¿Qué es lo que ha provocado el efecto dominó de jefes de equipo de F1?

En la Fórmula 1, un solo movimiento puede terminar por poner patas arriba todo el mercado de fichajes. No hay más que ver cómo la retirada de Sebastian Vettel desembocó en una cadena de acuerdos que acabó con Fernando Alonso en Aston Martin, Pierre Gasly en Alpine y Nyck de Vries en AlphaTauri (sin contar los trejemanejes de Oscar Piastri a McLaren).

Sin embargo, lo que es mucho más raro de ver es que este tipo de carrusel de locuras implique a los directores de los equipos de Fórmula 1, en la medida en que lo ha hecho esta semana.

Aunque los movimientos de altos cargos no son precisamente poco frecuentes en la F1 -como demostró el cambio de Otmar Szafnauer de Aston Martin a Alpine el pasado invierno-, el hecho de que cuatro equipos vayan a tener nuevos jefes la próxima temporada es bastante extremo.

Hasta hace unos años, una de las funciones clave de los directores de equipo era acudir al consejo de administración de la empresa, o a la matriz de la marca, y tratar de obtener la financiación necesaria para realizar el trabajo adecuado.

Y, si lo que se quería era ascender en la parrilla, dar la vuelta a un posible declive o solucionar un error en el concepto de un coche, la mejor manera de arreglar las cosas era pedir otro cheque para que el equipo pudiera gastar lo necesario en mejorar su rendimiento.

Sin embargo, esos días han quedado atrás. Con el límite presupuestario, la F1 ya no es una competición de gastos en la que los errores se pueden tapar con dinero extra.

Lo que importa ahora es ser eficiente, disciplinado, tener un plan adecuado y, sobre todo, ser inteligente.

Ahora todos tienen lo mismo. Así que si la cagas, la culpa es tuya.

En la F1 actual, los directores de equipo tienen más responsabilidad a la hora de rendir cuentas y justificar si se han logrado o no los objetivos previamente establecidos.

En el caso de Jost Capito, Williams no había logrado el progreso que el propietario, Dorilton Capital, había previsto en la nueva era de las reglas de la F1, por lo que se tomó la decisión de no continuar con él. 

En el caso de Mattia Binotto, su dimisión se produjo después de que el presidente de Ferrari, John Elkann, y el director general, Benedetto Vigna, perdieran la fe en él, tras un 2022 en el que no cumplieron con las expectativas. 

La tendencia de Ferrari al apostar por Vasseur, y de Sauber al atraer a Seidl como su nuevo CEO, es la de apostar por figuras de la alta dirección que entiendan bien lo que se necesita con esta mentalidad de limitación de costes.

Hoy en día, el rendimiento no se consigue actualizando el alerón delantero en cada carrera, porque no hay dinero para hacerlo con los ajustado presupuestos. 

En su lugar, el progreso consiste en mejorar en áreas en las que las ganancias deben salir gratis. Hay que saber dónde concentrar mejor los niveles de personal y los nombramientos para obtener el máximo rendimiento de cada miembro de la organización.

Hay que conocer a fondo las normas y excepciones para garantizar que cualquier gasto se destina al 100% a mejorar el rendimiento del coche y no se malgasta.

Hay que asegurarse de contar con lo mejor de cada uno a todos los niveles, desde el diseñador que concibe el coche en la pantalla de un ordenador hasta el personal de boxes que cambia las ruedas el domingo de gran premio.

En cada paso del camino, cada individuo tiene que aportar su granito de arena, porque ya no hay redundancia en el sistema para cubrir los puntos débiles.

Por eso, los jefes de equipo también tienen que motivar e impulsar a sus empleados. Deben asegurarse de que los diferentes miembros de la estructura creen plenamente en lo que hacen y en el viaje que emprenden.

Ahora también es clave saber cuál es el momento adecuado para estrenar las actualizaciones. No querrás ir demasiado rápido con las mejoras al principio de la temporada y quedarte sin nada más adelante, cuando se acabe el dinero.

De la misma forma, si no lo haces y dejas las mejoras para el final de la temporada, corres el riesgo de quedarte rezagado. Hay que hacer las cosas bien.

Todos estos elementos son algo que solamente un director astuto y experimentado, que conozca el sistema y lo haya vivido y respirado, puede hacer bien desde el principio.

Probablemente no es una coincidencia que, a finales del año pasado, McLaren, bajo la dirección de Seidl, abriera una campaña de contratación, porque sabía que había áreas de gasto en las que podía mejorar bajo el límite de costes.

Como dijo Seidl en el GP de Abu Dhabi: "Es por eso que hemos trabajado duro, también junto con el departamento financiero, sabiendo que estamos trabajando en un entorno de límite de costes, para encontrar sinergias y eficiencias dentro de la forma en que hacemos F1 actualmente".

"Eso nos ha permitido empezar, hace más o menos dos meses, una campaña significativa de contratación de más ingenieros para simplemente tener más gente disponible, para poder, en el futuro, hacer las cosas más en paralelo".

Este cambio de enfoque, impuesto por la limitación de los costes, y la necesidad de contar con manos experimentadas, firmes e inteligentes que puedan ofrecer resultados, es lo que ha puesto a los directores de equipo en el punto de mira como nunca antes.

Esta influencia añadida conlleva una mayor responsabilidad, lo que significa más gloria cuando las cosas van bien, pero también significa que ahora estás en la línea de fuego cuando no van bien.