Después del desfile del año pasado en Mónaco, la Fórmula 1 y la FIA se sintieron obligadas a hacer "algo diferente" para la edición de este año. Finalmente se optó por hacer la carrera más interesante desde el punto de vista estratégico. La FIA estableció que todos los pilotos debían usar obligatoriamente tres juegos de neumáticos, lo que sin bandera roja equivaldría a dos paradas en boxes.

Eso provocó nerviosismo entre los equipos en el previo y reacciones encontradas después. Por ejemplo, el consenso en el paddock fue que al menos evitaba el escenario de desastre del año pasado -cuando no pasó nada en absoluto tras la bandera roja temprana-, aunque la mayoría de los pilotos pensaban que era demasiado artificial.

En cuanto al primer aspecto, proporcionó al menos algo de suspense y tensión estratégica. Garantizó que tanto los equipos como los aficionados tuvieran múltiples escenarios en los que pensar durante las diferentes fases de la carrera. Al menos las variables para un vuelco estaban ahí, mientras que el año pasado el resultado se sabía al 99% básicamente nada más reiniciarse la carrera. Adelantar seguía siendo lógicamente imposible, pero con estrategias variables, un coche de seguridad o una bandera roja significaban un vuelco inmediato. Además, esto animó a los equipos a ser inteligentes. Entre otros, Red Bull intentó algo en la primera vuelta con Yuki Tsunoda sin éxito, pero al menos merecía la pena intentarlo. Después de eso, Racing Bulls y Williams jugarían con éxito el juego de equipo.

Con un doble final en los puntos para estos equipos, un enfoque inteligente fue recompensado, mientras que Mercedes se dejó llevar al matadero sin siquiera intentar nada con ninguno de los dos coches (aparte del adelantamiento ilegal de George Russell en la Nouvelle Chicane). Esto subraya que el pensamiento estratégico puede ser recompensado con este formato, aunque tener dos coches posicionados cerca resultó crucial para ello. Al fin y al cabo, de otro modo no se podría hacer.

Tácticas inteligentes pero polémicas y al límite moralmente

Podría decirse que no fue la acción más deportiva. No en vano, Alexander Albon dijo después: "Esta no es la forma en la que quiero correr, y creo que lo mismo sirve para Carlos Sainz y Liam Lawson".

Sus palabras resultaron ser ciertas, ya que su compañero español añadió: "En mi opinión, tenemos que encontrar una solución, porque al final manipulas la carrera. Desgraciadamente, estábamos en una situación en la que Racing Bulls lo hizo contra nosotros. Aún no habíamos hecho ninguna parada en boxes y las simulaciones nos decían que acabaríamos 19º y 20º. Como resultado, tuvimos que hacerlo nosotros. No me gustó que lo hicieran en nuestra contra, ni que tuviéramos que hacerlo nosotros, pero esto es Mónaco y era la única forma de acabar en los puntos con los dos coches. Al mismo tiempo, no estoy contento de que las carreras de F1 en Mónaco se hayan convertido en lo de este domingo".

Es una opinión que fue ampliamente compartida entre los pilotos. El ganador de la carrera, Lando Norris, también cuestionó que la Fórmula 1 quiera esto y habló de "carreras fabricadas". Max Verstappen fue un paso más allá al comparar la edición de 2025 con Mario Kart y preguntarse si tirar plátanos podría ser el siguiente paso.

Dicho eso, cabe señalar que esta táctica no es necesariamente un problema del formato. Principalmente es una consecuencia del hecho de que en Mónaco es imposible adelantar, aparte del número de paradas en boxes. Eso permite a los pilotos conducir tan despacio como quieran y retrasar a todo el mundo. Por ejemplo, Fernando Alonso hizo lo mismo en 2022. Entonces, el español retrasó deliberadamente a la mitad de la parrilla, aunque entonces no se trataba de ayudar a un compañero, sino de ahorrar sus neumáticos. Sin embargo, el resultado fue el mismo: conducir más lento de lo que era posible, con intención de dejar un enorme hueco.

Así que esto expone más un problema de Mónaco que el número de paradas en boxes. Este año, la atención se centró mucho más en esas tácticas. En primer lugar porque la regla de las paradas había sido el tema de conversación del paddock durante los días previos y, como se ha mencionado, porque los Racing Bull y los Williams pudieron jugar en equipo y crear un hueco para favorecer sus opciones.

En la parte delantera, obligó a los equipos a pensar más que el año pasado, pero no cambió nada en los resultados ni en la imagen de la carrera, ya que los diez primeros terminaron más o menos como empezaron. Sólo Alonso se quedó fuera por su abandono. La principal conclusión, pues, es que el experimento de las paradas en boxes no ha solucionado el problema fundamental, aunque las tácticas polémicas proceden más del desajuste entre Mónaco y los coches actuales de F1.

¿Se puede pensar en otras soluciones?

