'Suzuki tiene que hacer algo con Iannone', por Randy Mamola

Valentino Rossi y Maverick Viñales rindieron muy por debajo de lo que se esperaba de ellos en Jerez, eso mismo pasó con Marc Márquez y Dani Pedrosa en Mugello y Jorge Lorenzo tampoco ha llevado a cabo el arranque soñado con Ducati. Sin embargo, esa inestabilidad que impera en este Mundial no sirve de excusa en el caso de Andrea Iannone y Suzuki.

La marca japonesa le contrató como sustituto de Maverick Viñales cuando este decidió fichar por Yamaha, con la intención de que el italiano recibiera el testigo y la GSX-RR siguiera creciendo. La moto ya ganó una carrera en 2016 (Silverstone), subió cuatro veces al podio y Viñales terminó el cuarto en el campeonato. La intención de la fábrica era que Iannone aportara su experiencia para colocarse cuanto antes en un plano similar al de Honda, Yamaha y Ducati. Superado el primer tercio del campeonato, ya podemos asegurar que ese salto de calidad del prototipo se ha detenido: Andrea figura el 15º en la tabla con 21 puntos en su casillero, menos de la mitad de los que Viñales acumulaba a estas alturas de 2015 (46 puntos), el curso en el que Suzuki decidió volver al Mundial.

En una situación tan comprometida como esta, unos y otros están obligados a hacer algo, y la primer decisión que yo tomaría sería hablar de forma muy directa con el piloto para saber en qué punto se encuentra. Y hacerlo con los datos en la mano: no es normal que en Montmeló, Iannone rodara la mayor parte del a un ritmo medio de 1m 49,5 segundos, y que cuando Sylvain Guintoli le atrapó (vuelta 20) bajara sus registros más de seis décimas hasta que volvió a distanciarse de él. Si yo fuera el responsable de ese equipo no me andaría con rodeos y le pediría explicaciones, porque a simple vista no hay justificación posible. A Iannone no se le ve demasiado feliz en Suzuki, y el primer paso que debería darse tendría que ser saber si esa distancia que ahora separa ambas partes es o no recuperable.

Aunque estoy convencido de que Andrea no se siente a gusto con esa moto, y que los problemas de adaptación que viene arrastrando son reales, no tengo tan claro que esté peleando con todas sus fuerzas para cambiar esa dinámica. La parrilla de MotoGP está llena de luchadores. Está Pedrosa, que siempre ha tenido que desde que compite en esta categoría ha tenido que hacer frente a los inconvenientes que le genera ser tan pequeño de estatura. Tenemos a Márquez, que este fin de semana se cayó hasta cinco veces en pista, pero que siempre se levanta, se sube a la moto y nunca se rende. También está Lorenzo, a quien vemos discutir y cabrearse, de alguna forma revelarse en contra de los condicionantes y dificultades que le plantea la Ducati. Y Aleix Espargaró, por poner otro ejemplo de bregador que no puede ocultar su frustración cuando no logra los objetivos que se ha marcado. Para ser honesto, no veo ese inconformismo en Iannone, y esa es precisamente la actitud que debe reclamarle Suzuki a quien ha elegido como su buque insignia.

Hay muchos que piensan que el corazón y la cabeza de Andrea han dejado de estar en las carreras para centrarse en otros aspectos de la vida, o al menos eso parece desprenderse del material que cuelga en las redes sociales. Suzuki tiene que darle margen para demostrar que su prioridad todavía es el Mundial, pero para que quede claro él debe ofrecer su mejor versión. Y debe hacerlo pronto. En el lamentable caso de que eso no ocurra, la cúpula del constructor deberá comenzar a pensar en cómo romper el contrato de dos años que firmaron en su día. Y no solo para mejorar los números de la escudería y tratar de que la moto siga su proceso de maduración, sino porque Alex Rins tiene un talento enorme, pero precisa de un guía que le abra camino.