Cómo el silencio en el 'caso Horner' refleja la complejidad de la decisión
Red Bull guarda silencio sobre el 'caso Horner', que este viernes tenía un día clave. Las consecuencias pueden ser enormes y hay un nombre en la recámara.
Son días largos en Red Bull. El asunto Horner es el mayor terremoto en la gestión que ha afectado a la escudería de Milton Keynes desde que empezó el programa de Fórmula 1 en 2005, y el paso de los días así lo atestigua. Si hubiera sido otra figura corporativa la que estuviera en el punto de mira, el veredicto ya estaría escrito, pero en este caso se trata del director del equipo y CEO.
Quienes deban juzgar el asunto no pueden dejar de tener en cuenta la reacción que sufriría la estructura en caso de destitución de Horner, por lo que no será sólo el peso de la acusación lo que determine la decisión final.
Fuentes británicas han señalado el lugar de la reunión entre Horner, sus abogados y la contraparte de Red Bull (prevista para hoy) en un lugar neutral, probablemente en el centro de Londres, lejos de la sede de Milton Keynes.
Hay más en juego de lo que parece. Los dos últimos años en la Fórmula 1 han sido testigos de un vals de directores de equipo, con no menos de ocho cambios, pero en el caso de Horner se trata de una magnitud bastante diferente. El primer aspecto a considerar es el doble papel que desempeña, ya que también ocupa el cargo de director general, un control que también se extiende al nuevo programa de motores Red Bull Powertrain.
Cuando se trata de Fórmula 1, Horner es Red Bull y Red Bull es Horner. Son conscientes de ello incluso en la sede central de Austria, y no es de extrañar que tras una fase inicial en la que el destino del director del equipo parecía comprometido, se haya tirado un poco del freno.
La fuerza del equipo de Milton Keynes siempre ha sido el grupo, un frente unido en el que Horner ha sido históricamente el pegamento más eficaz. Por eso hoy pensar en el equipo sin su figura puede ser motivo de reflexión. El propio Horner ha convencido a muchos técnicos para unirse al equipo, y siempre ha sido el pararrayos en los momentos difíciles.
Les arden las orejas a Helmut Marko y Max Verstappen por el asunto Horner?
En los 20 años transcurridos desde su fundación, Red Bull ha adquirido su propia fisonomía. "Cuando empecé a trabajar como director del equipo", explicó Horner a Motorsport.com el pasado noviembre, "siempre intenté modelar el equipo que me hubiera gustado tener como piloto. He estado aquí desde el principio, he construido este equipo y siento una gran responsabilidad hacia la gente que lo forma, los accionistas y todos los socios que tenemos. Y por último, no creo mucho en los cambios, creo que la estabilidad es tremendamente importante".
Hay cuatro figuras consideradas cruciales en el Red Bull de los récords desde 2021: Max Verstappen, Adrian Newey, Helmut Marko y Christian Horner. Pero si hubiera que elegir a dos personas por orden de importancia, para muchos (en algunos casos incluso gente dentro de la propia Red Bull) el tándem de excelencia sería Horner y Verstappen.
Quitar a Horner supone correr el riesgo de romper un mecanismo perfecto, porque si es cierto que nadie es insustituible, también lo es que quien finalmente ocupe el papel del actual director del equipo necesitará al menos un año para ser plenamente operativo.
Jonathan Wheatley, a la derecha, podría ser el sustituto de Horner al frente del equipo.
Por lo tanto, en caso de salida de Horner, la primera decisión sería probablemente una promoción interna, con el actual director del equipo, Jonathan Wheatley, encargado de llevar adelante el equipo en el aspecto operativo.
Sin embargo, todas las funciones del puesto de CEO quedarían sin cubrir, incluidas las del delicado departamento de trenes motrices. No es un quebradero de cabeza menor, y sólo faltan unas semanas para el inicio de una intensa temporada en la que se defenderán en pista los dos títulos mundiales conseguidos en 2023 y durante la cual verá la luz la primera unidad de potencia 'made in Red Bull'.
Son muchos los escenarios que se vislumbran en el horizonte. Una decisión destinada a cambiar la historia de la escudería si llegara la destitución del director del equipo, un 'pasar página' del caso si se confirman o mantienen su plenos poderes y, finalmente, un camino intermedio, con un Horner confirmado pero obligado a dejar algo en el campo a sus adversarios internos.
La única certeza es que en casa de Red Bull será un inicio de mundial muy diferente a la premisa, no tanto en el aspecto técnico como en el ambiente que se vivirá en Milton Keynes y en el box en la pista. Luego, como siempre, la Fórmula 1 dictará cara al futuro, habrá alguna secuela pero todo se convertirá en un asunto pasado que se recordará con algunas bromas y poco más.
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