La columna de Massa: 'Bélgica nos dejó un sabor amargo'
En su más reciente columna para Motorsport.com, Felipe Massa explica por qué el octavo puesto conseguido en el Gran Premio de Bélgica fue como una victoria para él y para Williams.
Foto de: Glenn Dunbar / Motorsport Images
Hace 12 meses, durante estos mismos días, me estaba preparando para mi llegada al Gran Premio de Italia con una gran emoción, listo para anunciar mi retirada. Esta vez me estoy preparando para un fin de semana de carreras normal con Martini Williams Racing, aunque cada vez que estoy en Monza siempre tengo una sensación especial.
El Gran Premio de Italia es mi segunda carrera de casa, y siempre he disfrutado de un gran apoyo de los aficionados italianos.
Cuando salí de Brasil para comenzar a competir internacionalmente, y corrí en Monza, siempre soñé con subir a ese famoso podio con el público invadiendo la pista después de la bandera a cuadros.
Problema de ritmo
Uno siempre espera tener éxito en la Fórmula 1, alcanzar los tres primeros, pero las últimas cuatro carreras han sido una gran lucha en el equipo por los problemas que hemos tenido en la clasificación.
Nuestras dificultades comenzaron en Austria, pero las cosas no mejoraron en Silverstone, Hungría ni Spa. Tenemos un problema de ritmo y aún desconocemos las causas, sobre todo el porqué de la situación, lo cual hace aún más extraño llegar al fondo del asunto, en especial porque en carrera el coche vuelve a ser competitivo.
En Bélgica conseguí un octavo puesto que para mí fue como una victoria y de igual forma fue para el equipo, especialmente en un fin de semana en el que no parecíamos tener ritmo para pelear ante nuestros rivales directos como Renault, Haas y Force India.
Hay mucho trabajo en nuestro equipo para tratar de resolver y encontrar el camino para ser de nuevo el cuarto mejor equipo del campeonato. En mi opinión, hay más de una razón para entender los problemas que nos han llevado a la pérdida de rendimiento en las últimas carreras.
Las mejoras que conseguimos en el fin de semana del Red Bull Ring no nos hicieron avanzar tanto como esperábamos, y nuestros oponentes directos dieron un gran paso adelante al mismo tiempo. Todo esto combinado con nuestros problemas nos ha puesto en apuros.
El fin de semana del GP de Bélgica no fue sencillo para mí. Estuve de vuelta después de los mareos que padecí en Hungría, pero las cosas no tuvieron un buen comienzo.
En mi prisa por recuperar las buenas sensaciones, cometí un error e impacté con el coche contra las barreras en mi primera vuelta. Era algo que definitivamente no queríamos, porque había mucho trabajo por hacer para arreglar el coche y, al mismo tiempo, me impidió completar un programa de trabajo normal en la jornada del viernes.
Además de todo eso, mucha gente dijo, de forma equivocada, que los problemas físicos que padecí en Hungría habían regresado. Esto es totalmente falso y me molestó. Tranquilicé a todos los que me preguntaron diciéndolos que estas dos cosas estaban totalmente desconectadas y acababa de cometer un simple error.
Cuando regresé a la acción el sábado, eso calmó a todo el mundo y confirmó que estaba listo para pilotar y hacer un buen trabajo. La confirmación de que todo estaba bien vino el domingo, cuando hice el mejor esfuerzo posible considerando nuestra posición inicial y el rendimiento del coche.
El incidente de las banderas amarillas
Salí del circuito de Spa-Francorchamp con cuatro puntos, pero todavía con un sabor amargo por la penalización que me cayó por no respetar las banderas amarillas. Estaba completando una tanda larga en ese momento y no necesitaba empujar al máximo.
Así que cuando el equipo me dijo 'Bandera amarilla, coche parado en pista', presté atención sabiendo que no era una situación particularmente peligrosa. En cambio, descubrí que era una doble bandera amarilla, y cuando eso sucede las cosas se tratan de manera muy diferente.
Pasé por el sector siendo cuatro décimas más lento que mi vuelta más rápida, así que, si hubiera habido una sola bandera amarilla, mi comportamiento habría sido correcto. Pero el ritmo era demasiado rápido para un sector con doble bandera amarilla.
Me llamaron para hablar con los comisarios y, aunque escucharon las comunicaciones de radio, incluyendo la que tuve con el equipo, me sanionaron con cinco posiciones y tres puntos sobre mi licencia. El castigo creo que fue un poco excesivo teniendo en cuenta que no fue mi error, y que se han dado sanciones menos severas en el pasado por episodios más peligrosos.
Siempre he sido muy cuidadoso con la seguridad en la F1, y creo que siempre he sido uno de los pilotos que ha tenido menos puntos de sanción en su licencia. En esta ocasión no pude hacer mucho para convencer a los que me juzgaron sobre mis buenas intenciones.
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