El tridente español de Audi Sport en el Dakar
El proyecto de Audi Sport en el Dakar cuenta con tres ingenieros de carrera que actúan como salvaguardas de los tres pilotos que conducen el RS Q e-tron cada día.
Wadi ad Dawasir.- La tríada de ingenieros de carrera de Audi Sport tiene nombre y apellidos españoles. Los tres han crecido viendo ganar a Carlos Sainz en el Mundial de Rallies y los tres sonríen al otro lado de las mascarillas obligatorias cuando se les pregunta cómo es trabajar con el dos veces campeón del WRC y tres veces ganador del Dakar. Ellos son Joan Navarro, Daniel Gratacós y Arnau Niubó, y esta es su historia.
Joan Navarro (Tarragona, 1985) fue, junto a Sven Quandt, quien empezó a trabajar en el diseño del RS Q e-tron allá por mayo de 2020. Responsabilidad suya fue también el MINI buggy que ha dominado los últimos años en el Dakar y con el que Sainz ganó el rally en 2020.
"Para mí, el MINI era mi bebé porque éramos 10 personas trabajando, pero este también, porque estoy desde el minuto cero aquí. He participado en cada pieza que se ha instalado. Ahora tengo trillizos", apunta entre risas.
"Llevar los cuatro aros bordados en el pecho es mucha más responsabilidad; quieres hacerlo bien por la marca y, sobre todo, trabajar en equipo, es muy importante. Somos 12 personas en cada coche, esto es lo más novedoso y complicado para mí, el hecho de coordinar todos los trabajos del vehículo".
"Carlos me dijo que su prioridad era que siguiera con él porque nos entendemos bien. Es el cuarto Dakar que hacemos juntos, hemos conseguido un podio y una victoria, apretó para que estuviese con él como ingeniero de carrera".
Cuando se le pregunta qué significa que alguien como Sainz confíe ciegamente en él para iniciar un nuevo proyecto tan complejo tecnológicamente como el Audi, responde: "Lo he pensado y la gente me lo dice, es algo muy fuerte. Carlos ha trabajado con los mejores ingenieros del mundo y que me elija de algún modo a mí, es un orgullo enorme, porque es el mejor piloto que hay en el momento. Es un honor".
Cuando a Arnau Niubó (Barcelona, 1974) le anunciaron que Sainz llegaría al proyecto dakariano de Audi, no dudó un momento en dejar atrás el DTM alemán para volver al off-road, donde comenzó a trabajar en 1998, con apenas 24 años, en Seat Sport con el Córdoba WRC. Sus pasos le llevarían después al Mundial de Turismos y a la Fórmula 1 con HRT, antes de entrar en Neuburg.
"He sido un apasionado del Rally Dakar desde siempre, lo he seguido durante muchos años en la televisión. Y cuando Audi me propuso participar en este proyecto de Dakar dije que sí inmediatamente, que quería estar en él. Además, cuando los pilotos son Carlos, Stéphane y Ekström, que encima yo ya había sido su ingeniero de pista en el DTM… pues la combinación, mejor imposible", asegura.
Daniel Gratacós (Barcelona, 1978) lleva más de 20 años trabajando como ingeniero y llegó a hacerlo con Sainz en su época en Peugeot, después de cumplir el mismo rol con Sainz hijo en la Fórmula Renault y la Fórmula 3. Su última etapa antes de la llamada del campeón español fue en Silence, empresa líder en fabricación y venta de motos eléctricas en Europa.
"Me llamó el propio Carlos para el proyecto de Audi. Él se intenta rodear de gente que le da confianza. Es súper exigente, todo al milímetro, nada al azar. Si hay 10 horas de test y en el último minuto tiene que probar otra cosa, se alarga. Tiene mucha memoria para todo lo que hacemos en los test, aparte de las manos y el talento. Él está dando el 200%, así que pide al resto lo mismo. Hay momentos que es muy intenso, pero también muy agradecido", apunta el catalán.
"Audi y Peugeot son muy parecidos, dos equipos de fábrica de máximo nivel, con las cosas muy claras y un presupuesto que nunca sabes cuál es, pero que nunca te dicen que no a nada".
¿Cómo es Carlos Sainz en el día a día?
"Carlos es un piloto muy muy profesional. Para él, el rendimiento del coche es la prioridad número 1. Trabaja al máximo para conseguir el sacar el máximo rendimiento de él. Cuando tienes un piloto tan exigente, lo es primero consigo mismo y después con todo el equipo. Eso es lo que permite avanzar al equipo y hace que el coche sea rápido y tenga un gran rendimiento y que se puedan obtener al final buenos resultados. Es un piloto que hace avanzar a los que le rodean", deja claro Niubó.
"En este sentido, con esta capacidad, no he visto a ningún otro piloto igual en mis años en el motorsport. Muchos pilotos tienen muchas características, cada uno a su manera. Pero realmente, Carlos, al nivel de querer desarrollar y buscar el último detalle, de empujar y exigir a todo el mundo que dé su 100%... en este aspecto es casi único".
Por su parte, Navarro coincide: "Es exigente, sin duda. Se exige mucho a él mismo y exige mucho a todos. Cuando él pasa se forma como un pequeño tornado, todos a su alrededor apuntan lo que dice. No habla mucho, pero cuando lo hace va al grano y revoluciona a todos. Este nivel de exigencia se ve. Es un líder, sin duda".
"Me acuerdo cuando diseñamos el coche, hablábamos del peso y me decía: 'Esto es muy pesado, a ver cómo lo evolucionamos'. Le hacía una foto y a lo mejor a los tres meses me la mandaba para preguntarme cómo estaba esa pieza. Sabemos que tenemos un hándicap en el peso. El buggy de MINI lo teníamos en el peso mínimo. Antes de ganar en aerodinámica o un caballo más de potencia, baja dos kilos".
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