El Rally Cross es más que show

Con autos bestiales de 600 HP, cajas manuales y ninguna ayuda electrónica para los pilotos, pistas cortas que mezclan superficie de grava y asfalto, con el condimento de la vuelta joker y sobre todo con muchas carreras sprint de pocas vueltas y mucha acción, el Campeonato Mundial de Rally Cross generó un espacio diferente que atrapa.

Los puristas del rally señalan al RX como una deformación y buscan encasillarlo pura y exclusivamente como un show para la televisión, alejado de cualquier tinte relacionado con el deporte llamado automovilismo. Una copia del formato afianzado en los X-Games indican.

Sin embargo, hay otras miradas que ven un poco más allá y consideran a esta especialidad, de fuerte arraigo en los países nórdicos y reciente desembarco a nivel mundial, como una de las más impactantes del motorsport.

Con posiciones tan contrapuestas, es indispensable ver lo que genera el Rally Cross in situ para tener una dimensión de qué es otro tipo de automovilismo, pero automovilismo al fin según mi humilde opinión. Me cautivó como telespectador y cuando tuve la oportunidad de verlo en vivo, me enamoró definitivamente. Estoy seguro que a muchos que tengan esa oportunidad les sucederá algo similar.

El Rally Cross está pensado como show es cierto, pero resolvió muy bien ese ítem para conjugarlo con verdaderas competencias de hombres y máquinas, algo que si miramos alrededor pocas categorías han conseguido.

En épocas donde las audiencias bajan y muchas carreras se tornan monótonas por dominios abrumadores o por cuestiones técnicas y tecnológicas, el Rally Cross sacude el tablero con una receta que contiene la adrenalina del rally, con autos de tracción integral siempre de costado y que aceleran de 0 a 100 km/h en solo 1.9s, sumado a la fricción de los sobrepasos de la pista, con roces y llantazos incluidos que hacen vibrar a los fanáticos.

Todo esto requiere de una destreza absoluta al volante. Precisión, agresividad y velocidad en la dosis justa, por lo que hace falta ser realmente bueno para destacarse.

La táctica también está presente en el Rally Cross, puesto que la denominada vuelta joker o comodín, obliga a todos los pilotos a recorrer una porción extra del circuito y dependiendo de si se hace al principio o al final de cada manga, uno puede perder o ganar mucho.

Otro elemento que fomenta la espectacularidad de cada carrera, es que cada instancia es eliminatoria, por lo que a semifinal y final llegan solo los mejores, los más rápidos, sin filtro.

Como punto en contra, o al menos el que más cuesta acostumbrarse, es a la duración de cada competencia, por ejemplo con semifinales y finales de apenas 6 vueltas, que en muchos casos no superan los 6 minutos.

Da la sensación que cuando uno empieza a disfrutar de las maniobras, del vértigo de los supercars, todo acaba y eso deja un sabor extraño, así tan pronto como se abrió el telón la función culminó y la adrenalina queda tan arriba que sabe a poco.

Puede gustar o no, pero insisto, ver a hombres como Petter Solberg, Manfred Stohl, Mattias Ekstrom y en un futuro no muy lejano quizás a un Sebastien Loeb, domando máquinas increíbles con potencia y sonido que enamoran, en pistas reducidos y mixtas, jugándosela al todo o nada, aportan al automovilismo de estos tiempos la cuota de emoción que otros perdieron abrumados por la tecnología.

No tengo dudas de que las nuevas generaciones de fanáticos le darán un fuerte apoyo al Rally Cross para posicionarlo entre los favoritos.