Cuando la Fórmula 1 corrió en el circuito más largo de su historia

La historia de la Fórmula 1 ha llevado a los pilotos y equipos a una infinidad de lugares con pistas únicas. Sin embargo, hay una que parece haber caído en el olvido a pesar de que fue la más larga en la que se disputó un gran premio de la máxima categoría del automovilismo, y no es otra que la de Pescara.

En 1957, el Gran Circo aterrizó en Italia para celebrar la que sería la séptima cita del calendario, con el título mundial ya decidido en la prueba anterior en Alemania en manos de Juan Manuel Fangio. El argentino llegó a la ciudad italiana después de conseguir la que fue su última victoria en el campeonato, y todos se tenían que enfrentar a los 25.579 metros de la pista pescaresi durante 18 vueltas, lo que suponían más de 460 kilómetros.

Allí se reunieron más de 200.000 aficionados para disfrutar de la única ocasión en la que los monoplazas rodaron en ese peligroso trazado que circulaba por las carreteras de los pueblos cercanos. Mucho antes, alguien muy conocido para todos los seguidores de las cuatro ruedas, un tal Enzo Ferrari, se llevó la victoria en 1924 en la Copa Acerbo.

El 18 de agosto, el pentacampeón partió desde la primera posición con su Maserati tras hacer la pole position con una ventaja de más de diez segundos sobre Stirling Moss, una diferencia que remarcaba lo largo que era el circuito porque el giro más veloz fue de 9:44,6. Tan solo ellos rebajaron la marca de los diez minutos, aunque el tercero en discordia, Luigi Musso y su Ferrari logró superar a los dos líderes para cruzar la línea de meta en cabeza en el primer paso tras la salida, pero pronto el británico de Vanwall se puso en el primer lugar para aguantar ahí durante el resto de la carrera que rozó las tres horas de duración.

El inglés se llevó la victoria y los nueve puntos que se otorgaban por vencer en aquella época en una cita en la que tan solo siete participantes finalizaron. Entre ellos estaba Jack Brabham, que fue el último de los clasificados, a tres vueltas del ganador, y también estuvo presente el primer español en la historia de la Fórmula 1, Francisco Godía-Sales, que se tuvo que retirar por un problema en el motor en la décima vuelta.

El podio de aquel Gran Premio de Pescara 1957 estuvo completado por Juan Manuel Fangio, que se tuvo que conformar con la segunda posición, y por el sorprendente Harry Schell, que celebraba acabar entre los tres mejores por primera vez en su vida, cosa que solo repitió en el Gran Premio de Países Bajos el año siguiente al ser segundo.

La carrera en el circuito italiano continuó celebrándose, pero fuera de la Fórmula 1, y la pista albergó por última vez una prueba de importancia en 1961, cuando el Campeonato Mundial de Resistencia viajó para que Lorenzo Bandini y Giorgio Scarlatti salieran victoriosos antes de que la seguridad para pilotos y espectadores no fuera la mínima para seguir allí con los coches más rápidos del planeta.

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