“Lo importante será apoyar a Quartararo cuando cometa errores, que los cometerá”

En Austin, el pasado fin de semana, el francés terminó el séptimo en una carrera de supervivencia en la que, en condiciones normales, seguramente habría cruzado la meta algo más atrás de no ser por las caídas de Marc Márquez y Cal Crutchlow, por la penalización a Maverick Viñales y por los problemas que lastran a Jorge Lorenzo. 

De cualquier forma, nadie menor de 20 años lograba un resultado tan positivo desde John Hopkins en 2002. Esa séptima plaza colocó a Quartararo en la décima posición de la tabla de puntos, como el segundo piloto de Yamaha tras Valentino Rossi y justo por delante de Franco Morbidelli, su vecino en el taller de la escudería patrocinada por Petronas. Además, el corredor de Cannes es el mejor situado de entre los debutantes en la categoría de las motos pesadas, un galardón, el de rookie del año, que es su principal objetivo con vistas a este campeonato. 

Cuando Yamaha y la petrolera malaya anunciaron el pasado curso que el compañero de Morbidelli iba a ser un corredor con una sola victoria en su hoja de resultados, en Moto2 (Montmeló 2018), la incredulidad se apoderó de la mayor parte del paddock.

Sin embargo, una pretemporada en la que fue de menos a más y la solidez demostrada en sus tres primeras apariciones en la categoría de las motos pesadas validan la decisión, además de anticipar un futuro de lo más esperanzador para ambas partes. 

“La verdad es que no esperábamos que Fabio fuera capaz e aprender tan rápido. Los test de invierno fueron bien, pero luego fuimos a Argentina y Austin, donde no había rodado con una moto de MotoGP, y en un par de entrenamientos logró ser competitivo. Los datos dejan claro que es muy rápido y que, además, controla bien la moto porque aún no se ha caído”, explica Zeelenberg a Motorsport.com

La figura del team manager holandés es capital en esta nueva estructura satélite de Yamaha. Por su dilatada experiencia y porque está familiarizado con todas las facetas que requiere la gestión de un equipo. 

“De todas formas”, prosigue Zeelenberg, “no hay que olvidar que acaba de llegar, que es muy joven y que cometerá errores. En Qatar ya se vio –caló la moto en la vuelta de formación y tuvo que arrancar desde el pitlane cuando debía hacerlo el quinto–. Lo que nos sorprendió es que después de un mazazo como ese fuera capaz de salir y rodar en los tiempos de los de delante y, además, lograr la vuelta rápida de la carrera”. 

Para el expiloto, tan importante es que el chaval siga igual de concentrado y trabaje como lo ha hecho hasta ahora, como que se lo pase bien –“es vital que disfrute porque la presión siempre está allí, y si no, los fines de semana se le harían demasiado largos”, concede–. Y luego, evidentemente, apoyarle y estar con él cuando aparezca la tormenta. “Cuando tendremos que estar unidos y darle respaldo será cuando las cosas no vayan bien, cuando pueda cometer algún error, que pasará. No solo él, todos los cometen”, remata Zeelenberg. 

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