El negocio de construir un circuito de carreras en la era moderna

Desde hace algún tiempo, al otro lado del óvalo del Charlotte Motor Speedway, hay una valla cubierta de lonas negras. Amigos de la NASCAR me contaron que pasaron por delante de ella innumerables veces sin prestarle atención, pensando que se trataba de una simple construcción, pero si hubieran mirado, habrían vislumbrado un indicio asomando por encima de la tela, una pista de carreras. 

Es el trazado oculto del Ten Tenths Motor Club, una nueva instalación diseñada para servir a un propósito completamente diferente a lo que tiene al lado, más grande, al otro lado de la calle. En lugar del circuito de la NASCAR orientado a los espectadores que es Charlotte, Ten Tenths será un club de campo centrado en los coches, una idea que el director ejecutivo del gigante Speedway Motorsports, el operador de pistas del campeonato, Marcus Smith, gestó durante una década. 

"Hemos hecho muchas cosas en estos diez años, pero la idea seguía latente", dijo en el reciente debut del lugar. "Cuando pensamos en ello por primera vez, una pista separada no formaba parte del plan, pero la demanda de tiempo en pista sigue aumentando, no solo en Charlotte, sino en otras instalaciones, y la gente necesita un lugar para ejercitar coches [de altas prestaciones] que son realmente mejores para la pista que para la calle".

Los circuitos para pilotos "normales", no solo para profesionales, no son nuevos, y siguen existiendo de muchas formas. Solo en California, pistas como Willow Springs y Thermal Club están a pocas horas de distancia el uno del otro, con el primero cobrando tarifas asequibles por un día para conducir con los amigos, mientras que se dice que entrar en el segundo cuesta unos cinco millones de dólares entre la cuota de socio y la compra de una casa en el trazado. 

Ten Tenths actúa como punto intermedio. El circuito está concebido como una instalación de 40 hectáreas con un centro de eventos de cerca de 2.000 metros cuadrados, un salón de fumadores, luces para hacer funcionar la pista por la noche y garajes para los socios propietarios. Ellos dispondrán de tiempo en pista, pero también los asistentes a eventos menos exclusivos dentro y fuera del circuito.

"Estos clubes de coches de todo el país suelen basarse en la venta de inmuebles y la afiliación", explicó Marcus Smith. "Este se basa en la idea de que el negocio ya está ahí para nosotros, con un programa completo en el Charlotte Motor Speedway. Sabemos que hay un enorme interés en la experiencia automovilística en vivo, por lo que los miembros no van a tener que asumir el coste total de funcionamiento del recinto, lo que creo que es una verdadera ventaja".

Speedway Motorsports construyó Ten Tenths en colaboración con Rick Hendrick, propietario de un centenar de concesionarios de automóviles y del equipo Hendrick Motorsports NASCAR. Entre las ofertas que propone a los socios se incluye un programa de mantenimiento con los departamentos de servicio de sus concesionarios, en el que sus empleados recogerán los coches de los garajes de los socios, les harán las reparaciones necesarias y se los devolverán antes de su próxima salida a pista. 

Hendrick también ve Ten Tenths como una pista que puede albergar retiros de empresa, eventos de presentación de nuevos coches y pruebas de vehículos. Ese enfoque polivalente no solo es posible gracias a las instalaciones, sino también a la propia pista, que se puede recorrer de tres formas, con un trazado completo de 2,7 kilómetros, con cambios de elevación y una curva peraltada, otro de 1,7 kilómetros con curvas más cerradas y técnicas, y un "bucle interior" fluido de 800 metros con curvas más amplias, que se puede regar y utilizar para derrapar.

"Tenemos unos 20 patrocinadores a los que les encanta venir [a Charlotte]", dijo el equipo. "Vamos a la pista de dragsters, montamos un circuito de autocross con conos y tenemos coches con cronómetros para que salgan e intenten batirse unos a otros. Les encanta, pero luego tenemos que desmontarlo y moverlo, y ahora tendremos todo eso aquí, solo tenemos que traer los vehículos".

Ten Tenths parece reconocer todos los problemas a los que se enfrentan los trazados de Estados Unidos, y el grupo de propietarios construyó uno para resolverlos, al tiempo que lo hace accesible y, esperemos, asequible para los no socios. Para compararlo, las pistas que se centran en las carreras para espectadores tienen que reservar eventos frecuentes para mantenerse a flote, mientras que los dedicados para pilotos amateur necesitan que haya suficientes aficionados en la zona para mantener las instalaciones.

Los circuitos de pruebas de los fabricantes suelen tener un acceso prohibido al público, y algunos circuitos de clubes de pago son impensables debido al alto coste. El enfoque "todo en uno" garantiza que la pista se utilizará a menudo y que no necesitará muchos cambios para pasar de un evento a otro.

Otras pistas de club no son lo bastante técnicas para un piloto. Son fluidos y rápidos para que la gente que los visita se sienta rápida, pero carecen de las zonas de frenado, las curvas cerradas y los retos de un circuito mejor. El cuatro veces campeón de la NASCAR, Jeff Gordon, participó en el diseño, y cree que se trata de un circuito para sentirse bien. 

"Lo que más me gusta es que cuando por fin se asfaltó y pude dar algunas vueltas a velocidad, fueron los diferentes retos", dijo. "Hay de todo en un circuito, tienes secciones de alta velocidad, que fluyen, donde realmente cargas el coche a izquierda y derecha. Hay algunos puntos ciegos que te obligan a posicionar bien el coche, hay algunas partes de frenada fuerte, hay zonas muy técnicas y otras muy fluidas y rápidas, además, hay que tener en cuenta que se puede ir en dirección contraria y hacer un recorrido totalmente nuevo". 

"Ten Tenths tampoco parece un negocio más, cuando asistí al estreno de la pista y a la ceremonia de colocación de la primera piedra, me pareció más entusiasta que corporativo", continuó. "Solo he dado una vuelta al circuito porque es muy nuevo, pero como pasajero a toda velocidad, tenía el equilibrio perfecto entre curvas cerradas y técnicas y secciones de alta velocidad. No es uno largo, pero en su recorrido se puede acelerar, frenar a fondo, tomar curvas y subir y bajar desniveles. Quería conducir ese día y quedarme el mayor tiempo posible". 

Las familias Hendrick y Smith, consideradas la realeza de la NASCAR, parecían pensar lo mismo. Pasaron allí todo el día conduciendo por la pista. El primero llevó un puñado de supercoches para exhibirlos, dejó que sus amigos los llevaran, incluido uno de sus caros Porsche, y permitió que los influencers se sentaran en su Mercedes-AMG One, valorado en 3 millones de dólares. Jeff Gordon dio innumerables paseos en una versión biplaza del famoso Garage 56 Le Mans de NASCAR y, mientras los ingenieros lo preparaban para dar vueltas, se pasó media hora hablando con mi marido. Se acababan de conocer. 

Incluso después de que la mayoría de los invitados se marcharan, los Hendricks, los Smith y Jeff Gordon se quedaron charlando y sonriendo. Fue un gran contraste con muchos eventos a los que asisto. Normalmente, los invitados de honor no lo tratan como un evento social, aparecen unos minutos y se marchan por una puerta lateral. 

El debut de Ten Tenths fue como una cita de alto nivel para gente a la que le gustan los coches, como un club de campo automovilístico, por así decirlo. Si esa es la medida del éxito, entonces ya está ahí.

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