Análisis: 'chapeau' para Márquez, Lorenzo y Honda
En una época en la que el Mundial de MotoGP vive condicionado por el componente político, el fichaje de Jorge Lorenzo por Honda refleja la grandeza de quienes lo han hecho posible.
Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images
Esta maniobra que algunos pueden llegar a catalogar como suicidio deportivo no es más que un acto de grandeza de los tres actores involucrados, o sea, Marc Márquez, el propio Lorenzo y Honda.
En los últimos meses, cada vez que se le preguntó al actual campeón qué compañero de equipo le gustaría tener en el caso de que Dani Pedrosa no renovara, él siempre ofreció la misma respuesta: “Me da igual, mientras sea rápido”.
Eso, seguramente, le bastó a Alberto Puig, nuevo director de HRC, como argumento para hacerse con Lorenzo. A la espera del rendimiento deportivo que pueda ofrecer uno y otro, si hay algo innegable es que la etapa de Puig como ejecutivo dentro de la estructura de la marca del ala dorada será recordada por esta jugada maestra.
Conviene no olvidar que Lorenzo no fue en ningún caso la primera opción que valoró Honda para acompañar a Márquez. Sin embargo, Puig ha sido capaz de darle la vuelta a una situación de lo más delicada al quedarse sin demasiadas alternativas, en una oportunidad única para dejar claro cuál es el principal objetivo de su compañía: ganar.
Ocurre que para materializar la llegada del mallorquín era imprescindible la bendición por parte de Márquez. En Honda son valientes pero no insensatos, de modo que no tenía ningún sentido incomodar a la principal apuesta de la compañía con alguien que tuviera cruzado.
Pero aquí es donde se percibe la grandeza del piloto de Cervera (Lleida), que, después de encadenar cuatro títulos de cinco posibles, con toda seguridad se tomará el desembarco del #99 en su mismo box como el mejor impulso para seguir ofreciendo su mejor versión sin relajarse lo más mínimo. Otros, no vale la pena decir nombres, seguramente habrían hecho todo lo posible para evitarse problemas.
Al mismo tiempo, esta operación también es el reflejo inequívoco de la valentía y fortaleza mental de Lorenzo. Estamos hablando del piloto que destronó al mismísimo Valentino Rossi cuando el italiano estaba en su mejor momento y, además, con sus mismas armas; de alguien que utiliza su testarudez como motor y que gracias a eso no ha dejado de entrenarse más que nunca para ganar la fuerza suficiente que hizo posible su primera victoria con la Ducati, hace ahora poco más de una semana.
El español desembarcará esta semana en Montmeló hinchado como un globo y la mayoría de la afición al motociclismo no puede hacer otra cosa que esperar que haya hecho ese ‘clic’. Si es así, y está entonado y en ese estado de fiebre que atraviesa puntualmente, el #99 puede ser, en palabras de Márquez, “casi inalcanzable”.
Como el propio Lorenzo reconoce, no se trata de alguien que tenga una capacidad de adaptación prodigiosa. Tiene otras virtudes que le hacen único, pero esa, no. No obstante, si de algo no hay duda es de que ese vía crucis por el que ha pasado antes de lograr llegar hasta la victoria enfundado en el mono del constructor de Borgo Panigale le será de gran ayuda en su próxima etapa como corredor de Honda, que se vislumbra tan apasionante como difícil para él.
Al balear le espera en 2019 un nuevo episodio apasionante una vez que deje de estar vinculado a Ducati. El fabricante italiano, por su parte, tratará de medirse a la Honda de Márquez y Lorenzo y a la Yamaha de Rossi y Viñales con Andrea Dovizioso y Danilo Petrucci. Buena suerte.
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