Si el verdadero problema es más profundo, surge naturalmente la pregunta de si se puede pensar en otras soluciones que no sea hacer dos paradas en boxes obligatorias. En cualquier caso, los pilotos dejaron claro tras la carrera que aumentar el número de paradas en boxes no es la solución.

"¡Quizá el año que viene podamos hacer cuatro pit stops!", se reía Max Verstappen. "No se puede correr aquí de todos modos, así que no importa lo que hagas. Una parada, 10 paradas en boxes. Da igual. Al final iba en cabeza y mis neumáticos estaban completamente desgastados, pero nadie podía adelantar. Creo que hoy en día ni siquiera se puede adelantar a un Fórmula 1 con un Fórmula 2 aquí".

Toto Wolff sugirió otro plan después: introducir un tiempo mínimo por vuelta para evitar que los pilotos vayan demasiado lentos y hagan juegos tácticos: "Creo que podríamos estudiar la creación de normas específicas para Mónaco, por ejemplo que sólo puedas retrasar a los demás durante un número máximo de segundos. Entonces no se puede retener a todo un tren de coches. Es complicado, pero se podría decir que se puede ir un máximo de x segundos más lento que los líderes. Eso al menos podría mantener el grupo un poco más unido". Sin embargo, la edición de 2025 demostró que introducir más reglas no es necesariamente la solución. Además, esto lo haría aún más complejo, incluso para los aficionados. Después de todo, si un piloto conduce deliberadamente más lento que el tiempo por vuelta prescrito, ¿le caería una penalización de cinco segundos? ¿Y si un equipo está dispuesto a aceptar esa penalización para ayudar al otro coche?

Christian Horner, en su sesión de prensa posterior a la carrera, dio otra idea. El jefe del equipo Red Bull se basó más o menos en lo que también dijo el año pasado: ver si se puede ajustar el trazado en Mónaco. "El problema fundamental es que no se puede adelantar y creo que ajustar el trazado es la única manera de facilitarlo. Saliendo del túnel o entrando en la curva 1, quizá se podría crear una zona de frenada un poco más grande. Tenemos que estudiarlo, los coches son demasiado grandes ahora".

Cambiar el trazado, sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo. En cualquier caso, eliminar la Nouvelle Chicane no parece ser la solución, ya que Tabac es una curva especialmente rápida y, de todos modos, no se convertirá en una gran zona de frenado. Una modificación en Portier para alargar la recta podría alargar ligeramente la zona de frenado, pero eso también es muy difícil desde el punto de vista organizativo y tiene implicaciones que van mucho más allá de la Fórmula 1. Lo mismo ocurre con la prolongación de la recta de meta, que ahora desemboca en Saint-Dévote. Son cuestiones relacionadas con el puerto y la ciudad de Mónaco que van mucho más allá de la Fórmula 1. Parece poco realista, aunque Horner sigue siendo un defensor de ello: "Al final, todo tiene que avanzar con los tiempos. Llevamos 72 años corriendo aquí".

El verdadero problema es el que también señaló el propio Horner: los coches son demasiado grandes y tampoco se vislumbra una mejora inmediata en ese aspecto. Sí, los coches de 2026 deberían ser ágiles según la FIA, pero en realidad eso es muy relativo. Por ejemplo, la distancia entre ejes se acortará 20 centímetros y los coches serán 10 centímetros más estrechos, pero ni siquiera eso hará posible los adelantamientos en Mónaco. Mirar la Fórmula 2 basta, donde los pilotos apenas pueden adelantar. "Quizá podríamos hacer que los pilotos condujeran karts", bromea Horner. Eso aumentaría el valor de entretenimiento, pero por supuesto no es muy realista porque dejaría de ser F1.

¿Aceptar Mónaco como es?

Esto significa que en el futuro inmediato (mientras los coches sigan siendo así de grandes) sólo hay dos opciones: eliminar Mónaco del calendario o aceptar Mónaco tal y como es. Con el nuevo contrato, eso último parece ser la elección. Claro que la carrera ofrece poco o ningún espectáculo, pero la clasificación es única. Según los pilotos, no hay nada comparable a una vuelta de clasificación al límite en Mónaco y puede que también haya un lugar para ello en el calendario moderno de la Fórmula 1.

Es un aspecto que los telespectadores no perciben muy bien, pero sobre el terreno en Mónaco sí, especialmente si se está en la privilegiada posición de poder situarse directamente detrás de las barreras de seguridad con una chaqueta de prensa. En todo momento te das cuenta de la locura que es Mónaco, de cómo los pilotos llegan al límite en estas estrechas calles y de cómo los sábados ponen a prueba a sus pilotos. Esto es automovilismo del más alto nivel. Es cierto que el domingo no lo es, pero el valor comercial, la historia y la espeluznante clasificación del sábado parecen suficientes para justificar el lugar de Mónaco en el calendario. A juzgar por todos los debates, el domingo en Mónaco parece un problema aún más difícil de resolver que el segundo asiento de Red Bull, pero tal vez deberíamos aceptar Mónaco tal y como es y, sobre todo, disfrutar de las sesiones de clasificación, a menudo inquietantes.