La última victoria de Gilles Villeneuve en F1, por un suspiro y en España

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Llegaba envalentonado –y aliviado- Gilles Villeneuve al Circuito del Jarama, ubicado en las afueras de Madrid, después de su victoria en la ronda anterior en Mónaco para cortar una racha de más de un año sin ganar.

Y si bien su séptima posición en la parrilla de salida no le convertía en favorito a la victoria en aquel Gran Premio de España del 21 de junio de 1981, la gran salida que protagonizó el piloto de Ferrari para colocarse tercero, rápidamente aumentó sus opciones.

Al final de la primera vuelta Villeneuve lograba adelantar al Williams de Carlos Reutemann, líder del campeonato, para colocarse segundo detrás de Alan Jones, quien con el otro coche del equipo de Frank parecía inalcanzable.

Sin embargo, un despiste de Jones en la 14ª de las 80 vueltas previstas, permitía a Villeneuve colocarse primero y empezar a construir el triunfo desde ahí, sacando provecho de la potencia del motor Ferrari V6 Turbo en la recta principal y soportando la presión de sus rivales en las zonas más reviradas, cuidando los neumáticos Michelin ajustando el balance de frenado, en una calurosa jornada veraniega.

Villeneuve llegaría a la bandera a cuadros con una ventaja de apenas un segundo (1.240s, concretamente) entre su Ferrari y el Lotus de Elio de Angelis, ¡que era quinto clasificado! Entre ellos, en menos de un segundo, quedaron Jacques Laffite (segundo con el Ligier), John Watson (tercero con el McLaren) y Reutemann (cuarto con el Williams). Sí, los cinco primeros estuvieron separados por solo 1.2s.

Haber conseguido la victoria con un coche que no era realmente el más rápido de la parrilla, y que de acuerdo al pesaje que se hizo antes de la carrera, era el más pesado de los favoritos, dio un gran valor a esta victoria del canadiense. Para muchos, fue la mejor de su carrera.

Aunque para 1982 Villeneuve tendría un monoplaza para pelear por el título, tristemente el destino tenía marcado que en la quinta prueba de ese año, durante la clasificación, perdería la vida un 8 de mayo en el circuito de Zolder.

Se iría con rabia, buscando revertir el resultado del controvertido Gran Premio de San Marino en el que su compañero de equipo Didier Pironi se hizo a una victoria que Villeneuve creyó que le correspondía.

Un piloto que no ganó ningún mundial pero al que los aficionados de Ferrari quieren y admiran como a pocos.