La extraña propuesta de Schumacher en la F1 tras el 11-S
Tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, el paddock de la F1 en Monza se vio sumido en una gran confusión cuando se sugirió que no se adelantara en la primera vuelta del GP de Italia.
El 11-S fue un martes, previo al GP de Italia, que se disputaba del 14 al 16 de septiembre de 2001 en Monza. Este artículo fue publicado en la revista Autosport, en el número del 20 de septiembre.
Michael Schumacher fue escueto en el comunicado de prensa de Ferrari posterior a la carrera: "Estoy contento de que este fin de semana haya terminado. Lo más importante es que no ha pasado nada malo esta tarde".
Estaba claro a qué se refería, por supuesto, ya que a medida que se acercaba la hora de la carrera, cada vez se tenía más la sensación de que algo malo iba a ocurrir, todo fomentado por una sensación de casi histeria en algunos sectores del paddock.
Después de los terribles atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, era inevitable que el fin de semana de Monza fuera sombrío. La gente de las carreras puede parecer que viven en su propia burbuja, alejados del mundo, pero una catástrofe tan absoluta como esa les afectó de la misma forma que al resto. Como cualquier persona con una pizca de sensibilidad humana, estaban conmocionados.
Así, desde el principio de la cita en el circuito italiano se respiraba tensión en el aire. Cuando Ralf Schumacher se presentó allí el jueves por la tarde, dijo que le parecía mal que se disputara el Gran Premio de Italia, y subrayó aún más su convicción de que el GP de Estados Unidos en Indianápolis (que iba a ser dos semanas después) debía suspenderse.
Una hora después, su hermano entró en la sala de prensa para dar una conferencia. Durante muchos años he visto a Michael exultante, emocionado hasta las lágrimas, relajado, enfadado... pero en ese momento su rostro estaba en blanco. Parecía agotado y su voz era apenas audible. Al igual que su hermano, era evidente que no quería estar en Monza, y más tarde, durante el fin de semana, se murmuró que había pedido a Ferrari que pusiera al piloto de pruebas Luca Badoer al volante de su coche.
The recent events of 9/11 weighed heavily on the minds of the F1 paddock at Monza
Otro que habría deseado estar en otro lugar era el gran rival de Schumacher de los años anteriores, Mika Hakkinen. El ambiente subyacente del fin de semana cambió lo que normalmente habría sido una gran noticia - la retirada de Hakkinen para 2002, y su sustitución en McLaren-Mercedes por Kimi Raikkonen – algo que se olvidó a los pocos minutos de su anuncio, y que no salió de nuevo a la superficie hasta que Mika se estrelló en la clasificación. Hubo un gran alivio cuando salió sin ayuda de su coche destrozado, por su propio pie.
Sin embargo, poco después de la clasificación, la noticia del terrible accidente de Alex Zanardi en el circuito de Lausitzring recorrió el paddock, y el efecto de eso en un lugar ya melancólico fue profundo. Aunque Zanardi se había lesionado gravemente en una carrera de la serie CART, en un óvalo, que poco tenía que ver con un gran premio, su accidente sirvió, comprensiblemente, para tensar unas terminaciones nerviosas que estaban ya en el límite.
Algunos empezaron a comparar el ambiente con el de Imola en 1994, cuando los desastres parecían no tener fin, cuando Roland Ratzenberger y Ayrton Senna perdieron la vida. Se preocuparon por el comportamiento atípico de Schumacher y sugirieron que tal vez sería prudente que no condujera.
Puede que Michael tenga algunos rasgos de carácter poco atractivos cuando está al volante, pero es un hombre decente, y nadie dudó de la profundidad de su compasión por las víctimas de las atrocidades en América, y luego por Alex Zanardi. Si hubiera decidido no disputar la carrera, yo, por mi parte, no le habría criticado, ni a ningún otro piloto que sintiera lo mismo.
Sin embargo, en lugar de no correr, Schumacher trató de persuadir a sus compañeros para que se unieran a él en un pacto de no "competir" en la primera vuelta hasta después de la segunda chicane. Y ahí no estuve nada de acuerdo con él.
Es cierto que, en la primera vuelta del GP de Italia de 2000, se produjo un espantoso accidente múltiple en la segunda chicane, que provocó la muerte de un bombero. Por supuesto, los pilotos deseaban evitar cualquier posible repetición de algo así, pero seguramente la mañana de la carrera, 12 meses después, no era el momento de empezar a airear preocupaciones sobre el circuito en el que se iba a competir.
Al igual que me tomé a broma la primera vez que oí la propuesta de la FIA de instalar luces de freno en los coches de F1, mi reacción fue la misma cuando se supo de la propuesta de "no adelantar" durante el primer medio minuto de la carrera. Los nervios se impusieron al sentido común.
En primer lugar, ¿cómo se iba a conseguir? Cuando los pilotos llegaran muy pegados a esas dos chicanes, ¿quién iba a decidir el orden en que debían pasar por ellas? ¿Le dejo pasar? ¿Me deja pasar él? Todo eso parecía una receta con todos los ingredientes para acabar en accidente, ya que lo que equivalía era a pedir a los pilotos que pusieran sus instintos en standby durante unas curvas.
También era degradante, francamente, para la Fórmula 1, y eso era ofensivo para Jacques Villeneuve, el único disidente.
"Somos pilotos de carreras", dijo a la televisión británica ITV. "Todos estamos muy contentos de firmar contratos al principio de la temporada, y de ganar millones de dólares. Todo el año hemos tenido sabido que habría carrera en Monza y nadie se quejó, hasta el domingo por la mañana, cuando empezó la discusión. Lo que hay que pensar es que hay gente en las gradas que ha gastado su dinero ahorrado durante seis meses para venir a ver una carrera...".
Los responsables de la FIA decidieron que no habría un pacto oficial de "no adelantar", la carrera sería normal. Incapaces, gracias a Villeneuve, de conseguir un apoyo unánime, los líderes suspendieron la propuesta resignados, y lo que tuvimos fue una primera vuelta considerablemente más segura de lo que habría sido en otras circunstancias aunque precisamente Michael iniciara una maniobra de adelantamiento sobre su hermano, con dos ruedas en la hierba.
La opinión de Bernie Ecclestone sobre el tema me tocó la fibra sensible. "En primer lugar, las dos primeras chicanes no deberían estar ahí. Si las quitaran, no tendríamos este problema cada vez que venimos aquí...".
Contra todo pronóstico, tuvimos un buen gran premio en Monza, marcado por la primera de las muchas victorias de Juan Pablo Montoya. Y afortunadamente no pasó nada malo de lo que había predicho Michael.
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