Las preguntas por responder de la batalla FIA vs. Wolff

Los efectos de la decisión de la FIA de comunicar que estaban investigando un posible conflicto de intereses por el traspaso de información confidencial entre los Wolff van a perdurar durante un tiempo. Queda un regusto amargo de todo lo sucedido porque ninguna de las partes ha salido bien parada de los acontecimientos a lo largo de la semana.

La reputación de los Wolff, Mercedes y la FOM se ha manchado por las acusaciones, y los medios de comunicación se vieron envueltos en una guerra de desinformación, mientras que las acciones de la FIA provocaron que reciban duras críticas. Los acontecimientos eran totalmente evitables, puesto que todo el asunto podría haberse llevado a cabo en privado y resuelto sin necesidad de que nadie se enterara.

Sin embargo, es el hecho de que las cosas se hicieran tan públicas, y la disparidad entre la opinión de la FIA de que hubo quejas del equipo y todos los rivales de Mercedes insistiendo en que no es el caso, lo que ha dejado algunas preguntas persistentes sobre todo el asunto.

Aquí profundizamos en las cuestiones clave que siguen pendientes.

¿Qué motivó la investigación de la FIA a los Wolff?

Uno de los aspectos más confusos de todo el caso siguen siendo las quejas de las escuderías sobre la información confidencial que llegó a Toto Wolff. Aunque fuentes de la federación internacional insistieron en que algunos directores de los equipos de Fórmula 1 estuvieron en contacto sobre la situación, y esta información parecía haber sido revelada a muchos medios de comunicación, las nueve declaraciones de los rivales de Mercedes sugieren que no fue así.

Esta es la mayor desconexión de toda la saga. Evidentemente, hay una gran diferencia entre que una escudería presente una queja oficial por el comportamiento de un rival y que un jefe se queje en voz baja durante una charla en el paddock, pero esto último no suele ser motivo para iniciar investigaciones a gran escala.

¿Qué conversaciones tuvieron lugar realmente y con quién?

Y si no hubo quejas formales sobre la situación, ¿fue suficiente una sola noticia, incluso si provocó algunas preguntas de los medios de comunicación, para justificar una investigación a gran escala?

En última instancia, la FIA tiene el deber de velar por el cumplimiento de los reglamentos, además de que hablaron de integridad y equidad en su comunicado en el que anunciaron el fin de la investigación, pero también hay una gran diferencia entre llevar a cabo el debido proceso para examinar algo en privado y confirmar que todo está dentro de la legalidad, y luego hacerlo público y convertirlo en un gran problema.

¿Por qué estaba la FIA tan ansiosa por hacerlo público?

Quizá el aspecto más desconcertante de todo este asunto es por qué la FIA sintió la necesidad de hacer público que su departamento estaba investigando la situación. Normalmente, una declaración de este tipo solo se produciría si hubiera pruebas contundentes que sugirieran que se ha producido una infracción de las normas y hubiera un caso al que responder.

De forma habitual, se espera que este tipo de cosas se traten a puerta cerrada, incluso en llamadas telefónicas privadas entre la FIA y las personas implicadas, antes de que haya cualquier indicio de que lleguen al dominio público. Por lo tanto, la decisión del organismo rector de emitir su comunicado, antes incluso de que Mercedes, los Wolff y la FOM supieran nada al respecto, sigue siendo bastante difícil de entender.

Más aún teniendo en cuenta que no parecía haber casi nada en lo que basarse en el caso. El anuncio de la FIA de que archivaban su investigación explicaba que la decisión se tomó después de una simple revisión de documentos, por lo que en realidad nunca hubo una investigación adecuada de los hechos en primer lugar.

"El Código de Conducta de la Fórmula 1 y la Política de Conflicto de Intereses de la Fórmula 1 de la Formula One Management [FOM] y la confirmación de que existen medidas de protección apropiadas para mitigar cualquier conflicto potencial", se podía leer. "La FIA está satisfecha de que el sistema de gestión del cumplimiento de la FOM sea lo suficientemente sólido como para evitar cualquier divulgación no autorizada de información confidencial".

Además, el jueves por la noche, la FIA reafirmó su compromiso con "la integridad y la imparcialidad", pero no se le escapa a la federación internacional que hacer pública la implicación de su departamento no fue "justo" para los Wolff, Mercedes o la FOM al lanzar sospechas que finalmente resultaron ser falsas.

¿Forma parte de una especie de agenda privada a seguir por la FIA?

La decisión de la FIA de hacer pública la implicación de su departamento fue visto por algunos como parte de una agenda que su presidente, Mohammed ben Sulayem, tiene contra Toto Wolff. Se ha comentado mucho también la investigación a Lewis Hamilton por cruzar la pista en el Gran Premio de Qatar, y con la citación al austriaco a comisarios por insultar en una rueda de prensa en el Gran Premio de Las Vegas.

No obstante, y aunque pueda haber sospechas de que esto forma parte de un complot maquiavélico, la realidad puede ser que esto último siga más el patrón del presidente, simplemente agresivo y comprometido a seguir lo que cree que es lo correcto, incluso si está en desacuerdo con lo que otros perciben como correcto.

Todos sus momentos polémicos, pensemos en los comentarios sobre una posible compra de la Fórmula 1 por parte de Arabia Saudí, la prohibición de las joyas en los pilotos o las conversaciones sobre el regreso de Michael Masi, se deben a que persigue lo que considera correcto en ese momento, sin tener en cuenta las consecuencias e implicaciones a largo plazo para el equipo.

Se trata de un enfoque muy diferente al de los anteriores presidentes de la FIA, que se centraron más en el panorama general y en las implicaciones a largo plazo. Mohamed ben Sulayem pudo haber considerado que revelar de manera pública el caso Wolff era una simple prueba de la transparencia de la federación internacional, y de que estaba dispuesta a ir más allá para investigar cualquier sospecha de infracción de las normas, en lugar de contenerse y darse cuenta del daño potencial que podría causar.

Pocos [quizá incluso dentro de la FIA] dudan ahora de que lo mejor habría sido abordar todo en privado en lugar de provocar la tormenta que desató.

¿Qué pasará ahora?

Aunque la FIA puede esperar que archivar la investigación ponga fin a todo, es casi seguro que no será así. Desde el punto de vista de Wolff y Mercedes, después de una semana en la que su reputación ha sufrido un duro golpe, eso no es algo que se pueda olvidar rápidamente.

Al parecer, el organismo rector y la escudería de Brackley están discutiendo las consecuencias, que probablemente se tratará de cómo reparar cualquier daño que pueda haberse producido a la reputación.

Será interesante ver si hay alguna disculpa pública o declaración de arrepentimiento por parte de la FIA o de Mohammed ben Sulayem por cómo se gestionaron las cosas. De cara al futuro, está claro que la federación internacional debe aprender algunas lecciones críticas sobre cómo tratar estos asuntos.

Hacer que su departamento compruebe que todo el mundo cumple la ley es una cosa, pero llevar estos temas al dominio público es otra. Sabiendo muy bien que toda esta saga de Wolff podría haberse resuelto con unas pocas llamadas telefónicas y correos electrónicos, en lugar de ser alimentada y estallar en los medios de comunicación, es de esperar que sirva de guía para las mejoras que deben hacerse más adelante.

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