El GP de Australia se enfrenta a una compleja situación económica

Miles de aficionados tienen en sus manos una entrada para una carrera que no se disputará, tras la cancelación oficial del Gran Premio de Australia por la pandemia de coronavirus. Los organizadores del evento han confirmado que empezarán rápidamente a reembolsar el dinero a los propietarios de entradas.

"Quiero aclarar a los aficionados que vamos a trabajar con ellos en los reembolsos aplicables a sus entradas", explicó el CEO Andrew Westacott. "Nos estamos poniendo en contacto con ellos, y estamos tristes por los aficionados".

Un Westacott emocionado también se acordó de las empresas y contratistas que podrían verse afectados por la cancelación.

"Este evento no sería posible si no fuera por el ecosistema que existe en Victoria", explicó.

"Así que no son solo los aficionados, sino que estamos decepcionados y tristes por los 600 proveedores, las 12.000 personas que trabajan en el evento durante el fin de semana, los 180 empleados que tiene la Australian Grand Prix Corporation, y la familia que es la Fórmula 1".

Los reembolsos y los pagos inevitables de los contratistas son solo parte de un escenario financiero complejo, que deja a la F1, el gobierno del estado de Victoria y los organizadores del gran premio expuestos a enormes gastos.

Según Westacott, las negociaciones sobre quién paga la factura de la cancelación se producirán entre las partes afectadas en los próximos "días y semanas".

"Una cancelación de esta naturaleza tiene muchas consecuencias y algunas de ellas son contractuales y financieras", declaró.

"Trabajaremos con el titular de los derechos comerciales en los días y semanas posteriores a este anuncio, y nos aseguraremos de que se cumplan las medidas contractuales apropiadas".