Hundido el buque insignia de Yamaha, el francés Fabio Quartararo, que se diluyó tras salir en la pole position, Alex Rins volvió a ser la punta de lanza de las motos de Iwata este domingo en el Gran Premio de Australia, logrando un séptimo puesto en la meta que a pocas vueltas del final parecía imposible, pero que el español hizo real ganando cuatro posiciones en los siete últimos giros. La de Rins fue la primera Yamaha en la meta, con Quartararo y Miguel Oliveria fuera del top 10 y con Jack Miller terminado por los suelos en la quinta vuelta.

Justo cuando Rins iba a empezar su encuentro con los medios, apareció en la sala de prensa Davide Brivio, su antiguo jefe en Suzuki y ahora director de Trackhouse, el equipo satélite de Aprilia que este domingo se llevó su primer victoria con Raúl Fernández. Rins y Brivio se fundieron en un abrazo, "la segunda vez aquí", le recordó el piloto a su antiguo jefe, rememorando la extraordinaria victoria lograda por ambos con Suzuki en Phillips Island 2022, por delante de Marc Márquez y Pecco Bagnaia.

"Ahora mismo me gustaría estar ahí, sin duda, en su posición", decía Rins señalando al grupo de Trackhouse que rodeaba a Raúl. "Me alegro mucho por él, sin duda. No es fácil creer en un proyecto nuevo como ha hecho Davide, empujar y hacerlo crecer. Está claro que está funcionando muy bien la Aprilia, pero luego tienes que hacerlo, Raúl ha liderado de principio a fin, así que muy contento por ellos, por Raúl, por Davide y su equipo", felicitó.

"Pero también contento por mi, hemos hecho un gran fin de semana, llevamos dos seguidos muy buenos, el de Indonesia y este, liderando, no la tabla de clasificación, sino mi lado del box. Satisfecho, hemos hecho una gran carrera, sabiendo gestionar muy bien los neumáticos", señaló, sin duda, la clave de su gran resultado.

Alex Rins, Yamaha Factory Racing, dando caza a las KTM

Foto de: Gold and Goose Photography / LAT Images / via Getty Images

Para Rins la carrera no fue nada plácida, tuvo que mantener la calma al principio, guardar gomas y atacar al final, pero se encontró con algo de resistencia.

"Ha habido un momento que no lo he pasado nada bien, porque estaba luchando con tres KTM que me han hecho un poco la vida imposible", en referencia a Pol Espargaró, Brad Binder y Enea Bastianini, a los que sometió en la meta. "Pero lo logramos sacar adelante, así que muy contento".

El final de la carrera de Rins fue espectacular. El de Yamaha, que salía 12º en parrilla, se mantuvo los primeros 20 giros entre esa posición y la 11ª; en la vuelta 20 se puso 10º y adelantó a un piloto por vuelta hasta colocarse séptimo a cuatro vueltas del final, su mejor resultado de la temporada. "Hemos podido hacer bastante adelantamientos, sobre todo cuando los neumáticos han empezado a bajar. Cuando todos tenían las gomas frescas era más dificil, estaba ahí sobreviviendo, pero con tan poco motor es lo único que podemos hacer, esperar a que bajen los neumáticos, controlarlos y ser más listos que los demás gestionando para adelantar al final".

Rins está en su mejor momento desde que llegó a Yamaha, sobre todo después de tomar la decisión de liderar su propio lado del box, escogiendo su camino y olvidándose de la referencia de Quartararo. "No ha cambiado nada, simplemente estamos más cogidos con la moto. Me estoy empezando a sentir cómodo, en las reuniones técnicas que estamos haciendo están dando frutos y al final todo esto es el resultado del trabajo que hay detrás, del trabajo que hago en casa, del trabajo mental", señala el catalán que vive un momento dulce, en contraste con la frustración de su compañero de equipo.

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