El viento de 10 años que sopla en la cara de Alonso en F1

Del 12 de mayo de 2013 a este 12 de mayo han pasado diez años que han parecido una eternidad. Aquel día, un soleado domingo de primavera, el circuit de Barcelona-Catalunya era testigo de una victoria de Alonso hacía soñar.

Nadie pensaba en ese momento (y si dice que sí, miente), que esa sería la última del bicampeón, y que pasaría al menos una década en la espera de la número 33. Aquel triunfo era el segundo de Fernando Alonso ese año 2013, dos primeros puestos en cinco carreras que, unidos a otro podio, le daban 72 puntos.

Ahora, la temporada 2023 lleva también cinco grandes premios, y aunque no ha conseguido ganar ni ser segundo en ninguna de las citas, ya suma tres puntos más, un total de 75. Sin embargo, entre un curso y otro han transcurrido un sinfín de emociones, con más decepciones (que no fracasos) que alegrías, al menos en la categoría reina.

Después de asegurar aquel día en Barcelona que tenía "coche para luchar por el mundial", el Ferrari se fue quedando atrás, especialmente después del cambio de neumáticos que Pirelli hizo poco después, y Alonso en las 14 carreras restantes conseguiría seis podios traducidos en cuatro segundos puestos y dos terceros.

En 2014, su último curso en Ferrari, el equipo italiano dio un paso atrás (cuartos en el mundial de constructores), y el talento de Alonso solo le valió para subir una vez al podio. Lo que vino después bien se recuerda, tres años de problemas de Honda en McLaren, y otra temporada del equipo inglés con motor Renault pero un poco competitivo chasis que colmó la paciencia del genio asturiano, que dejó la F1.

Volvió en 2021, y aunque tuvo momentos de brillo con Alpine en su tercera etapa con un proyecto Renault, el coche no estaba ni mucho menos a la altura de los tres primeros equipos, y la 33, más allá del meme de El Plan, nunca estuvo realmente en el horizonte.

Pero antes de pensar en el proyecto sobresaliente que es Aston Martin en 2023 tras los refuerzos aerodinámicos y a todos los niveles que ha disfrutado el equipo, cabe dar marcha atrás a esos precisamente dos años (2019 y 2020) en los que estuvo fuera de la Fórmula 1. A ellos se aferra Alonso para recordar que no lleva precisamente una década en una cueva. Fue campeón del mundo de resistencia con dos victorias en Le Mans, ganó en Daytona y dejó una gran imagen en su debut en el Rally Dakar.

 

Quedaba claro, y ha quedado demostrado este año, que lo único que necesitaba Alonso para volver a llevarse los halagos es un equipo y un monoplaza a su altura, y lo ha encontrado en Aston Martin.

No se trata de engañar a nadie, Red Bull está en otra liga y como dijo Alonso, se necesitará su "ayuda" en forma de errores o averías para ganar. Sin embargo, algo sí ha conseguido Aston Martin, que los cientos de miles de aficionados españoles que se aficionaron a la F1 por Fernando Alonso se sienten nuevamente los domingos ante la televisión (o cualquier otro dispositivo) con la sensación de que, si se alinean los astros, puede volver a ganar.

Ha vuelto a liderar carreras, a conseguir primeras filas de parrilla y quién no se imaginó en el GP de Miami un toque entre los compañeros Max Verstappen y Sergio Pérez que le dejara al frente. Sin vender humo, la posibilidad está ahí.

Y en esas está, con la 33 lejos pero a la vez más cerca que nunca, un Alonso que como dijo Jenson Button nunca volvió porque nunca se había ido. Pero por fin, 10 años después, a Alonso le sopla en la cara un viento de que el coche está a la altura de sus manos.