El principe qatarí que ganó el Dakar con tres marcas diferentes

Pisco (Perú).- Héroe nacional en Qatar. Medallista olímpico. Ganador del Dakar. Campeón del Mundial de Rallies de Producción. Príncipe. Todo ello es Nasser Al Attiyah (Doha, 1970). El qatarí se llevó en Pisco su tercera victoria dakariana, la tercera con un fabricante distinto tras la de 2011 con Volkswagen y la de 2015 con MINI, y la primera de Toyota en la historia del rally.

Al Attiyah asegura no haber cambiado su estilo de conducción, pero todos sus rivales dicen lo contrario. Desde Monsieur Dakar Stephane Peterhansel hasta Nani Roma, todos creen que la mentalidad del qatarí ha cambiado en este Dakar 100% peruano. Le han visto más relajado, más precios, menos desatado. 

Incluso su jefe de equipo, Glyn Hall, no les quita parte de razón, pero lo justifica por el intenso trabajo que Gazoo Racing Sudáfrica ha realizado durante todo el año, poniendo a punto una Hilux que se estrenó en el Dakar 2018 para intentar batir a Peugeot y ocupó todos los escalones del podio menos el primero. 

“Está algo más relajado. Se acuerda de cualquier tipo de problema tras la etapa y luego vuelve tras un par de horas y te dice: ‘Tuve un gran golpe de la suspensión aquí’, para asegurarse de que lo revisas y lo arreglas. Además de estar muy centrado, ha pilotado muy rápido siempre", comenta el sudafricano a Motorsport.com.

"Algunas de las razones para esto es que la suspensión y el equilibro del coche son muy buenos. Por lo que si él tiene que tomar muchos riesgos, el coche está ahí para él. También le prometimos de alguna manera que toda pieza del coche sería fiable al máximo posible y así ha sido. Todo esto le da una confianza superior. No ha cometido errores, no ha dañado el coche y ha conducido muy rápido cada día".

Este triunfo de un Nasser más concentrado se ha basado, según su equipo, en el cuidado que ha dado a su Hilux #302, en la precisión de su conducción y en el enorme trabajo que ha realizado su copiloto, el francés Matthieu Baumel.

"Muchos días estaba exhausto tras la etapa, pero al día siguiente volvía con ganas y recuperado al 100%. Matthieu también hizo un trabajo sensacional. Han abierto pista muchos días y ese no era el plan, pero mantuvo la cabeza baja, aguantó el estrés e hizo un trabajo increíble", dicen.

"Ha sido perfecto.Y es normal que cuando un piloto gana, y está contento, sea todo más fácil para todos. Pero es que Nasser solo estaba concentrado en ganar la carrera, no le importaba ganar etapas y trataba de mantener algo siempre en la reserva. Al mismo tiempo, tuvo que pilotar intensamente por el rendimiento de nuestros rivales, pero eso fue positivo para la concentración".

Al Attiyah reconoce que solo tiene una forma de pilotar, que no puede cambiarla, que es el mismo estilo de siempre. Pero en el fondo es consciente de que su planteamiento del Dakar 2019 fue certero y más calmado de lo que acostumbró en el pasado. Es cierto que el punto de fiabilidad que les falta a los buggy de MINI X-Raid, sobre todo en el sistema de inflado-desinflado, y los errores de un desconocido Peterhansel han allanado su camino. Pero también es cierto que supo plantar cara a un Sebastien Loeb desatado, cabreado y más rápido que nunca en dunas. 

El príncipe del desierto ha cumplido con las predicciones y ha ganado el Dakar que más se adaptaba a él, en el patio de su casa, en las dunas. Allá por donde pasa deja la fragancia de su colonia y la sonrisa que regala a todos los aficionados que se le aproximan, atraídos por lo exótico de su perfil. Nasser Al Attiyah ya está entre los Schlesser, Lartigue y Metge. Ya entra en el Olimpo del Dakar.

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