El semáforo del Gran Premio de España de MotoGP
Como cada lunes después de las carreras, llega el momento del análisis con el semáforo del Gran Premio de España de MotoGP.
Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images
Marc Márquez, imbatible, imparable, insaciable, imperial. El piloto de Honda se exhibió en el Gran Premio de España con una carrera ganada de semáforo a bandera, saliendo desde la tercera posición, llegando delante a la primera curva y no cediendo ni una sola vez el liderato de la prueba hasta la victoria. Un triunfo que, pese al error de Austin, le permite recuperar la cabeza del Mundial y afrontar el periplo de carrera europeas desde la mejor posición posible.
No era fácil para Márquez decidir la estrategia a seguir en Jerez. Salir a por todas, arriesgando y jugándose una nueva caída hubiera sido un peligro demasiado grande. El de Cervera apostó por jugársela en la salida y, una vez al frente de la carrera, ir modulando el ritmo de giro de sus vueltas para mantenerse delante distanciándose décima a décima, lo que permitió, al principio, que Morbidelli y Quartararo le pudieran seguir de cerca. Cuando Rins y Viñales tomaron el relevo de las Yamaha de Petronas, la ventaja de Marc ya se había consolidado.
Márquez ganó en Argentina con una superioridad aplastante, la misma que exhibió en Austin hasta la caída, e idéntica a la exhibida este domingo en Jerez. Unas prestaciones que, ahora mismo, le convierten en, prácticamente, imbatible para sus rivales. El de Honda está en otra liga y si no pasa nada raro, su insaciabilidad puede dejar el Mundial visto para sentencia antes de lo que se espera.
Alex Rins ha llegado para quedarse. Después de su espectacular victoria en Austin, el de Suzuki volvió a firmar una carrera de autor, con su habitual estilo de estudio de la situación en los primeros giros, guardando gomas, para desatar un ataque de menos a más que acaba fulminando a todos sus rivales. A todos menos a Márquez.
La carrera de Rins volvió a ser formidable, el pilotaje es exquisito y sus prestaciones sitúan a la Suzuki entre las motos top de la parrilla, ya nadie duda a estas alturas que el piloto barcelonés se ha sumado al selecto club de los que van a luchar por el podio final del campeonato, incluso por el título si falla Márquez.
Pero para que el de Honda falle, Rins necesita presionarle, ponerle a prueba, atosigarle, mostrarse siempre y en todo momento y, para ello, es imprescindible que mejore su posición en la parrilla, habitualmente retrasada. El domingo salió noveno y cuando llegó delante Márquez ya se había ido. ¿Qué hubiera pasado de haber salido en primera o segunda fila de parrilla? No lo sabremos nunca, pero seguro que se habría visto batalla.
Rins es un gran piloto y toma sus propias decisiones. Su estrategia es la de trabajar el viernes para la carrera, sin pensar en hacer vueltas rápidas, dejando ese trabajo para el sábado, lo que, en muchas ocasiones, le impide conseguir una buena posición en parrilla. Aquí, quizá, Suzuki debería tomar, como equipo, parte en la decisión de si es o no la mejor estrategia. Aunque, lógicamente, no es fácil para un equipo tratar de cambiar la dinámica de trabajo de un piloto que ya está ganando carreras.
Y no podemos olvidar, ni mucho menos, el gran trabajo realizado por Maverick Viñales. Completamente fuera de sitio el viernes, el sábado en el FP4 dio con la tecla, se transformó totalmente y logró clasificarse en segunda fila de parrilla, lo que acabó siendo determinante. Esta vez Mack hizo una buena salida, ganó incluso una posición, y mantuvo un ritmo que le permitió quedarse en las primeras posiciones y, al final, defenderse del ataque de Andrea Dovizioso. La notable actuación de Viñales salvó los muebles a Yamaha y al gris fin de semana de Valentino Rossi.
Jorge Lorenzo tenía marcado en su agenda el fin de semana de Jerez, era el momento y el lugar donde dar un primer aviso de que sigue formando parte de la elite en una categoría cada vez más competida, difícil y en la que están cambiando las jerarquías e, incluso, el estatus generacional, como lo demuestra el hecho de que Márquez fuera, tanto el sábado en la Q2, como el domingo en el podio, el piloto más ‘viejo’ entre los tres primeros.
Pero Lorenzo no pudo dar ese paso adelante que todo el mundo esperaba y que sí fue capaz de dar en su primer año con Ducati, logrando en Jerez (2017) su primer podio con las motos rojas. Ese momento, por ahora, deberá esperar, pero las urgencias nunca son buenas consejeras y al piloto balear han empezado a llegarle.
A nivel personal, porque un piloto de su nivel y, sobre todo, su palmarés, no puede conformarse con ser uno más del montón y, segundo, porque ser un piloto Honda exige mucho y la marca quiere que sus pilotos estén luchando permanentemente por la victoria y los títulos.
La RC213V es una moto crítica en la entrada a las curvas, un factor que penaliza el pilotaje de Lorenzo. Lo que hay que entender es qué es más fácil o rápido, que Honda cambie la moto o que el mallorquín haga lo propio con su pilotaje. Seguramente habrá que buscar un consenso entre ambas posiciones, pero Lorenzo debe reaccionar ya y empezar a demostrar que puede conseguirlo. Caer en una dinámica negativa es lo peor que le puede pasar. Nadie duda de la clase y el talento de Jorge, pero en un mundo tan competitivo y canibalizado como es ahora mismo MotoGP, el palmarés o la hoja de servicios de poco sirven.
Lorenzo llegará, seguro, siempre lo hace, solo hay que esperar que no sea, como le pasó en Ducati, demasiado tarde cuando lo logre.
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