Raúl Fernández ha hecho algo muy difícil en un mismo curso que comenzó fatal, hasta el extremo de llegar a plantearse la retirada, y que terminó de la mejor manera imaginable, con su primer triunfo en MotoGP (Australia), y con una segunda posición en Valencia, la prueba que pone el cerrojo al Mundial.

El español, probablemente el piloto más agresivo a lo largo de toda la carrera, se quedó a las puertas de una nueva victoria, que finalmente defendió de maravilla Marco Bezzecchi. A pesar de ello, la consistencia del madrileño fue de nota, y estos últimos resultados llevaron al corredor del Trackhouse Racing Team a cerrar el top ten en la tabla general de puntos.

"Lo intenté hasta el final, pero había dos curvas en las que Marco trazaba más que yo. La moto está yendo bien, y estoy logrando sacar todo su potencial", resumió Fernández, que completó un gran domingo para su familia, después de que Adrián, su hermano pequeño, se impusiera en la prueba de Moto3. Esa segunda posición hay que ponerla mucho en valor si tenemos en cuenta los dolores que todavía arrastra de la caída que sufrió hace una semana, en Portugal, y que le llevó a perderse la carrera larga.

La mejor manera de poner el fin a un ejercicio que puede marcar un punto de inflexión para el #25. "Venía pasándolo muy mal, y le hemos podido dar la vuelta. Con trabajo lo hemos seguido sacar adelante. Ha sido una de las temporadas más bonitas de mi vida", ahondó Fernández, a quien los test colectivos le han dado la vida. 

"El final de temporada ha sido muy bueno. En el test de Misano encontramos algo más, e hicimos la gira asiática muy bien", recordaba el piloto, que en 2026 espera seguir creciendo, pero manteniendo los pies en el suelo. "A mí aún me falta experiencia, y no estaré para luchar por el Mundial el año que viene. Pero hacer carreritas así, en las que asomemos la cabeza y demos guerra, sí que las puede haber", zanjó el de Aprilia.