El simulador de Red Bull, el arma secreta de su éxito en F1
El piloto de simulador de Red Bull, Rudy van Buren, nos explica los entresijos de la compleja herramienta que ayuda al éxito de la escudería de Milton Keynes en la Fórmula 1.
Está más allá de la compresión de los mortales lo que supone pilotar un monoplaza de Fórmula 1, y es algo que está reservado a solo una treintena de pilotos por temporada al contar a los titulares y los que esperan su momento desde el banquillo. Lo más parecido a un coche de esas características es el simulador, pero ¿hasta qué punto?
Es una pregunta que se le puede hacer a Rudy van Buren, el probador del equipo Red Bull: "El hecho de que podamos superponer así los datos de la pista y del simulador ya indica lo realista que es. Por supuesto, en el simulador no podemos generar las fuerzas G, pero más allá de eso, está la frenada, la dirección, etc., todos vamos en un Fórmula 1 con el casco puesto, y se acerca mucho".
Eso es exactamente lo que quieren las escuderías, que están limitadas a solo tres días de pruebas antes de que comience el fuego real, además de que tienen un presupuesto limitado para desarrollar las piezas aerodinámicas, y el ordenador es una bendición en ese sentido. Durante el fin de semana de carreras, cientos de personas trabajar para mantener a los dos coches de Milton Keynes en la pista, aunque son unos 75 los que están en el circuito.
En la fábrica son en torno a 50 y 60 los que analizan entre bastidores toda la información que llega, aunque debajo de la sede está el arma secreta. Una sala de simulador tiene a cuatro ingenieros y a van Buren, que con una camiseta y unos pantalones cortos se sube a la máquina virtual.
Obviamente, se pone el casco, aunque uno abierto para comunicarse con la escudería, y tiene a su disposición el mismo volante y pedales en el cockpit que Max Verstappen y Sergio Pérez. Delante de él, una enorme pantalla permite rodar por el trazado que toque en ese gran premio, y se representa con todo tipo de detalles.
"Básicamente, solo tengo que tratar con esos cuatro ingenieros en la sala de simulación", dijo el neerlandés, quien se define como "una pequeña pieza del puzzle" en todo ese asunto. "Vuelven a estar en contacto con lo que llamamos el cuartel general y lo que hay en la pista".
La palabra clave en un simulador de Fórmula 1: correlación
El piloto holandés proporcionará apoyo a los que se juegan el tipo sobre el asfalto durante la mitad del año, trabajando codo con codo con Daniel Ricciardo: "Vuelo a Reino Unido el miércoles, y luego el jueves es una gran parte dedicada al desarrollo. Todavía podemos hacer cualquier cambio para el fin de semana, como los pianos".
Además, en la preparación del gran premio, tanto Verstappen como Pérez pasan tiempo en el simulador: "La puesta a punto ya está hecha para entonces. Al final del jueves, hago algunas tandas más en el circuito en el que se disputará la carrera ese fin de semana, para coger ritmo y asegurarme de que estoy cómodo".
Van Buren comienza a trabajar desde muy temprano: "Los veo [los entrenamientos libres] y luego escucho la reunión [con los ingenieros]. Después empezamos a comprobar la correlación, como con el nivel de agarre, que es variable cada día, y vemos lo que podemos hacer para el equipo, pero hay muy poco tiempo entre las sesiones, así que es cuando acaban cuando empieza todo de verdad".
"Hay peticiones, y terminamos cuando toda la lista está hecha, y eso puede ser a media tarde del viernes, pero también a medianoche. Tras eso, voy al hotel, y a la mañana siguiente estoy de regreso en el avión hacia Países Bajo a las ocho", reveló el neerlandés de Red Bull.
La correlación de la que habla es la palabra clave en el simulador, y significa hasta qué punto coinciden los datos de la realidad con los del ordenador. Es una de las razones por las que Verstappen se encarga de parte del trabajo de simulación, como indica su compañero: "Sabe exactamente cómo se siente el monoplaza. Si hay un desarrollo y hay cinco opciones para elegir, puedo reducirlo a dos, y entonces Max [Verstappen] solo tiene que probar dos y seleccionar una de ellas".
"Es complicado acertar con la correlación, pero si el modelo es correcto, no está muy lejos. El modelo físico es el cerebro de la simulación, y si pones ahí los valores del coche real, debería acertar muy rápido", continuó van Buren. "Los equipos de Fórmula 1 llevan años para mejorarlo, y en los fines de semana es una cuestión de puesta a punto, y de responder a lo que necesita ese modelo".
"En realidad, eso no ocurre, siempre hay cosas que son más difíciles de copiar, pero en general, puedo decir que los simuladores de Fórmula 1 son tan buenos que se acercan mucho a la realidad", explicó el holandés.
La respuesta a situaciones inesperadas también es algo a tener en cuenta. En un Gran Premio de Bélgica podrías tener un viernes con mucha lluvia y un domingo muy caluroso, por lo que el trabajo se perdería de un día a otro, pero aquí va una explicación: "Siempre tienes una previsión basada en eso. Si llueve el viernes, ya sabes algunas cosas que para el sábado se pueden tener en cuenta en la previsión, como el nivel de adherencia, y eso hace que programes el viernes".
"Si se ha pilotado todo el día con las condiciones adecuadas, hay menos cosas que probar, pero el circuito sigue planteando preguntas. El simulador es una herramienta importante para probar cosas que pueden cambiar antes de los terceros entrenamientos libres", comentó.
