Por primera vez, la Fórmula E corrió en una especificación del circuito de Fórmula 1 en Yeda, a orillas del Mar Rojo. Las "primeras veces" suelen ser algo que funciona para el equipo DS Penske, cuya última victoria se remonta al 11 de febrero de 2023 en Hyderabad (India), una pista efímera y entonces desconocida para todos.

En Yeda, las hostilidades comenzaron el jueves con un test de novatos seguido por la primera sesión de entrenamientos libres. Fue un comienzo cauteloso, con los equipos concentrados en la gestión de los neumáticos y la electrónica. Pero a partir del viernes por la mañana, la tónica cambió.

Con unas temperaturas todavía suaves a primera hora de la tarde, la segunda sesión de entrenamientos fue una oportunidad para afinar la puesta a punto antes de la clasificación.

Maximilian Gunther se colocó rápidamente como un serio aspirante al marcar el segundo mejor tiempo de la sesión, mientras que Jean-Éric Vergne se quedó fuera de los cuartos de final por sólo cuatro milésimas de segundo.

Gunther, imperial

Para su primer duelo, el piloto alemán y su DS E-TENSE FE25 se enfrentaban al Mahindra de Nyck de Vries con una "probabilidad estadística" de ganar el duelo de un 75%. Las cifras no mentían y el de DS Penske pasó fácilmente a semifinales.

Allí se encontró con el joven piloto británico Taylor Barnard (20). Esta vez fue la experiencia la que habló, y Gunther alcanzó su primera final en una clasificación con DS Penske. Se enfrentaba a Pascal Wehrlein, actual campeón del mundo. Pero Gunther hizo la vuelta perfecta y cruzó la meta con casi 3 décimas de ventaja.

Era su primera pole con DS Penske y también la primera para el equipo franco-americano esta temporada. "El equipo y yo hicimos un gran trabajo, y me gustaría dar las gracias a DS Penske por darme un monoplaza tan bueno", dijo. "Me sentí cómodo en todas las áreas, y esta pole llega en un momento realmente bueno. Ahora vamos a tener que aprovechar este gran rendimiento en carrera". 

No podría haberlo dicho mejor.

Jean-Éric Vergne, DS Penske

Foto de: DPPI

Una estrategia que dio sus frutos

Cuando se apagó el semáforo, Gunther marcó inmediatamente el ritmo y conservó el liderato. Jean-Éric Vergne, que salía décimo, ganó cuatro posiciones en tres vueltas.

Tras varios incidentes, salió el coche de seguridad, que neutralizó la carrera durante unos instantes. Entonces llegó el momento de probar la gran novedad de la temporada, el Pit Boost, que permite al piloto recuperar 3,85 kW de energía de la batería durante una parada en boxes de 34 segundos. 

Con el añadido de gestionar el Attack Mode - potencia extra activada durante un total de ocho minutos - ¡la carrera se convierte en un auténtico quebradero de cabeza! Y en este contexto, DS Penske demostró ser el amo del juego.

En la segunda mitad de la carrera, cuando ocupaba la sexta posición, Gunther activó su primer Attack Mode en el momento justo, lo que le permitió remontar poco a poco. A menos de diez minutos para el final, se encontraba en tercera posición. Su segundo -y último- Attack Mode, lo activó de forma simultánea con Taylor Barnard y le permitió marcar la diferencia.

En las últimas vueltas, contra el Nissan de Oliver Rowland, Gunther vio cómo se abría una oportunidad. El alemán había administrado su energía a la perfección, mientras que Rowland veía cómo sus reservas menguaban peligrosamente.

En la última vuelta, el Nissan sólo tenía el 0,4 % de la energía reglamentaria, frente al 1 % del DS Penske. Fue entonces cuando Gunther lanzó el ataque decisivo, imponiéndose y dando la victoria a su equipo por todo lo alto, tras marcar la vuelta más rápida de la carrera. La victoria se completó con un buen resultado de Jean-Éric Vergne, que dio a DS Penske el sexto puesto.