Nuevo récord de Vergne en la Fórmula E

El viernes por la tarde, bajo un calor sofocante, los pilotos tuvieron la oportunidad de explorar el circuito a pie. Se trata de un ejercicio vital en cualquier pista -especialmente en una nueva- y que les permite visualizar lo que han percibido previamente en el simulador.

Los primeros minutos de pruebas, a modo de shakedown, permitieron a los pilotos confirmar el tipo de circuito al que se enfrentaban. Jean-Eric Vergne también marcó el ritmo, con el tercer mejor crono en la primera sesión y terminando primero en la segunda, al volante de su DS E-TENSE FE23.

Un poco más tarde, por la mañana, se confirmó la tendencia: los dos DS Penske llegaron a los cuartos de final, y Vergne se hizo con la pole position, por delante del Nissan de Oliver Rowland.

"Por supuesto, es genial estar en la pole hoy aquí", dijo el poleman. "La clasificaciñon no ha sido fácil, está muy resbaladizo y hay que tener mucho cuidado para no cometer errores. Ha sido complicado, pero estoy muy contento. Ahora tenemos que concentrarnos en la carrera", dijo.

La estrategia correcta para asegurar los puntos en China

En la salida, la pole de Vergne y el octavo puesto en parrilla Stoffel Vandoorne eran buenas noticias.

En su formato de Fórmula E, el circuito de Shanghái ofrece pocas oportunidades de regeneración, pero también es en el que los pilotos tienen menos energía "reglamentaria" que gastar. Ese cóctel da lugar a una carrera compleja, en la que la estrategia energética choca con el rendimiento puro, y en la que sólo los pilotos más experimentados, con la ayuda de sus ingenieros, pueden dar la talla.

Pero en poco más de tres kilómetros y 12 curvas en cada vuelta, pueden pasar muchas cosas. Además, en este tipo de circuito, el momento en que se activa el modo ataque es crucial. Mantenerse cerca de la cabeza de carrera evitando un consumo excesivo es un plan que puede dar sus frutos.

Jean-Eric Vergne, DS Penske, DS E-Tense FE23

Foto de: DPPI

La parrilla estaba bastante apretada, con los 12 primeros pilotos en un margen de cinco segundos. Hubo muchos cambios de posición en el pelotón, y la anchura de la pista hacía que a veces hubiese hasta cuatro o cinco coches delante de otros cuando se acercaban a una curva.

Pasado el ecuador de la carrera, a cada piloto le quedaba aún entre el 53 y el 54% de su batería. En las pantallas de los ingenieros, estaba claro que todo iba a suceder en las últimas siete vueltas.

El ritmo de la carrera empezó a acelerarse. Los dúos piloto-ingeniero buscaban el mejor momento para atacar. Las últimas vueltas fueron al límite, pero no permitieron lucirse al poleman del día, víctima de nuevo de varios toques y con el alerón delantero muy dañado, Vergne cruzó finalmente la meta en séptima posición, mientras que Vandoorne terminó 11º.

El domingo, la Fórmula E volverá a competir en Shanghái y habrá una nueva oportunidad.

Las crónicas del sábado: