Aleix Espargaró ha crecido tanto a lo largo de la última temporada como lo hizo su moto, por más que el español rindiera por encima de ella en varias ocasiones. La regularidad exhibida por Espargaró le llevó a posicionarse como un serio candidato al título hasta la penúltima carrera, en Sepang, donde el panorama se despejó, dejando a Fabio Quartararo y Pecco Bagnaia, a la postre campeón, como únicos opositores a encasquetarse la corona.

En Valencia, el primer abandono del #41 le recolocó el cuarto en la tabla general, en el que es el mejor resultado final de su trayectoria en MotoGP, por más que la frustración se apoderó del catalán, que interpretó la coyuntura que se dio en este 2022 como una ocasión perdida.

Espargaró se mostró duro con Aprilia por el estancamiento que detectó en su RS-GP en la gira transoceánica, una sensación validada por la estadística: en los primeros diez grandes premios, el mayor de los hermanos de Granollers (Barcelona) sumó 138 puntos, un 65% del total de 212 puntos que figuraron en su casillero al abandonar Cheste.

En los diez eventos que configuraron la segunda mitad de la temporada solo pudo acumular 74 puntos, poco más de la mitad que en la primera. Especialmente sangrante para Aleix fueron las cinco últimas citas, en las que solo pudo arramblar 18 puntos de los 125 que se pusieron en juego. A otro nivel, algo similar pasó con Maverick Viñales, que tras conseguir tres podios en cuatro carreras, entre Assen y San Marino, quedó diluido. 

Mientras los técnicos de Aprilia se esmeran en este periodo en tratar de encontrar un sentido a esa desaceleración, su jefe prefiere destacar los aspectos positivos, que son muchos, del ejercicio que acaba de finalizar, del que el constructor italiano ha sido uno de los indudables protagonistas.

"Si antes de comenzar nos hubieran dicho que este hubiera sido el resultado final, todos habríamos firmado. Ahora, sin embargo, no estamos del todo contentos", reflexiona Massimo Rivola, deseoso de comenzar a trabajar con RNF, la estructura satélite de Aprilia que contará con Miguel Oliveira y Raúl Fernández, en una maniobra que cree que puede jugar a favor de los intereses deportivos del fabricante. "Tenemos la posibilidad de analizar qué no funcionó en las últimas carreras de este año, antes de plantarnos ante el gran reto que se nos presenta el que viene. Entonces dispondremos de cuatro motos en la parrilla, y eso nos ofrecerá la posibilidad de acelerar el desarrollo", remacha el ingeniero.

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