Todos los caminos llevan a Roma en un simulador de Fórmula 1
"A veces son diez solicitudes, o incluso treinta", aseguró van Buren. "Puedes ver esas peticiones como pequeños cambios con los que puedes ir en todas las direcciones. No son treinta partes diferentes las que se modifican, hay muchos caminos que llevan a Roma para alcanzar la configuración ideal, y puede que hagas treinta tandas de pocas vueltas para ver si puedes sacar algo".
Es un proceso en el que el neerlandés debe empatizar lo que sienten Verstappen y Pérez: "Normalmente, hay unos dos enlaces entre los pilotos y yo, que no está mal. A veces hay cosas que necesito saber de ciertas sutilezas o de cómo las describes Max, por ejemplo, así que entonces cojo el teléfono y lo tengo claro".
"Pasa por los ingenieros, pero también hay cosas que no puedo saber porque no he llevado el coche de verdad, por lo que hay que ser sincero y preguntar", dijo. "Después de todo, ya va siendo hora de conducir un Fórmula 1 histórico [risas]".
"Funciona así, con los ingenieros proponiendo algo, yo piloto y doy mi opinión sobre lo que se hace. ¿Qué encuentro? ¿Qué funciona y qué no? Luego sale algo y lo cambiamos, porque un ajuste puede hacerse con unos pocos clicks en el ratón, y el suelo nuevo lo podemos tener en un santiamén, mientras que en el circuito se pasan una hora atornillando".
Van Buren no tiene ni voz ni voto en lo que se prueba y prefiere saber qué modificaciones hacer: "No puedo tener prejuicios. Si me dicen lo que hacen, en teoría sé cuál debe ser el resultado. Al principio me hacían pensar qué estaba haciendo, pero hoy lo conozco más y sé lo que ocurre, aunque prefiero que no me den detalles de lo que hacen, porque doy información sincera".
Puro tacto en un Fórmula 1
En la Fórmula 1, todo gira en torno a los datos, pero un piloto real y el del simulador dan su opinión según lo que sienten. En su primer año en McLaren le pasaron muchas cosas: "El feeling del coche fue bueno desde el principio. Siempre hay un estilo de trabajo y de comunicación al que te debes acostumbrar, que fue lo más difícil en McLaren, te inunda toda la información que tienes que registrar, y en Red Bull eso era mucho menos problemático".
Sin embargo, la experiencia cuenta, y mucho: "Así es donde se sentaron las bases. Es un proceso que debe crecer, cualquiera puede pilotar rápido en un simulador, pero dar retroalimentación y sentir lo que hace un monoplaza para trasladarlo a la realidad es lo complejo, eso tenía que mejorar, y ahora funciona muy bien en Red Bull".
De ese modo, van Buren y su empresa dedicada a la construcción de simuladores, FLOW, puede contribuir a ser mejor a los de Milton Keynes: "Se trata de pequeñas cosas, pero que son diferentes o que necesitan ser mejores en Red Bull, eso siempre está abierto a debate, y es lo que hace que el equipo sea tan bueno, porque no hay nada negativo cuando se habla de ello".
"Nos fijamos inmediatamente en cómo podemos hacerlo mejor y cómo podemos adoptar un enfoque proactivo para ello", dijo el perfeccionista piloto, que se considera como solo una pequeña pieza del rompecabezas. "Quiero que mi pieza del puzzle esté bien. Llega un momento en el que desaparece la necesidad de demostrar que tienes que hacer un tiempo rápido, quieres dar un paso más con el simulador y el desarrollo del coche".
Además, este trabajo es mucho más complicado de lo que parece desde el plano físico y mental: "Hace poco tuvimos algunos desarrollos y me tocó hace unas tres cuartas partes de una carrera en Barcelona cuatro veces en un día. Puedes imaginar cómo me sentía después de tres, y tras un día duro, lo notas. ¿La ventaja? Al menos conoces las referencias de frenada".
En el simulador hace calor, pero el aspecto mental es esencial: "Es bastante duro, pero en términos físicos no tengo límite, aplicas unos 120 o 130 kilos al frenar, dependiendo de la pista, pero mentalmente te vienen muchas cosas encima, muchas luces y objetos a mucha velocidad durante todo el día, y para tus ojos, eso es demasiado".
Red Bull tuvo un gran inicio de la temporada 2023, con un RB19 que fue bien sobre la pista, y quedó claro que el vigente campeón tiene muchas opciones de convertirse en tricampeón. Sin embargo, desde la sombre, van Buren estuvo trabajando en el simulador durante las pruebas invernales: "Pasamos todo el invierno juntos, y luego lo vemos sobre la pista por primera vez. ¿Es correcto lo que estamos pensando? ¿Se ve sobre el asfalto? ¿Tendremos problemas? ¿Quedará todo de una pieza? Todo son interrogantes, y después, cuando ves que superar bien la primera jornada, además de la segunda y le tercera, es satisfactorio".
La sensación de un buen día en el simulador es algo que hacer estar orgulloso al holandés: "Cuando hemos completado el programa, cuando hemos probado nuevos desarrollos que funcionan, cuando el simulador vuelve a ser mucho mejor y, sobre todo, cuando los ingenieros sonríen. Ahí es cuando sabes que ha sido una buena jornada".
"A veces, hay días en los que hay que apretarse el cinturón, y no todo es bueno, pero eso forma parte de ello. Hay veces en las que cambias la puesta a punto y ganas una décima, y entonces miro los terceros entrenamientos libres del sábado por la mañana y veo que el coche va como una vala de nuevo", dijo. "Eso ha sido mi triunfo".
Van Buren ya sabe lo que hará en 2023, y aunque no regresará a las carreras de Porsche GT de manera regular, ha firmado un acuerdo para hacer la temporada completa de EK Autocross, y participará en algunas citas locales de autocross.
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