El inicio de la leyenda de Loeb en el WRC con su primera victoria

El pasado 20 de enero, Sébastien Loeb ganó por sorpresa la prueba inaugural de la temporada 2022 del WRC: el Rally de Montecarlo. Pocos pensaban que el veterano piloto galo, a sus 47 años, fuese capaz de conseguir mantenerse al frente toda la prueba, pero, tras un intenso duelo con su compatriota, Sébastien Ogier, pudo alzarse con su 80ª victoria en la categoría. 

Una cifra redonda que con la que se podría decir que cierra un círculo, aunque eso sería un insulto para el alsaciano, que volverá a ponerse al volante de un Ford Puma Rally1 en la próxima prueba, el Rally Acrópolis, a mediados de septiembre. Dada la energía y determinación que ha mostrado en sus últimas apariciones, como parte de su programa a tiempo parcial con M-Sport, no se descarta que consiga más éxitos. 

De ganar, continuaría con una gesta que comenzó hace 20 años. En Montecarlo ya estuvo a punto punto de conseguir su primera victoria en el WRC. Obviamente, el contexto no era nada parecido al de 2022: el joven prodigio venía de ganar el Campeonato de Francia de Rallies y el Junior WRC, y debutó en la máxima categoría al volante de un Xsara. Cabe recordar que Citroën cumplió en 2002 su segunda temporada de preparación, antes de entrar de lleno en el campeonato en 2003.

A punto de lograr su primera victoria en Montecarlo

La idea era que ambas partes adquirieran la mayor experiencia posible durante una selección de siete pruebas, pero que luego se amplió a nueve. Fue precisamente esa falta de experiencia la que le impidió hacerse con la victoria en el Rally de Montecarlo de 2002. 

Loeb tomó el control de la cita desde los primeros tramos cronometrados, y ya no lo perdió hasta cruzar meta, dos días después. Fue el más rápido de la general a lo largo de las 15 especiales disputadas por el interior de la Provenza, pero terminó recibiendo una penalización de dos minutos por haber hecho un cambio de neumáticos en la noche del sábado (en lugar de la mañana siguiente, como exige el reglamento). 

La victoria en Montecarlo fue para Tommi Mäkinen, a bordo de un Subaru Impreza, pero Loeb había causado una fuerte impresión y apenas había dudas de que la primera victoria del alsaciano era solo cuestión de tiempo. Sin embargo, los siguientes rallies le resultaron mucho más complicados, y es que en Suecia solo pudo ser 17º, y en Cataluña se vio obligado a retirarse. 

Tras saltarse las pruebas de Chipre y Argentina, volvió a la acción en Grecia, donde terminó séptimo. También terminó entre los 10 primeros en las dos siguientes citas, en Kenia y Finlandia. Una vez completada la serie de rallies sobre grava, el WRC se dirigió a Alemania para la décima prueba de la temporada.

Alemania, coto de caza para Loeb

Era la primera vez que el país entraba en el calendario, y la prueba marcó el paso de la grava al asfalto. La cita tenía un recorrido de 415,57 km, repartidos en 23 etapas alrededor de la ciudad de Tréveris, cerca de la frontera francesa. Con Haguneau (ciudad natal de Loeb) a menos de 200 km, siendo un rally desconocido para la mayoría de sus rivales y con superficie asfáltica, el Rally de Alemania ofrecía todos los ingredientes para que el galo se alzase con el oro.  

Tras un lluvioso reconocimiento, Richard Burns y Marcus Grönholm abrieron pista en la primera especial, Dhrontal 1. La primera etapa no estuvo exenta de problemas: Petter Solberg perdió una conexión, Mäkinen cedió unos 40 segundos al romper la palanca del freno de mano en la primera curva, y tanto Colin McRae como Loeb se quedaron parados en el camino.

No obstante, el alsaciano pasó al ataque en la siguiente etapa y causó una buena impresión en los dos pasos por Moselwein. Loeb fue imparable durante el resto de la jornada, haciéndose con el scratch en todos los tramos. Al final de la primera jornada, ya aventajaba a Burns en 27". 

El segundo día fue mucho más equilibrado. La lluvia cambió la situación y Loeb decidió conducir con más precaución, lo que no le eximió de hacer un trompo, Burns aprovechó la oportunidad para colocarse a diez segundos, y Grönholm fue el más rápido en cinco de las etapas disputadas.

Para el tercer día, la victoria ya estaba entre Loeb y el Campeón del Mundo de 2001. Ambos se repartieron las últimas siete etapas del rally, llegando igualados al último tramo. 

Sin embargo, el francés aún no había dicho la última palabra, y ganó el Rally de Alemania 2002 con una ventaja de 14,3 segundos sobre su rival británico. Grönholm tuvo que conformarse con el tercer puesto, a 1'19 , mientras que McRae se quedó a las puertas del podio, a 3'45. "Ganar aquí es lo mejor que me podía haber pasado", exclamó Loeb.

Con el paso de las temporadas, el francés terminó desarrollando una relación especial con la prueba alemana. Así, ganó en nueve de las diez ocasiones en las que participó: "Estamos a solo 200 km de casa, y tengo muchos aficionados y amigos aquí. Así que estoy muy contento".

El alsaciano tuvo que 2003 para saldar cuentas con el Rally Montecarlo. Ese fue el comienzo de una larga y continuada lista de éxitos, que actualmente asciende a las 80 victorias. ¿Será capaz de lograr su 81º triunfo en el próximo Rally Acrópolis?

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