Ferrari cree en su progreso. El objetivo de luchar por el mundial no está fijado para 2026, cuando entren en vigor los nuevos reglamentos, en Maranello hay ganas de adelantarse a los tiempos. La victoria de Charles Leclerc en Montecarlo ayuda a creer a la esyudería que han encontrado por fin el camino.

Fred Vasseur ha construido una plantilla muy cohesionada en la que todos reman en la misma dirección, lo que les está permitiendo sacar un potencial que durante mucho tiempo ha permanecido oculto.

En Imola, el directivo francés había explicado que los programas de Ferrari se desarrollan en tres niveles que viajan en paralelo, pero en tiempos diferentes, pero desde fuera es difícil decir qué es prioritario.

"En cuanto al porcentaje", explicó Vasseur, "es bastante difícil dar una cifra exacta. Una parte del equipo está trabajando en las próximas actualizaciones que veremos durante esta temporada, otra ya está centrada en el monoplaza del año que viene. Ya hemos empezado con el coche de 2025. Y también estamos trabajando desde hace tiempo con la unidad de potencia de 2026, mientras que en lo que respecta al chasis y la aerodinámica podemos especular sobre algunos conceptos y nada más".

El próximo paquete aerodinámico está previsto para Silverstone (aunque que inicialmente estaba programado para Hungría) y mientras tanto veremos aparecer otros dos alerones traseros, después del de alta carga que vimos debutar en el Principado. Una versión más ligera se verá ya en Canadá, mientras que la intermedia aparecerá en España.

Esos son los planes a corto plazo, pero Enrico Cardile ha destinado un grupo de ingenieros a la definición del SF-25. A principios de año se dijo que el coche del año que viene sería un derivado del SF-24, para desviar la mayor parte del presupuesto al monoplaza de 2026 que empezará a estudiarse en serio a partir del 1 de enero con la aportación de Loic Serra, el ex de Mercedes, pero la realidad parecer ser completamente diferente: Vasseur ha dado el OK para rehacer la carrocería del año que viene.

Los ingenieros del Cavallino Rampante están convencidos de que han entendido perfectamente cómo hacer funcionar un monoplaza con efecto suelo y confían en meterle mano al diseño para sacarle el máximo potencial a este reglamento en su último año en vigor.

Comparación del Ferrari SF16 H que ha vuelto a la suspensión pushrod y el SF15-T que montaba la pull-rod de la que se habla para 2025.

Foto de: Giorgio Piola

La primera noticia es que Ferrari, tras años de estabilidad, podría cambiar a la suspensión delantera pull-rod, un cambio que además podría ser beneficioso para 2026. Al fin y al cabo, tanto Red Bull como McLaren ya adoptan esa solución. No se trata de un ejercicio nuevo para Maranello, ya que en 2015 se hizo algo similar. La necesidad no es tanto mecánica como aerodinámica y es útil para que los flujos destinados a los canales Venturi funcionen mejor.

Pero invertir el diseño de la suspensión delantera requiere reconstruir el chasis, ya que se necesitan nuevas fijaciones a la carrocería con la cinemática interna más desplazada hacia el suelo del chasis, algo que beneficia también a la disminución del peso en el tren delantero.

Según los rumores, la posición del piloto también se modificaría en beneficio de un reparto de pesos remodelado. Esa es la señal más clara hasta ahora de que Ferrari ha puesto en marcha un ambicioso plan que podría llevarle a luchar por el título de Constructores en 2024 y quizás a intentar subir el listón en 2025, cuando Lewis Hamilton se una a Charles Leclerc.

Al inglés le gustaría tener opciones de convertirse en el primer piloto en ganar ocho títulos, y sabe que su etapa en la F1 terminará pronto, por lo que tendrá que intentar conseguirlo cuanto antes. Ferrari, en definitiva, parece dispuesta a sacar las uñas a la espera de que Adrian Newey decida si acepta la suculenta oferta del Cavallino.