lo que comentó tanto él como Ducati, eso ocurrió subido a la misma moto con la que había firmado su primer doblete del curso en Motegi.

Tras pasar por casa para intentar resetearse, el bicampeón del mundo se presenta esta semana en Australia sin saber muy bien qué esperar. Eso lo dictará su prototipo. 

"En mi caso, todo dependerá de cómo me sienta en la moto. Si me siento como en Motegi podré pelear por el podio o por la victoria; si me siento como en Indonesia, será un fin de semana muy complicado y la meta será terminar la carrera”, resumió Pecco Bagnaia, quien, según dijo, cuando atendió a los periodistas aún no sabía la razón de su calvario en Lombok: “Espero que, en una hora, en la reunión técnica, me expliquen qué pasó”.

La superioridad exhibida por su compañero de equipo ha subrayado mucho más las penurias del turinés. En Phillip Island no estará Marc Márquez, ya campeón, como consecuencia de la lesión que arrastra en el hombro derecho después de la caída que sufrió en Indonesia, y que le llevará a quedarse sin correr, al menos, hasta Portugal. 

Para Bagnaia, la ausencia del #93 –le sustituye Michele Pirro– no tendrá ningún efecto en su rendimiento particular.

“En Motegi todo el mundo en Ducati estaba pendiente de Marc, por el título, y gané la carrera. No creo que eso influya en cómo va la moto, porque en Mandalika usé la misma que en Japón”, argumentó el corredor, que sigue a la espera de esas respuestas de Ducati que no terminan de llegar.

En Indonesia fue Uccio Salucci, el director del equipo VR46, quien contravino los consejos de Ducati y reveló que, en efecto, Bagnaia había probado la moto del año pasado de Franco Morbidelli, durante el test de Misano posterior al Gran Premio de San Marino.

Motorsport.com le preguntó si había tenido la oportunidad de sentarse a charlar con los responsables del fabricante de las motos rojas, para tratar de unificar el discurso. “Sí que he hablado con ellos. Pero llevo todo el año dando explicaciones y ya me he cansado del aspecto técnico”, soltó Bagnaia, que todavía no da por perdido el subcampeonato, a pesar de los 88 puntos que le separan de Alex Márquez: "Todo dependerá de lo que sienta encima de la moto", zanjó el de Turín.

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