Las últimas carreras son una muestra de que, tal vez, su evolución haya sido peor que la de Ferrari o Red Bull, pero era tan sólida su base y son un fabricante tan efectivo que en Austin ganarán el título de escuderías por cuarto año consecutivo y Hamilton, en Austin o después, les dará su cuarto mundial de pilotos en cuatro años. Volvieron a jugar la carta de Bottas (esta vez dejándole entre Hamilton y Verstappen) y no se les puede poner ni un pero. Favorecidos por la desdicha de Ferrari, sí, pero aprovechándolo a la perfección.
Viendo sus últimas carreras, lo suyo parece fácil. Pero el inglés, como han hecho todos los pilotos a lo largo de la historia, transforma en éxito las circunstancias positivas que le rodean. Volvió a dominar la carrera a su antojo sin cometer ningún error y ni siquiera llegó a sufrir al final a pesar de los doblados. Le sigue sobrando cierto victimismo, pero será merecidamente tetracampeón del mundo. Falta por ver si será en Austin, circuito que se le da de maravilla, o en México.
Un neumático dañado y la diferente gestión de los doblados le impidió un ataque final, pero nuevamente estuvo rondando la victoria y parece haber dejado atrás la mala suerte que le ha afectado durante gran parte de la temporada. Esta vez no ganó a Ricciardo en clasificación pero, tras una buena salida, fue superior a su compañero y aunque tiene muy lejos la quinta posición del campeonato (está a 37 puntos de Raikkonen) no es una locura apostar que lo consigue.
El equipo estadounidense parecía haber perdido fuelle en la segunda mitad de temporada, pero los dobles puntos de Japón bien merecen reconocimiento. Magnussen volvió a tenerla con otro piloto, esta vez con Massa, pero acabó octavo y su equipo aprovecha el traspié de Renault para ponerse séptimo en el campeonato de constructores. Los franceses, con Carlos Sainz, contarán por fin con dos pilotos capaces de puntuar, por lo que la ventaja de un punto será complicada de mantener o incrementar. Pero ahí está Haas dispuesto a cerrar el año de la mejor manera.
La regularidad del australiano es asombrosa, y apostar por podios suyos es hacerlo casi a lo seguro. Estando este año como están Mercedes y Ferrari, llevar 9 (en 16 carreras, más del 50%) tiene un mérito enorme. De hecho, y aunque no cuenta con sus victorias, solo ha subido al podio una vez menos que Vettel o Bottas. Volvió a gestionar sus neumáticos para aferrarse a la tercera posición, como había hecho en Malasia. Un valor seguro.
Esta vez sí fue segundo en clasificación, como necesita su equipo, aunque la sanción por sustituir caja de cambios le hizo perder la primera fila de parrilla. Volvió a hacer de escudero de Hamilton ante Verstappen tras contener a Vettel en Sepang y le da a su compañero un apoyo que en la mayor parte de la temporada no ha tenido Sebastian. Y ojo, si Hamilton cierra pronto su título, pasará a devolverle favores a un Valtteri que solo está 13 puntos por detrás de Vettel en la lucha por el segundo puesto del mundial.
Una gran salida le permitió acabar como ‘el mejor del resto’ a pesar de una lenta parada que sufrió por parte de Force India. La octava plaza, con Pérez 17 puntos por delante y Sainz 17 detrás, parece inamovible, y será buen bagaje en su primera temporada completa. Solo Hamilton, que lo ha hecho en todas, ha puntuado en más carreras que el francés.
Monza aparte, pocos públicos más apasionados que los orientales, especialmente en el país nipón. La ocurrencia de sus aficionados con banderas, sombreros y otros objetos dejan imágenes simpáticas año a año y sacan sonrisas continuas a pilotos y al resto de aficionados. Larga vida al GP de Japón.
Dejando atrás la carrera de Malasia, Alonso rindió a un gran nivel el domingo en Suzuka, remontando desde el fondo del pelotón hasta la 11ª plaza. Rozó los puntos pero su McLaren-Honda no pudo con el Williams con motor Mercedes. No tiene una puntuación mayor porque volvió a ser protagonista por banderas azules (esta vez incluso fue sancionado). Pero hay ganas de que anuncie que sigue en F1 en 2018 y de que cuente con un coche capaz de darle más alegrías.
Por una parte, Renault completó al fin el movimiento que anhelaba: contar con Carlos Sainz antes de acabar el año. Es de aplaudir que quieran una pronta adaptación y contar ya con un piloto que le dé puntos (Palmer solo ha puntuado en una carrera) porque la posición del campeonato de constructores afecta directamente a 2018. Y pensando en 2018 decide Honda, que el año que viene estará con Toro Rosso y que por tanto quiere que Gasly corra en Estados Unidos en lugar de luchar por ganar la Súper Fórmula Japonesa. Sin perder de vista 2017, hay que empezar a trabajar ya en 2018, y estas dos marcas lo tienen claro.
Siempre se les aplaudirá los esfuerzos que hacen ante un rival gigante. Suyo es el mérito de haberle dado un coche a Vettel con el que el alemán pudo maximizar resultados y mantener el liderato durante más de medio año. Pero también suya es la responsabilidad (sin obviar una pizca importante de mala suerte) de que vayan a perder el campeonato en gran parte por fiabilidad. El ritmo mostrado en Sepang y lo cerca que estuvo Red Bull de Hamilton en Suzuka hacen que los de Maranello se pregunten qué habría pasado sin las averías de Vettel. Pero ya son solo eso, suposiciones.
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