Zarco, ¿solución o problema para Yamaha?
La gran temporada de Johann Zarco no parece suficiente para que Yamaha varíe su estrategia de centrar la mayoría de sus recursos en los dos pilotos oficiales.
Johann Zarco, Monster Yamaha Tech 3
Gold and Goose / Motorsport Images
El francés ha sido una de las sensaciones de este curso 2017, en el que además de subirse tres veces al podio se llevó el galardón de novato del año.
Además de eso, su discurso también pilló a contramano a aquellos que habitualmente se excusan en la falta de apoyo para justificar sus resultados cuando estos no son todo lo buenos que deberían.
El chico dice que apenas quiere saber qué piezas lleva en la moto y mucho menos pregunta qué montan en los talleres vecinos, sino que se limita a ir lo más rápido que puede y transmitir qué siente con unos elementos y otros. Una auténtica bendición en los tiempos que corren, esos en que las máquinas le quitan protagonismo al factor humano a toda pastilla.
Su crecimiento y asentamiento en MotoGP ha sido tan llamativo que hasta se ha visto legitimado para poner en marcha una campaña con la intención de que Yamaha le permita correr en 2018 con el mismo prototipo que usarán Valentino Rossi y Maverick Viñales, los dos pilotos oficiales de la marca de los diapasones.
Que la temporada del corredor de Niza ha sido un auténtico éxito es algo que queda fuera de cualquier duda. Pero al mismo tiempo también lo es el hecho de que sus grandes actuaciones adquirieron más relieve en contraste con los apuros por los que Viñales y Rossi pasaron en ciertos momentos.
Conviene pues tratar de ponerle un poco de perspectiva al asunto para caer en la cuenta de que no existen demasiados argumentos que lleven a Yamaha a cambiar su estrategia de centrar la mayor parte de sus fuerzas en el desarrollo y evolución de los prototipos de sus dos corredores oficiales, y seguir supliendo a su único cliente (Tech3) con modelos del año anterior.
La sexta posición que el bicampeón del mundo de Moto2 ha ocupado en la tabla le otorga mucho crédito, pero todo y con eso se ha quedado a 34 puntos de Rossi (quinto), que además se perdió un gran premio por lesión; y a 56 de Viñales (tercero).
Esa sexta plaza es la misma que Pol Espargaró logró al final de 2014 y que Bradley Smith se adjudicó en 2015, con siete puntos más que el galo (181 por 174). Lo que ocurre es que en ese Mundial de 2015, Rossi y Jorge Lorenzo dominaron la escena y se jugaron el título en aquella explosiva última cita en Valencia.
De hecho, Espargaró promocionó a MotoGP en 2014 con contrato directo de fábrica con Yamaha, y nunca tuvo acceso al mismo material que la pareja titular.
A todo esto, la reacción de Viñales y Rossi ante la posibilidad de que el constructor de Iwata pusiera una tercera M1 del año en curso en pista, siempre ha sido distinta.
El español considera que Zarco encima de una M1 de 2018 iría muy bien para aumentar la captación de datos y minimizar la posibilidad de que los errores cometidos se repitan. El de Roses remarca que le ve más que preparado como para ayudar en la evolución.
Por el contrario, el italiano no se muestra tan partidario de ofrecerle al galo esa tercera montura ‘oficial’. Rossi está a las puertas de comenzar a plantearse su renovación con Yamaha, y en ese sentido es comprensible que la compañía quiera evitar ponerle más presión dándole a Zarco su misma moto.
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