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El rally extraña a Colin McRae

Muricio Gallardo nos habla de un inmortal de una de las más emocionantes categorías en el planeta y de como su presencia hace falta en el WRC

Colin McRae

Foto de: Citroën Communication

Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae y Guy Fréquelin
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae
Colin McRae

Antes los titulares anunciaban con tintes de hazaña "Otro increíble triunfo de Colin McRae manejando el Subaru". Hoy en cuidados comunicados informan "El VW Polo de Ogier es invencible". Parece un simple juego de palabras, pero esto es una pequeña muestra de lo que quedó en el camino.

El Rally de Gales cierra la temporada 2015 del WRC y la ocasión es propicia para homenajear al inolvidable Colin McRae, a 20 años de su título mundial.

Más allá de este reconocimiento especial, el vehemente escocés siempre es recordado por los fanáticos. Su ausencia dejó un vacío que nunca nadie pudo llenar.

Colin perdió la vida en un trágico accidente aéreo en 2007. Aquel triste acontecimiento se llevó no solo a un gran ser humano, también se llevó al último gran representante de una raza de pilotos talentosos, esos que siempre lo arriesgaron todo por un triunfo.

Eran épocas donde a los pilotos se los veía como gladiadores, herederos de la mística de aquellos que hicieron vibrar los caminos sobre los poderosos Grupo B.

Colin pertenecía a esa generación de conductores que mantenían el estilo de la vieja escuela; el marketing justo y necesario y siempre a fondo, corriendo primero para ellos mismos y eso el público lo sentía porque la entrega era total.

El rally lo extraña porque Colin encarnó a ese héroe del volante que todos soñaban ser y sus rivales no desentonaban, los había muy fuertes y el campeonato vivía un esplendor que opacaba a otras grandes series mundiales.

Gran parte de ese brillo se apagó con la muerte de McRae y como los tiempos cambian, de aquella vieja escuela quedó poco y nada.

Quizá Petter Solberg fue el último soldado de ese ejército de audaces que siguió en actividad, hasta que las nuevas demandas económicas y comerciales del deporte lo obligaron a dejarlo.

El rally extraña las épocas de Colin porque los pilotos tenían fanáticos en todo el mundo, él quizás más que el resto ya que su popularidad era enorme y todos enloquecían por verlos en acción.

Hoy es diferente, en algún punto la industria ha ganado más protagonismo que los competidores y pasa a todo nivel.

Antes los titulares anunciaban con tintes de hazaña "Otro increíble triunfo de Colin McRae manejando el Subaru". Hoy en cuidados comunicados informan "El VW Polo de Ogier es invencible". Parece un simple juego de palabras, pero esto es una pequeña muestra de lo que quedó en el camino.

Sin ánimo de desmerecer las conquistas de Ogier, lo dicho antes explica porqué casi no se ven banderas con los nombres de los pilotos y sí de las marcas para las que conducen.

Ni siquiera el indiscutido Sebastien Loeb con todos sus logros, pudo acabar con el estigma de la ausencia de esa clase de pilotos cautivantes.

Hombres como Colin ganaron mucho menos en las estadísticas, pero sin embargo el amor con la gente fue incondicional y eso no tiene más explicación que la pasión que lograron despertar a fuerza de ir siempre flat out.

Y en ese ir a fondo corrían el riesgo de darse golpes tremendos, tanto que dejaban sin aliento a los aficionados. Eso sí, la raza de pilotos como Colin se pegaban intentando ganar y cuando sucedía era toda una noticia.

Hoy es casi normal ver autos destrozados, a veces casi antes de arrancar. Algunos se pegan en el shakedown y luego se la dan en cada reenganche que permite el reglamento. La presión no solo es ganar, sino mantener la butaca ante la posible baja de algún patrocinador.

El deporte hecha de menos toda la magia y el romanticismo de los grandes nombres. Ahora los autos siguen yendo rápido, los pilotos son hasta más abiertos y cercanos que en otros tiempos, pero con eso no alcanza.

Por todo eso y muchas cosas más, el rally extraña a Colin McRae, a una época y una raza de pilotos que dejaron una huella imborrable.

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