Marko se rinde: "Sin un error de Norris, Verstappen no puede luchar el Mundial"
Con tres carreras y un sprint por delante, Helmut Marko admite que Max Verstappen solo puede soñar con el título si Lando Norris comete un error.
Foto de: Mark Thompson - Getty Images
Durante semanas, Red Bull Racing se empeñó en vendernos una historia que, sobre el papel, sonaba a épica: Max Verstappen estaba "de vuelta", Austin había sido un renacer, el holandés aún era candidato al título y la remontada era cuestión de tiempo.
Pero han bastado dos bofetadas —México y, sobre todo, Brasil— para que el propio Helmut Marko reconozca lo que ya sospechábamos todos: el milagro es la única vía. Y los milagros, en Fórmula 1, no se fabrican en el simulador.
En su columna en 'SpeedWeek', el asesor de Red Bull lo admite sin rodeos: "49 puntos por detrás de Norris, con tres Grandes Premios y un sprint por delante; algo tiene que suceder ahora con Lando Norris para mantener intactas las posibilidades de Max", escribe. Es decir, para que Max siga vivo, el líder del Mundial tendría que fallar. Literalmente.
Marko no disimula: "De lo contrario no tenemos ninguna posibilidad, es decir, un abandono de Lando o una colisión".
No es que Red Bull tire la toalla, es que ya ha visto la realidad de frente. La ilusión de Austin fue eso, una ilusión. McLaren F1, salvo rarísimas excepciones, ha sido el coche del año. Y cuando el reglamento se asienta y quedan 87 puntos en juego, las fantasías dejan paso a las matemáticas.
Las Vegas, la última bala… y con silenciador
Helmut Marko señala que Las Vegas debería jugar a favor de Red Bull, aunque sin vender humo: "Las Vegas debería ser más favorable para nosotros, con estos pasos rápidos; Qatar y Abu Dhabi, con curvas de velocidad media, deberían favorecer más a McLaren".
Eso sí, el propio Marko avisa de que ya no existe eso de "este circuito es para este coche": "No es tan fácil evaluar el equilibrio de poder en los últimos tres circuitos, porque en la Fórmula 1 ya no existen tiempos en los que una pista se adaptara mejor a un coche en particular".
Aun así, el mensaje está claro: lo que venga después de Las Vegas pinta papaya McLaren. Y para Red Bull, que ya llega con el agua al cuello, cada detalle cuenta.
La autopsia del título perdido: la crisis post-Imola
Marko también señala el tramo donde —en su opinión— Verstappen perdió el Mundial: "Si la lucha por el título se pierde finalmente, es en este período posterior al fin de semana de Imola, cuando poco funcionó durante media docena de carreras".
Aquel fue el agujero negro de Red Bull: seis grandes premios en los que el coche no respondía, Max sufría para entrar incluso en el top 5 y McLaren encadenaba puntos como una trituradora. Esa sangría —más que Norris, más que Piastri, más que cualquier estrategia— es la que ha marcado este campeonato.
Un resurgir tardío que llegó a ilusionar
El austriaco, eso sí, se queda con algo positivo. "Por supuesto que no estamos contentos con el déficit, pero lo positivo para nosotros es que hemos logrado este cambio a lo largo de la temporada, de forma tan masiva que de repente nos encontramos de nuevo en la lucha".
Y no le falta razón: llegar con opciones matemáticas a falta de tres carreras, saliendo desde boxes en Brasil y acabando en el podio, o pilotando un coche que raramente ha sido mejor que el McLaren, tiene mérito. El piloto del año, sin discusión.
Marko incluso apunta a que, si dan con la tecla, todo es posible: "Para Ferrari y Mercedes, el rendimiento del día juega un papel importante, y si encontramos la configuración adecuada, entonces conducimos al nivel de McLaren".
El problema es que encontrar "la configuración adecuada" no ha sido precisamente el punto fuerte de Red Bull esta temporada. Y con un Norris impecable, un Piastri sólido y solo un Red Bull sumando puntos de manera constante… la épica que Marko reclama parece cada vez más un deseo que una posibilidad.
El veredicto Red Bull
A falta de tres carreras y un sprint, la conclusión del propio Marko es tan cruda como honesta:
Max necesita un error ajeno. Red Bull no llega. McLaren está en otra galaxia.
Y la última bala se llama Las Vegas.
Si no funciona, lo que queda es aplaudir la resistencia de Verstappen, que ha llevado un coche herido a luchar contra los papayas como si aún pilotara un cohete. Pero incluso las leyendas necesitan algo de ayuda del destino.
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