Un Mundial de MotoGP cada vez más loco
La llegada de Michelin y la centralita única en 2016 dio como resultado un campeonato con muchas alternativas, que lejos de estabilizarse este año todavía parece más abierto si atendemos a los números.
Foto de: Miquel Liso
Al margen de por la reconquista del título de MotoGP de Marc Márquez, la temporada pasada será recordada como aquella que aglutinó un total de nueve ganadores distintos, un dato inédito en la historia del certamen.
Se habló mucho del asunto y en la mayoría de planteamientos se señaló principalmente a dos elementos combinados como los responsables de tanta inestabilidad: el regreso al Mundial de Michelin después de siete años de ausencia y la entrada en escena de la centralita única.
Terminado el primer curso, la mayoría de protagonistas afirmó que tras un primer año de aprendizaje, el segundo iba a ser mucho más predecible y lineal, dado que los equipos y sus departamentos técnicos ya se habrían familiarizado con los nuevos componentes.
Sin embargo, los números que han dejado las seis primeras paradas del calendario indican todo lo contrario, que el Mundial se está volviendo cada vez más loco.
Por ejemplo: a estas alturas del pasado campeonato, solo tres corredores (Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Valentino Rossi) habían sido capaces de imponerse, mientras que ahora ya son cuatro los que han logrado ganar al menos un gran premio: Maverick Viñales, Marc Márquez, Dani Pedrosa y Andrea Dovizioso.
Pero hay más: tras las seis primeras pruebas del 2016, el líder de la clasificación general, que en ese punto era Jorge Lorenzo, acumulaba un total de 115 puntos en su casillero, mientras que Viñales, quien lleva la batuta en estos momentos, suma 105, diez menos que el mallorquín.
Eso le lleva a uno a pensar que las escuderías aún no dominan del todo los elementos con los que deben jugar, algo que por otro lado es más que comprensible si tenemos en cuenta que Michelin volvió a introducir la semana pasada en Mugello unos compuestos con la carcasa más rígida, muy similar a la que se utilizó en 2016.
“Otro de los indicativos son las caídas que hemos ido viendo a lo largo de este primer tramo de campeonato. Todos los pilotos de delante se han caído al menos una vez”, opina Randy Mamola. “Valentino, por ejemplo, se cayó en Le Mans porque solo pensaba en ganar la carrera y por eso trató de recuperar el liderato. En cambio, Maverick, en Mugello, prefirió conservar esa segunda plaza y no tirarse a por Dovi, y eso es porque razonó a partir del objetivo de lograr el título”, añade el expiloto y analista.
“Lo que más sorprende es que la superioridad de una moto puede limitarse a un circuito en concreto, como ocurrió con las Honda en Jerez, por una cuestión de combinación de cosas. Esa misma moto, en Italia, lo pasó muy mal”, abunda el norteamericano.
“Este año está la cosa más movida que nunca, porque tanto puede ganar una Honda, una Yamaha o una Ducati, que Márquez termina el sexto como le pasó la semana pasada en Mugello”, apuntaba este miércoles Aleix Espargaró, en el acto de presentación del Gran Premio de Catalunya.
“Este fin de semana”, apostilla Mamola; “será una buena ocasión para ver si alguien ha conseguido encontrar una estabilidad que hasta el momento nadie ha sido capaz de tener”.
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