El pundonor dakariano de Carlos Sainz
Carlos Sainz, con todo perdido, aguantó el tipo y salió a disputar la penúltima etapa del Dakar 2019, demostrando ese compromiso que prometió el día de descanso.
Pisco (Perú).- Carlos Sainz no va a revalidar el título que logró hace meses en su Córdoba querida. No repetirá esa imagen con los ojos humedecidos y la sonrisa de oreja a oreja. Ni esos labios volverán a decir aquel "Gracias" que resonó en las montañas argentinas a pesar de ser dicho en voz baja. Pero el dos veces campeón del mundo de rallies y dos veces ganador del Dakar se ha vuelto a ganar a todo un equipo de ingenieros y mecánicos en el desierto peruano.
Eran apenas las 8.30 de la mañana en el Pisco polvoriento y de calor intenso cuando el #300 de MINI X-Raid arrancó y Sainz, Lucas Cruz y sus mecánicos probaron los gatos hidráulicos que usan para levantar el coche. Las alarmas saltaron. Una avería provocada por la obstrucción de las canalizaciones de la dirección asistida y los gatos hidráulicos hizo llevarse las manos a la cabeza a la gente de X-Raid.
La arena había entrado en los conductos cuando Sainz y Cruz quedaron encallados en la jornada del martes. Sus mecánicos, que no habían dormido en toda la noche reparando el buggy, se pusieron de nuevo manos a la obra para cambiar todo el sistema. Unos metros más allá, Sainz, con el mono puesto en todo momento, supervisaba las labores de trabajo. Tenían que tenerlo todo a punto y llegar al inicio de la especial, a 48 kilómetros, antes de las 10:59 hora local (16:59 en España), justo una hora después de la salida del último coche, el Can-Am X3 #396 de Pitavy (repescado en la categoría semi-maratón).
“Mientras quede tiempo, lo vamos a seguir intentando. Ya que hemos llegado hasta aquí...”, decía en esos momentos el piloto madrileño.
Finalmente, a las 10:10 de la mañana (16:10 en España), Carlos Sainz y Lucas Cruz ponían rumbo al inicio de los 313 kilómetros de especial de arena y dunas. En esa hora y 40 minutos, Sainz en ningún momento se alejó más de 10 metros de su coche, estuvo pendiente de los mecánicos e intercambió conversación con su ingeniero jefe, Joan Navarro.
El Matador se puso el mono de faena y salió con todo a la penúltima jornada de su 12º Dakar, justo 8 minutos antes de que le descalificaran, con compromiso, profesionalidad y esa garra que siempre le ha caracterizado. No tiene que demostrar nada a nadie a estas alturas, pero lo sigue haciendo. El Dakar no ha podido con él.
"Nos volvimos a quedar dos veces. La primera fue al comienzo de la especial, en una olla entre dos camiones, que intenté buscar una trazada diferente al verlos, pero encallamos y tardamos unos 20 minutos en salir. La segunda fue casi al final, en unas dunas, y perdimos unos seis", comentó en el vivac de Pisco. "Es una pena, pero es lo que toca este año".
Ha sufrido con la delicadeza técnica del buggy de MINI X-Raid, pero por su mente solo pasa cómo darle la vuelta a la tortilla y convertirlo en ganador. Así es D. Carlos Sainz Cenamor.
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