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Viñales y Espargaró cortocircuitan

La pareja de pilotos de Suzuki hace evidente su frustración por los problemas electrónicos que presenta su moto al circular sobre el asfalto mojado, y la incapacidad de su equipo para resolverlos.

Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP, Aleix Espargaró, Team Suzuki MotoGP

Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP, Aleix Espargaró, Team Suzuki MotoGP

Gold and Goose / Motorsport Images

Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP
Aleix Espargaró, Team Suzuki MotoGP
Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP
Aleix Espargaro, Team Suzuki MotoGP, Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP
Aleix Espargaro, Team Suzuki MotoGP y Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP
Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP y Aleix Espargaró, Team Suzuki MotoGP
Maverick Vinales, Team Suzuki Ecstar MotoGP; Aleix Espargaro, Team Suzuki Ecstar MotoGP
Maverick Viñales, Team Suzuki MotoGP, Aleix Espargaró, Team Suzuki MotoGP

Viñales terminó el undécimo en Sachsenring, a 42 segundos de Marc Márquez, mientras que Espargaró lo hizo dos puestos más atrás, a más de un minuto del ganador. Ambos coinciden cuando llega el momento de diagnosticar los principales males de la GSX-RR, y apuntan al cerebro de la bestia.

“Tenemos problemas con la electrónica que no se solucionan. Es lo mismo de siempre y hay que resolverlo. En seco todavía puedo poner de mi parte y equilibrarlo un poco, pero en mojado la falta de adherencia se multiplica y me es imposible”, se queja Maverick Viñales.

“O la centralita corta muchísimo o vamos prácticamente sin control de tracción. No conseguimos encontrar un punto intermedio”, añadió Espargaró, que este pasado domingo, ya por la mañana comenzó a intuir que no sería un día difícil.

“En el warm up up parecía que íbamos sin control de tracción, me quedé a casi cuatro segundos del más rápido (Pedrosa), y en carrera, a medida que la pista se fue secando, la moto cortaba incluso en recta. No se movía”, prosiguió el mayor de los hermanos de Granollers (Barcelona).

“En el warm up el motor entregaba demasiada potencia y luego, durante la carrera, apenas tenía. Es muy frustrante porque yo siempre he sido un piloto que va muy rápido en agua, incluso he llegado a liderar carreras. Pero ahora, entre la falta de adherencia y la electrónica no lo consigo”, abunda Viñales.

El salto de calidad que la Suzuki dio entre 2015 y 2016 se ha detenido, y la compañía de Hamamatsu ya puede invertir en cambios de chasis y desarrollo de piezas, que si la centralita no entiende qué empuje debe liberar el motor en función de cada circunstancia, no hay forma de ir hacia arriba.

“La electrónica es el punto que más debemos mejorar en esta moto, es su asignatura pendiente. En los entrenamientos somos competitivos. Pero si lo analizas bien, después, en carrera cuando la goma cae y empiezan los problemas de agarre, se hace muy difícil ir deprisa por culpa de la electrónica”, zanja Espargaró.  

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