Por qué sería fatal cometer un error con el motor de F1 2022
Las unidades de potencia de la máxima categoría del automovilismo se congelarán por completo durante el transcurso de 2022, por lo que cualquier mínimo fallo podría ser crucial en un futuro a corto plazo.
En estos momentos, la Fórmula 1 y la FIA están discutiendo con los actuales y potenciales motoristas los últimos entresijos de las que serán la próximas reglas de las unidades de potencia, las cuales se espera que puedan entrar en vigor en la temporada 2026.
Sin embargo y como daño colateral, esa hoja de ruta ha provocado cambios muy importantes que afectarán de forma directa a este 2022, y sobre todo a las próximas campañas.
Durante el transcurso de este año, los motores se congelarán por completo en cuanto a rendimiento, aunque cabe aclarar que los fabricantes sí podrán hacer actualizaciones de fiabilidad, siempre y cuando demuestren a la FIA que es algo necesario y que no tendrá impacto en la potencia.
El pasado 1 de marzo, algunos elementos del propulsor como son el motor de combustión, el turbo, el MGU-H, los escapes, la gasolina y el aceite del motor entraron fase de congelación hasta como mínimo finales de 2025, mientras que el MGU-K, la batería y la centralita electrónica del motor todavía podrán actualizarse siempre y cuando la fecha de homologación se fije de forma completamente oficial antes del 1 de septiembre de 2022.
Por esta razón, prácticamente todos los motoristas, y sobre todo Ferrari y Renault, que terminaron la pasada temporada con desventaja respecto a Mercedes y Honda, tomaron la decisión de hacer un cambio radical en sus unidades de potencia y construir prácticamente desde cero un nuevo propulsor que les permita exprimir su máxima potencia durante los próximos años.
No obstante, hacer eso conlleva un gran riesgo. Si algo nos han demostrado los motores V6 híbridos desde que entraron en vigor en 2014, es que son extremadamente complejos, por lo que acertar a las primeras de cambio con una modificación tan grande no es sencillo, ni a nivel de fiabilidad ni tampoco en cuanto a rendimiento.
El hecho de cometer un error que pueda perjudicar sobre todo al rendimiento, podría ser crucial para cualquiera de los cuatro motoristas de la máxima categoría, ya que crearía un lastre que no podría ser solucionado hasta mínimo 2026, por lo que eso claramente podría comprometer las próximas cuatro temporadas de sus equipos clientes con todo lo que ello conlleva.
Desde una visión general, Renault con Alpine y Ferrari con su propia escudería, Alfa Romeo y Haas, serían los que más peligro tendrían en estos momentos de sufrir dicho problema y poner en jaque sus próximos cursos en la Fórmula 1.
Si esto sucediese, el impacto que ello podría provocar en estos equipos es enorme. Por ejemplo, los pilotos seguramente no querrán estar en un equipo en el que sabrían casi con total certeza que no podrá aspirar a nada durante los siguientes tres o cuatro años y, todavía más importante a nivel económico, algunos patrocinadores también podrían decir adiós a estos equipos.

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