La nueva reorganización que hizo oficial la FIA es una buena noticia. Si vamos más allá de lo que dice el comunicado, se puede hacer todo un análisis. La F1 ha decidido apoyar a la Federación Internacional del Automovilismo en un momento de lo más delicado para ella, justo cuando su Presidente, Mohammed Ben Sulayem, había iniciado la reestructuración interna de la organización. 

Prueba de ello es el fichaje de Steve Nielsen, figura clave en la gestión de la Fórmula 1 (el número 3 en la plantilla de Stefano Domenicali), como uno de los nuevos directores deportivos de la cambiante organización de la FIA, antes del inicio de la temporada 2023.

Nielsen, que ha pasado por Lotus, Tyrrell, Benetton o AlphaTauri (cuando era Toro Rosso), será una figura fundamental en la nueva estructura de la FIA, ya que se encargará de todos los asuntos deportivos, empezando por la supervisión de la dirección de carrera y los garajes remoto, y terminando con la modificación de los reglamentos deportivos.

Lo cierto es que el anuncio de la federación tiene un fondo político, ya que la llegada de Nielsen a la FIA puede entenderse o como una forma de alterar la organización, o como el inicio de una nueva y fructífera colaboración. Cada vez está más claro que se trata de la segunda opción, es decir, del apoyo de la F1 a la FIA en su etapa delicada de reorganización. 

Steve Nielsen no era el único nombre en la lista de candidatos para hacerse con el puesto de director deportivo: según los rumores, se contactó también con otras figuras destacadas del paddock, como Ron Meadows, jefe de equipo de Mercedes, o con Jonathan Wheatley, mecánico de Red Bull. Se trata de dos personas que forman parte de dos escuderías punteras, pero que a menudo se han encontrado en el centro de ciertas polémicas relacionadas con la dirección de carrera, por lo que su paso a la FIA podría acarrerar consecuencias negativas. 

No sólo eso, sino que tanto Meadows como Wheatley habrían tenido que someterse a un año de aprendizaje, justo en el momento en el que la FIA necesita un salvavidas. Cabe mencionar que Steve es una de las pocas personas respetadas en todo el paddock dada su profesionalidad, y se le considera una figura "neutral" e ideal para el papel que va a desempeñar en 2023. 

Stefano Domenicali se ha dado cuenta de que, con una Fórmula 1 que ha sido capaz de atraer a nuevos aficionados, así como teniendo en cuenta el auge mediático que ha vivido el deporte, no se puede contar con una FIA débil, constantemente en el centro de polémicas y problemas internos. 

Otra cuestión que está sobre la mesa son las declaraciones de Ben Sulayem a favor de la entrada de Andretti en la F1 con Cadillac Racing, las cuales contrastan con las de Stefano Domenicali, que quiere ver si la participación de la firma del grupo General Motors aportará realmente valor añadido a la F1, o únicamente pegará una pegatina en la carrocería. Eso ha provocado una fuerte división de opiniones, lo que seguramente suponga otra guerra interna en la federación. 

Por su parte, Steve Nielsen parece ser la unión entre dos mundos que tienen objetivos completamente diferentes: por una parte, se preocupa por el crecimiento de la F1, de tal manera que esta obtenga el máximo beneficio comercial, y así poder permitir un mayor reparto de los ingresos con los equipos y, por otra parte, desde la dirección de la Federación debe garantizar la gestión del campeonato y definir las reglas del juego.

En algunos aspectos parece que estemos reviviendo las disputas entre Bernie Ecclestone y Max Mosley de hace unos años, cuando en público discutían por todo y en privado siempre firmaban acuerdos amistosos. ¿Representa Nielsen una especie de tregua en la lucha por el poder, o es el comienzo de un nuevo rumbo?