Sólo Juanito

Juan Llansá, catalán de Barcelona, 55 años, padre de Zaida y Juan Manuel, abuelo, seguirá otra vez al muchacho a quien considera su tercer hijo. Mecánico experto y más, hombre de confianza, se mudará con el chaval al que conoció cuando tenía 13 años, con el que creó un particular sistema de comunicación desde boxes y cuyos títulos lleva tatuados en el gemelo izquierdo con los años de las conquistas mundialistas -2010, 2012 y 2015- entre laureles y un número 1. Juanito será el único que seguirá a Jorge Lorenzo a Ducati. Será el primero que verá la cara del mallorquín cuando se levante el visor del caso al regresar a boxes luego de las primeras vueltas de prueba con la Desmosedici. Espera que no tenga el gesto pálido que se recuerda de Valentino Rossi luego de sus giros iniciales en noviembre de 2010, en Valencia, dos días después de haberse bajado de la Yamaha.

Llansà fue mecánico de Dani Amatriaín cuando éste era piloto y luego en sus equipos. Él lo acercó a Lorenzo cuando se convirtió en apoderado del todavía adolescente palmesano. El ahora tricampeón de MotoGP corría en el campeonato de España. Juanito siguió sus pasos en el Mundial desde que competía en 125 cc. con Derbi, especialidad en la que Jorge debutó un día después de haber cumplido 15 años. Fue su mecánico en los títulos de 250 cc. en 2006 y 2007 y juntos ascendieron a MotoGP en 2008, cuando el mallorquín fue nominado como piloto oficial de Yamaha y compañero de Rossi. Cuando Amatriaían se apartó de Lorenzo, una ruptura atravesada por los cimbronazos, Llansà continuó con Jorge. Y también lo seguirá en la máxima aventura del quíntuple campeón: el pase a Ducati.

A contramano de Rossi -cuándo no-, que puso de moda aquello de mudarse de equipo con personal técnico incluido, Lorenzo se irá sólo con Llansà a Borgo Panigale. El resto de sus actuales cercanos asistentes en Yamaha no aceptó el reto por motivos diversos. Muchos se encuentran cómodos en la casa de los diapasones y en Ducati no existe voluntad de relevar ni desplazar a su personal, que por otra parte sigue una metodología de trabajo propia y conoce perfectamente las complejidades del prototipo italiano. El veterano Ramón Forcada, catalán de Moià, exjefe de mecánicos de Alex Crivillé y Aspar Martínez en JJ Cobas, extécnico de suspensiones de Showa y exjefe mecánico de Honda que vio pasar a Alberto Puig, Carlos Checa, John Kocinski, Alex Barros, Tohru Ukawa y Casey Stoner, ladero de Lorenzo puesto por Amatriaín cuando Jorge subió a MotoGP en 2008, decidió continuar en Yamaha y antes de jubilarse espera convertir al sustituto Maverick Viñales en campeón de MotoGP. Wilco Zeelenberg también permanecerá en la marca japonesa. El holandés, expiloto mundialista en 250 cc. y Supersport, ha sido jefe de equipo de Lorenzo desde 2010, el año de la primera corona en la categoría reina, y últimamente ostenta el rótulo de analista de rendimiento del piloto.

Sin su habitual séquito técnico, Lorenzo deberá encontrar las ventajas del desafío que se presenta: aprender las características de la Desmosedici al lado de los ingenieros que han trabajado en las distintas evoluciones y en contacto con el departamento de carreras de la fábrica controlada por Audi. El campeón en ejercicio tendrá que adaptar su estilo de manejo antes que pretender un cambio radical de la máquina como en 2011 buscó Rossi junto con su entonces jefe de equipo Jeremy Burgess. El italiano pasó dos años impulsando modificaciones que en ocasiones se volvieron contramarchas al tiempo que la automotriz alemana llevaba adelante la reestructuración de la fábrica y equipo de carreras ducatista. La operación que intentó Il Dottore sólo produjo tres podios en dos temporadas.

Lorenzo volverá a sentirse como en 2008, cuando llegó a la cilindrada principal: como ocurrió antes en Yamaha, al arribar a Ducati tendrá que confiar en el plantel de técnicos que lo asista, que conoce la moto mucho mejor que él y que tiene la experiencia que Forcada y compañía ostentaban al recibirlo como novato en MotoGP. El paso que completa Lorenzo aceptando el cambio sin imponer su personal es otro rasgo de valentía y disposición a encarar el desafío máximo de su carrera. Si bien en 2008 se animó a ser compañero de Rossi cuando el italiano estaba en la cúspide, al menos tenía la certeza de que iba a montar una moto campeona. Ahora se dispone a amansar una máquina algo indómita para lograr lo que varios -Vale incluido- no pudieron.

Cuando Lorenzo complete sus primeras vueltas de prueba con la Ducati, acaso el lunes 14 de noviembre en Valencia, día siguiente a la última fecha de 2016, y regrese a boxes, la única cara conocida entre tantos hombres de rojo será la de Llansà. Es probable que el catalán sea el primero en mirarlo a los ojos cuando Jorge se levante el visor del casco. Y el gesto que vea Juanito definirá buena parte del futuro próximo del campeón.