Así gestiona McLaren F1 a Norris y Piastri en su guerra por el Mundial

En un año en el que McLaren F1 ha tenido el mejor coche de la parrilla y en el que sus dos pilotos se han jugado —y se siguen jugando— un título mundial que parecía destinado a decidirse en la última curva del último gran premio, lo lógico hubiera sido escuchar crujir el ambiente en el garaje papaya.

La historia de la F1 está escrita con guerras internas: Senna–Prost, Alonso–Hamilton, Rosberg–Hamilton… Cuando dos pilotos luchan por lo mismo dentro del mismo box, la tensión aparece inevitablemente. Inevitablemente.

Pues bien: según Zak Brown, no aquí. No en McLaren. No con Norris y Piastri.

"No ha habido ni un solo desencuentro" asegura el CEO de McLaren en el High Performance Podcast. Y lo dice así, sin titubeos. Para un equipo que ha visto cómo Lando Norris perdía el liderato en la quinta carrera y pasaba quince grandes premios con la etiqueta de "segundo", por detrás de Oscar Piastri, cuesta creer que no haya saltado alguna chispa.

Más aún cuando hablamos de un año en el que sí ha habido roces en pista: el casi toque en Hungría, el error de Norris en Canadá que casi se lleva puesto a Piastri, el golpe frustrado de Austin hace tres carreras o el famoso pequeño toquede Lando en la salida de Singapur. Y pese a todo, Brown insiste: "No entre ellos realmente. Nunca. Ni una vez. Puedes entrar en una sala y sentir la tensión... Pues nunca ha pasado".

McLaren, al contrario que Red Bull Racing en otras épocas o que el propio equipo papaya en 2007, ha optado por no elegir número uno. Política de "que gane el mejor", pero con una advertencia: luchad, pero limpios. Lo cual, a decir verdad, les ha salido mejor que a muchos de sus predecesores.

Eso sí, cuando hay enfados… no van dirigidos hacia el otro piloto. "Si alguna vez se ponen gruñones, es hacia Andrea (Stella) y hacia mí", reconoce Brown. "Porque intentamos ser justos y equilibrados". Y añade algo que explica buena parte del éxito del binomio: "Creo que el hecho de que ambos se hayan enfadado un poco con nosotros demuestra que las cosas han sido justas".

"La idea es que el campeonato se decida en pista"

Brown también defiende que ninguno de los incidentes ha tenido componente malicioso: "Todos han sido incidentes de carrera. No muchos, además". Y recalca que la idea es que "el campeonato se decida en la pista", sin interferencias internas. Incluso admite que no cualquier pareja funcionaría igual: "No sé si Andrea y yo podríamos gestionar a otros pilotos como gestionamos a Oscar y Lando".

La clave, según él, está en el tipo de piloto que eligen: carácter, transparencia y un ADN que encaje en una política de comunicación total. "Hablamos del elefante en la habitación continuamente. Todo el tiempo".

La foto de final de temporada parece haberle dado la razón. A falta de tres carreras, Norris lidera con 24 puntos de ventaja, Piastri es segundo y Verstappen, resignado a un coche que ya no domina, mira la pelea desde 25 puntos más atrás.

Quizá en otra época, esta batalla habría acabado con un muro de hormigón en algún circuito europeo y dos pilotos sin hablarse. Pero esta vez —al menos según Brown— la sangre no ha llegado al río. Ni al hospitality.

Y si McLaren gana el título sin incendiar su propio box, quedará claro que, más allá de tener el mejor coche, también han encontrado algo igual de valioso en Fórmula 1: dos lobos que saben correr juntos sin morderse.