GP de Mónaco 2004 de F1: Alonso enfurece y el único día de gloria de Trulli

Cada 23 de mayo debe ser muy especial para una persona, Jarno Trulli, quien consiguió su primera y única victoria en la Fórmula 1, y lo hizo en uno de los mejores lugares posibles, en el Gran Premio de Mónaco. Corría la temporada 2004 y Ferrari dominaba a placer, con un Michael Schumacher que había subido a lo más alto del podio en todas y cada una de las carreras disputadas hasta la fecha.

El alemán comandaba la clasificación general con 50 puntos, es decir, los máximos posible en ese momento, pero esa cita en el Principado fue muy diferente para los de Maranello. El sábado vieron cómo un Renault les arrebataba la pole position, el piloto italiano aventajó en más de tres décimas al Williams de Ralf Schumacher, y en cuatro al BAR de Jenson Button y a Fernando Alonso a los mandos del otro monoplazas de Enstone.

El teutón, que estaba en busca de su séptimo título mundial partía desde la quinta plaza después de quedarse a medio segundo del mejor crono, y al ser Mónaco, daba ya casi por perdidas todas las posibilidades. No era una casualidad el resultado de Michael Schumacher, porque el coche del Cavallino Rampante parecía ir mal, con Rubens Barrichello en la séptima plaza.

Por ese motivo, el domingo serían otros los protagonistas, y los Renault pronto se pusieron al frente gracias a una buena salida del piloto español, quien se puso a la estela de Jarno Trulli. El de Pescara, con 29 años, empezaba una carrera de Fórmula 1 desde la primera posición por primera vez, por lo que no quería dejar escapar la oportunidad de ganar.

Todo transcurría con relativa normalidad tratándose del Principado, con no demasiado movimiento de posiciones, pero todo cambió con el gran accidente que sufrió precisamente el que sería el sustituto del italiano, su compatriota Giancarlo Fisichella, que cegado por el humo del motor roto de Takuma Sato, se llevó por delante el McLaren de David Coulthard.

El piloto romano acabó volcando en la rápida curva de Tabac, lo que provocó la aparición del coche de seguridad, que se retiró instantes después, dejando vía libre a que Fernando Alonso fuera a por su compañero. Los franceses veían cómo Michael Schumacher iba remontando hasta colocarse tercero con el abandono de Kimi Raikkonen por problemas de fiabilidad.

Sin embargo, lo más recordado de aquel día fue cuando el asturiano sacó el dedo corazón con un gran enfado, algo que seguía incluso después de bajarse del monoplaza con muchos gestos, a Ralf Schumacher, después de que el germano provocara su accidente en el famoso túnel de Mónaco. Al tratar de doblar al Williams, el español se fue por la parte sucia y acabó contra el muro y con toda opción de subir al podio, lo que hizo, de nuevo, que saliera el Safety Car.

Durante ese periodo de coche de seguridad, el de Ferrari tenía todo de cara, hasta que otro doblado, esta vez Juan Pablo Montoya, se tocó con él, enviándolo contra el muro en el mismo sitio que había tenido lugar el accidente del ovetense. La decepción era evidente en el garaje de Maranello, quienes veían ahora cómo Jarno Trulli se encaminaba a la que sería su única victoria en la Fórmula 1 en una carrera en la que solo los pilotos que subieron al podio terminaron en la vuelta del líder, Jenson Button y Rubens Barrichello, que celebraba también su cumpleaños.

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