La FIA provoca a Liberty Media para marcar territorio y tensa la relación
La relación entre el titular de los derechos comerciales de la F1 y quienes legislan las reglas (FIA) están lejos de ser idílicas, sobre todo tras la elección de Ben Sulayem.

En la historia de la Fórmula 1, no son nuevas las disputas entre la FIA y el titular de los derechos comerciales, ya que la convivencia entre dos órganos de poder nunca es sencilla.
Desde que la presidencia de la FIA pasó a manos de Mohammed Ben Sulayem, el órgano rector ha tenido que lidiar con algunos asuntos espinosos relacionados con la F1, empezando por el caso más famoso de 'Michael Masi'. Desde entonces, la tensión entre la Federación Internacional y Liberty Media, propietario de los derechos comerciales de la categoría, se ha dejado notar.
La actitud de Ben Sulayem deja entrever una clara voluntad de trazar una línea muy precisa entre lo que es responsabilidad de la FIA y lo que es responsabilidad del titular de los derechos comerciales, incluso en situaciones de menor importancia.
Un ejemplo de ello tuvo lugar el pasado martes 20 de septiembre, cuando la FIA emitió un comunicado de prensa con el calendario del Campeonato Mundial de Fórmula 1 2023.
Por tradición, Liberty Media y la FIA siempre habían enviado un comunicado conjunto, porque si bien es cierto que la aprobación del calendario es un área de competencia de la FIA, también es cierto que su elaboración es el resultado de un largo proceso llevado a cabo por Liberty Media, quien se encarga de negociar con los promotores de cada gran premio.

En esta ocasión, la FIA no informó a Liberty Media del envío del calendario, por lo que el personal que está bajo la dirección de Stefano Domenicali se enteró de la oficialización sin previo aviso.
Ben Sulayem quiso marcar su territorio con una declaración muy sibilina, ("Las nuevas carreras y la presencia de los eventos tradicionales subraya la buena gestión del deporte por parte de la FIA") atribuyéndose un trabajo realmente realizado por Liberty.
La FIA (a través del Consejo Mundial) tiene la última palabra sobre la aprobación del calendario, pero de hecho, en los últimos años, el Consejo Mundial ha parecido más una oficina que simplemente pone el sello a petición del organismo rector.

Algo está cambiando, y eso no debería ser necesariamente negativo si el poder institucional de la FIA sirve para garantizar los valores fundamentales de la categoría.
Sin embargo, hasta ahora ha habido algunas posturas curiosas, desde la polémica de las joyas que llevan los pilotos, hasta la indiferencia tras las quejas de Carlos Sainz y Esteban Ocon en Miami sobre las protecciones de la curva 14 o el rechazo a un aumento del de las carreras sprint, en principio motivado por un posible aumento de costes para la propia FIA.
El órgano rector quiere marcar su territorio pero, sobre todo, exige llevarse una mayor parte de los ingresos financieros que Liberty Media obtiene a través de la venta de los derechos comerciales.
En el plano económico, la FIA no está atravesando su mejor momento, de hecho, sus presupuestos son deficitarios, y esto probablemente sea uno de los principales cambios que Ben Sulayem quiere realizar como presidente de la federación.
También es cierto que sin las aportaciones que la Fórmula 1 garantiza cada año, correrían el riesgo de no contar con los fondos necesarios para su propia supervivencia, por lo que es un juego delicado.
De lo que se queja la Fórmula 1 (en este caso no sólo Liberty Media, sino gran parte del paddock) es de la falta de eficacia en ciertos contextos por parte de la FIA. Aparte de la gestión del Gran Premio de Abu Dhabi 2021, el caso más reciente es el polémica final del Gran Premio de Italia, ambos gestionados de forma dudosa por el personal del órgano rector.
Por otra parte, el hecho de querer saltarse la Comisión de la Fórmula 1 en el asunto del "TD39" no no fue bien recibido por la mayoría de los equipos, al igual que la normativa que se introdujo en Canadá saltándose incluso el Consejo Mundial del Deporte de Motor.
Además, hay otro aspecto crucial, y es el sistema de control del límite presupuestario, que según algunas equipos, en este momento parece ser deficiente.
Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos en los próximos meses y si estos dardos siguen o, por lo contrario, ambos llegan a un acuerdo para, como mínimo aprender a convivir juntos, por un bien común; la Fórmula 1.
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