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Historia
Fórmula 1 GP de Italia

La victoria más mística de la historia de Ferrari en F1

De todas las victorias de Ferrari en Fórmula 1, la de Berger en el GP de Italia de 1988 es probablemente la más espiritual, casi un mes después de morir Enzo Ferrari.

Gerhard Berger, Ferrari F187/88C, levanta el puño en el aire mientras lidera a Michele Alboreto, Ferrari F187/88C

El fallecimiento el 15 de agosto de 1988 de Enzo Ferrari, fundador de la mítica escudería, dejó un pesar sobre los aficionados al Cavallino pero también en el mundo de la Fórmula 1, que menos de un mes después visitaba Italia para la duodécima carrera de la temporada, en Monza.

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De Ferrari siempre se ha dicho que lo ponen todo para su cita de casa ante los tifosi, y en 2024 hemos visto un claro ejemplo con la victoria de Leclerc. Sin embargo, aquella vez de hace 36 años parecían contar ciertamente con ayuda divina, y consiguieron un resultado que antes del fin de semana parecía imposible.

Como recordarás, el año 88 estaba marcado por la increíble superioridad de McLaren, que había ganado todas las carreras hasta ese fin de semana y que ganaría todas las que quedaban después con Ayrton Senna y Alain Prost a los mandos del McLaren MP4/4, considerado por muchos el mejor coche de la historia.

En la previa del GP de Italia de 1988 se respiraba un ambiente de tristeza, en la primera edición que Enzo Ferrari, ni siquiera desde casa, podía ver. Unos días antes, el presidente de la FIA Jean-Marie Balestre fue a Módena con Piero Lardi-Ferrari para presentar sus respetos ante la tumba de Il Commendatore, donde colocó un ramo de rosas rojas.

Solo tres puntos (en favor del brasileño) separaban en el mundial a ambos compañeros de equipo, y por parte de Ferrari los números eran muy distintos: en las anteriores once citas, solo habían logrado dos segundos puestos y cuatro podios con Michele Alboreto y Gerhard Berger al volante del F1 87.

Sin embargo, en Monza ocurió lo imprevisible. Era una Ferrari cuyo futuro se veía en muchas dudas, y un día antes de la carrera Marco Piccinini anunció su marcha de la dirección deportiva de la Scuderia tras diez años, mientras se revelaban más cambios en el organigrama.

La batalla en McLaren estaba con las espadas en todo lo alto. El sistema de puntuación de esa época hacía que solo se tuvieran en cuenta los mejores resultados de cada piloto, dejando a un lado los peores, y en eso Senna tenía ventaja con siete victorias frente a cuatro. Por tanto, Prost tenía que ganar y, de no hacerlo, se vería obligado a conquistar las cuatro carreras que faltaban sin que Senna sumara en ellas más de seis puntos. 

En clasificación, Senna logró su décima pole position de la temporada, estableciendo un nuevo récord, con Prost detrás a tres décimas y los Ferrari en segunda fila. En el warm-up del domingo con la mañana, bajo el sol pero temperaturas algo más bajas, Senna sólo aventajó a Prost en ocho milésimas, pero el francés notaba mal su caja electrónica y su chasis, con el que sufría vibraciones.

Ayrton Senna, McLaren MP4/4 Honda

Ayrton Senna, McLaren MP4/4 Honda

Cuando salió de boxes para la formación de la parrilla, Berger encendió las alarmas de los tifosi cuando se dio cuenta de que su motor Ferrari fallaba, pero en el box pudieron cambiarle las bujías y retomó el camino.

La suerte, o quién sabe qué, estaba de Ferrari ese día. En la salida, Prost arrancó mejor que Senna, pero casi al instante el carioca recuperaría la primera plaza. Rápidamente Prost se tuvo que centrar más en defenderse de Berger que de atacar a su compañero, aunque luego parecía recuperarse y los Ferrari, teniendo que gestionar combustible, se tenían que conformar con ver desde la distancia a los líderes.

Pero, justo cuando Prost parecía más cerca de Senna, su motor empezó a hacer un ruido extraño en la vuelta 30, perdiendo nueve segundos con el otro McLaren en ese giro, una distancia que cuatro vueltas más tarde era de casi medio minuto. En la 35, Prost para en boxes y sus mecánicos comprueban el fallo de motor que obligaba al galo a abandonar, en el primer KO del equipo en todo el año.

En ese punto, Senna tenía 25 segundos de colchó con Berger y 36 con Alboreto, camino a asegurarse virtualmente el título si ganaba. De repente, Senna tuvo que empezar a ahorar combustible, mientras los ingenieros de Honda le aconsejaban que reduciera la presión de sobrealimentación por temor a que su motor sufriera el mismo destino que el de Prost.

Berger se iba acercando, mientras Senna no lograba arreglar su contratiempo ni siquiera siguiendo los consejos del muro de boxes. En la vuelta 47, ya había menos de diez segundos entre ambos, mientras las gradas rugían empujando a los dos coches rojos que iban a la caza del todopoderoso McLaren.

Pero sin siquiera dejar a los fans italianos vivir el momento de un adelantamiento ganador, Senna abandonó cuando se tocó con el Williams de Jean-Louis Schlesser mientras le doblaba. Había ocurrido el milagro a apenas kilómetros de la meta.

En la última vuelta, la 51, Alboreto había logrado pegarse a la zaga de Berger, pero no intentó ninguna maniobra que pusiera en peligro el inesperado pero mágico doblete que Ferrari había logrado en su carrera de casa.

Cuando los dos monoplazas con el Cavallino negro sobre fondo amarillo vieron la bandera a cuadros, el circuito estalló de júbilo, y las banderas de Ferrari ondearon al viento, antes de que empezara la clásica invasión de pista en la recta principal.

"Es una pena que no viviera lo suficiente para experimentar una alegría así ", dijo Michele Alboreto recordando a Enzo Ferrari. Por su parte, Berger lo definió como el mejor día de su vida y de su carrera, y también se lo dedicó a la memoria de Enzo.

Mientras Prost mantenía vivas (pero ya casi inexistentes) sus opciones de título y Ron Dennis lamentaba no poder hacer pleno y ganar todas las carreras del año, en Ferrari celebraron por todo lo alto un triunfo y un doblete tan insospechados que se vieron como una señal del destino. 

Los pilotos de Ferrari llegan al podio ante una reunión de tifosi, junto con Eddie Cheever

Los pilotos de Ferrari llegan al podio ante una reunión de tifosi, junto con Eddie Cheever

Una victoria asombrosa, increíble, histórica para Ferrari, que confirmaba el futuro del equipo en el campeonato del mundo. Un doblete como homenaje al hombre que convirtió al Cavallino Rampante en una auténtica leyenda.

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