DS Penske en las buenas y en las malas

El sábado, a las 08:10h de la mañana, los monoplazas eléctricos salieron a la pista de Roma con una temperatura de 30 grados centígrados.

En la primera sesión de entrenamientos, que tuvo lugar el día anterior, seis pilotos de seis equipos diferentes ocuparon las seis primeras posiciones, sin un claro líder en cuanto a ritmo.

Jean-Éric Vergne, sexto y a siete décimas de la primera plaza, se había tomado, como de costumbre, su tiempo para redescubrir la pista tras la clasificación. El galo quería conocer bien el circuito de 3,385 km y 19 curvas, ya que la temporada pasada consiguió la pole y el segundo puesto en la segunda carrera del fin de semana. Pero en 2022, el E-Prix de Roma se disputó en abril, con un tiempo más llevadero.

Con más de 40ºC en el suelo, la segunda sesión de entrenamientos libres supuso un gran desafío que exigían un enfoque más cauteloso.

En la clasificación, dominaron los coches propulsados por Jaguar y Nissan. Mitch Evans y Sam Bird, de Jaguar, coparon la primera fila por delante de Sacha Fenestraz, de Nissan, y Sébastien Buemi, de Envision Racing.

El primer representante de Porsche fue Jake Dennis (Avalanche Andretti), séptimo, y el primer piloto oficial, Pascal Wehrlein, décimo.

El piloto de DS Penske, Stoffel Vandoorne, chocó contra el muro en la que tenía que ser su mejor vuelta y no pudo llegar a los cuartos de final, mientras que Vergne, que también tuvo mala suerte en la calificación, salió desde la 16^ª posición.

Penske evita el caos en el ePrix de Roma de la Fórmula E

El trazado romano alterna tramos bacheados y planos, rápidos y lentos, pero también es bastante estrecho. Eso dificulta los adelantamientos y puede causar problemas en caso de accidente.

Eso se puso de manifiesto de forma dramática cuando Sam Bird rebotó pasó por encima de una tapa de alcantarilla en la curva seis  y golpeó ambos muros antes de quedarse parado en medio de la pista.

Buemi, Edoardo Mortara, António Félix da Costa, Robin Frijns y Lucas di Grassi se unieron a Bird en la lista de pilotos que tuvieron que abandonar tras quedarse atrapados en las secuelas del incidente.

Los dos coches de DS Penske lograron evitar los restos y pudieron volver al pitlane cuando la carrera se suspendió con bandera roja para permitir que se limpiase la trazada, que había quedado llena de restos de coches.

En la reanudación, los tres equipos que encabezaban la clasificación de constructores habían perdido un coche y sólo quedaban 14 pilotos en pista. Aún quedaban 17 vueltas de las 25 originales (más dos añadidas para compensar la salida del coche de seguridad) y todo era posible.

La carrera llevaba casi una hora parada, pero la temperatura seguía siendo muy alta. Los dos coches de DS Penske, que habían salido en la parte trasera de la parrilla, activaron el modo ataque en la misma vuelta. A mitad de la carrera, Vergne había escalado hasta la quinta posición.

Fenestraz seguía en cabeza de carrera, pero consumía más energía que sus perseguidores y finalmente tuvo que decir adiós a sus opciones.

Al final de la misma, Evans logró la victoria, por delante de Nick Cassidy y Max Günther. Vergne consiguió un buen quinto puesto, justo por detrás de Dennis.

Fue uno de los momentos más destacados de un día bastante loco, después de que el piloto francés ganase 11 posiciones en la carrera. Stoffel Vandoorne, atrapado en el tráfico, terminó 11º, justo por detrás de Fenestraz, que pagó caro su buen ritmo al principio de la carrera.

A falta de tres carreras para el final de la temporada, y con la segunda ronda en Roma que se disputa este domingo en condiciones similares, cinco pilotos aún pueden terminar como campeones: Cassidy, Dennis, Evans, Wehrlein y Vergne.